A juzgar por lo que cuesta despertar a los chicos que van temprano al colegio, tratar de que cumplan el horario o que se sienten a hacer una tarea se puede suponer que la escuela es algo que no los entusiasma.
Sin embargo, un sorprendente 82% asegura que les gusta ir al colegio. Es uno de los datos que arrojó el Operativo Aprender 2018, del que participaron alumnos de sexto grado y que se utiliza como una muestra de lo que sucede en la escuela primaria. Que 8 de cada 10 alumnos sostengan tal cosa ha sorprendido tanto a las autoridades como a los docentes.
Pero además, Los Andes charló con varios niños que confirmaron esos datos. "Me gusta mucho ir a la escuela, me encanta aprender, leer y estar con mis compañeros", dice, entusiasta, Melany, quien cursa, justamente, sexto grado. A la salida de una escuela de Ciudad los chicos cuentan su impresión sobre el asunto con esa frescura que los caracteriza.
"Lo que más me gusta es estar con mis amigos, pero me gusta todo y no me molesta hacer tareas", cuenta Gonzalo, quien va a quinto. Al lado, su mamá Valeria asiente y dice que le caen bien todas las maestras y se sienta solo a hacer las tareas.
Para la psicóloga y psicopedagoga Nancy Caballero se trata de una valoración del sistema educativo y no es un dato menor. Los padres trabajan más y pasan tiempo solos, pero además señaló que los niños han perdido espacios de disfrute que les sean propios.
"Habría que ver si en la escuela sienten que es su único espacio exclusivo y excluyente, ya que el resto de los espacios no son propios sino de organización familiar", comenta. Es un lugar para aprender y jugar.
Sociabilizar
Una reunión diaria con los amigos es la motivación que por lejos- está en lo más alto del podio y ¿quién podría despreciarlo? Otro de los datos que surgen de la encuesta es que el 78% de los estudiantes dice que se lleva bien con sus compañeros.
Pero, además, docentes consultadas mencionaron que muchos chicos pasan horas solos en casa mientras sus padres trabajan y la escuela es un espacio para vincularse. No puede soslayarse el tiempo conectados a pantallas y que se ha perdido el uso del espacio público que permitía el contacto social, por cuestiones de seguridad o falta de tiempo.
Benjamín (11) dice que lo de hacer tareas no le gusta tanto y que juntarse con sus amigos es lo que lo motiva todos los días. Lorena, su mamá, menciona que rara vez pide faltar y que eso sucede cuando se le complica para ir a básquet, el deporte que tanto disfruta.
Sofía (11) se muestra casi como una fanática: "¡Es re lindo venir a la escuela! Siempre hay algo nuevo, sobre todo a principio de año, me gusta casi todo", afirma.
Como la mayoría, dice que lo mejor es lengua, pero que matemática es otra cosa: "No me gusta tanto, más que nada por las cuentas y la verdad es que siempre me va re mal, algunos años mejorcito", relata verborrágica y hace un detalle año por año.
Y después habla Ema, que mira con expresión incrédula al resto y aporta un baño de realismo: "A mí no me gusta la escuela, me gusta el verano, es más relajado, no me gusta estar tanto con mis compañeros porque son re pesados. Además dan mucha tarea y hay que estar cuatro horas sentado en una silla; lo único que me gusta es gimnasia".
Y así nos encontramos con alguien de los 2 de cada 10 alumnos a los que no los entusiasma tanto eso de ir a clases.
Contención
Interpretar este resultado requiere de conjeturas que se sumen a los relatos infantiles.
Por eso Celia Chaab, subdirectora de Evaluación de la Calidad Educativa de la Dirección General de Escuelas aclara que su opinión proviene del plano de la hipótesis.
"La escuela es un ámbito seguro en el que se entienden los derechos de los estudiantes y sigue siendo una institución en la que se propicia la movilidad social; muchos chicos siguen creyendo que es un medio para mejorar la calidad de vida", considera. Algunas docentes explican que allí encuentran un lugar de contención y adultos referentes.
Además en el abordaje
100% de los docentes dice que muchas veces o siempre se lleva bien con los alumnos. Verónica, maestra de cuarto grado dice que muchos chicos tienen problemas en la casa y ese es un lugar en el que se sienten mejor.
Compromiso
Pero además Chaab hace referencia a un trabajo que hizo anteriormente, en el que se apreció el impacto que tiene el clima en el aula y el vínculo con los docentes: "Los alumnos con más capacidades lectoras decían tener maestros alegres y comprometidos, los que no lograban alto desarrollo de esta habilidad tenían maestros que no llegan con esa actitud al colegio".
En el mismo sentido opina Flavia, docente de los grados superiores, quien destaca: "No les gusta estar sentados escribiendo mucho tiempo, eso los tira para atrás. También que no haya interacción, que no te acerques a ver lo que están haciendo, incluso a corregirles los errores".
Desde su punto de vista la tendencia a hacer más trabajo en equipo ha sido positiva, ya que les gusta más que hacerlo de manera individual.
Con los años se pierde un poco el entusiasmo
Algo que se desprende del gusto de los chicos por la escuela es analizar por qué se va perdiendo a lo largo de las trayectorias. La señorita Marcela Beltrano es maestra de primer grado en la escuela Normal, con muchos años de trayectoria.
Cuenta que ahí todo es entusiasmo: estrenar los útiles, que todo llama la atención y hay curiosidad y ganas de aprender. “Luego se va poniendo más exigente la escuela y es lógico que así sea, pero van perdiendo entusiasmo”, dice.
Patricia, docente de cuarto grado, cuenta que sus alumnos dicen que la escuela es "una cárcel", que son una minoría los que hacen a conciencia las tareas y que si pueden faltan. En secundaria, este escenario suele acentuarse.
"Sería bueno averiguar por qué les gusta la escuela para reforzarlo en la secundaria y que esta sea una elección", subraya la psicopedagoga Nancy Caballero. Considera que habría que investigar para saber por qué con esa alta tasa hay una gran proporción que abandona el secundario, lo que no puede ser sólo por lo económica.
"Se puede lograr sistematizar este sentimiento de pertenencia para extenderlo al secundario", sugiere.
La otra cara
Lo que odian
Luego de las consultas que hizo el Operativo Aprender 2018 se puede elaborar también una lista de las cosas que no les gustan tanto a los alumnos. Los chicos que cursan en la mañana mencionan algo esperable: que les cuesta levantarse temprano.
También dicen que no les gusta dejar de hacer otras actividades por tener mucha tarea. Tampoco les agradan las peleas entre compañeros y usar unifome muy estrictamente.