La iniciativa por un bono de $ 5.000 pesos a fin de año despertó un debate que parecía adormecido en los espacio de Poder: nada menos que la caída real de los salarios, que en 2018 sumará un nuevo año a un derrotero perjudicial para los ingresos de los argentinos.
Al margen del bono, que sólo compensará un 12% de lo perdido este año por un salario promedio de $ 26.164, hay un consenso en el Gobierno, los sindicatos y los economistas en que en 2019 los salarios podrían recuperar terreno, pero no van a volver -una vez más- a tener la capacidad de compra que dejaron atrás.
Nicolás Dujovne, jefe de Hacienda, reconoció recientemente esa "pérdida del poder adquisitivo" y estimó que "se va a recomponer en los próximos meses cuando vaya bajando la inflación". Rechazó dar precisiones acerca de cómo y de cuánto será esa remontada.
Para los economistas Gerardo García Oro y Víctor Becker, lo que se perdió podrá recortarse, pero sería casi imposible pensar en una mejora real del poder de compra cuando el objetivo central del Gobierno es bajar la inflación y que la economía sea "competitiva".
Una puja histórica
Los salarios mantienen una puja histórica contra la inflación en una Argentina inestable, con crisis cíclicas, en la que los trabajadores deben hamacarse para poder llegar a fin de mes y tener una idea de progreso.
Al llegar del supermercado, una frase suele escucharse en las casas:"gasté una fortuna y no compré nada. La plata sirve cada vez menos". Y es así: entre 1998 y la actualidad, los salarios se incrementaron 3.503% mientras la inflación acumulada fue del 4.011%, según datos oficiales.
Al analizar cada proceso político y modelo económico, se observa que los salarios se mantuvieron más o menos estables durante el menemismo; perdieron fuerte cuando estalló la convertibilidad; ganaron mucho terreno con el kirchnerismo, aunque conviviendo con subsidios y congelamiento de tarifas; y ahora vuelven a derrumbarse con Cambiemos.
Desde 1998, en once años los salarios de los argentinos lograron sobreponerse a la inflación. El ciclo más prolongado con resultados positivos fue el que se ubicó entre 2003 y 2006.
A su vez, en los restantes diez años, los sueldos promedio de los argentinos perdieron la carrera contra los precios. El peor año, por muy lejos, fue el 2002 con una perdida monumental de 37,44 puntos porcentuales de los sueldos contra la inflación.
El 2018 será el segundo peor año para el salario en la últimas dos décadas, dado que perderá en promedio unos 20 puntos porcentuales, con la excepción de los pocos sectores que lograron atar sus paritarias a la inflación vía cláusula gatillo.
También del análisis de los datos históricos se desprende que si bien la inflación es un fenómeno dañino que afecta a todos, impacta mucho más en lo pobres y en los trabajadores no registrados, que no cuentan con aguinaldo ni vacaciones pagas ni obra social.
La Canasta Básica Total para una "familia tipo" (pareja con dos hijos de 6 y 8 años) tenía un costo de 161,19 pesos en setiembre de 1998 y en el mismo mes de este año alcanzó los 22.558 pesos, según el Indec. El aumento da escalofríos: 13.894%.
Devaluaciones
Es cierto que hace veintiún años el sistema monetario era otro: la convertibilidad empataba al peso con el dólar. Aquellos 161,19 pesos, serían hoy 5.802,84 pesos. A eso hay que sumarle la inflación en pesos y la importada en dólares para llegar a los precios que tenemos hoy.
Desde aquel 1998, hubo cuatro devaluaciones disruptivas: en marzo de 2002 -con el estallido de la convertibilidad- la paridad trepó 200%, de 1 a 3 pesos por dólar. Luego el peso fue perdiendo fuerza por goteo a lo largo del gobierno kirchnerista.
Entre diciembre de 2013 y enero de 2014, el tipo de cambio saltó un 28,8%. Si bien el precio oficial escaló hasta los $9,83 al final del mandato de Cristina Kirchner, en el mercado paralelo el dólar valía 14 pesos.
Llegó Mauricio Macri y unificó el mercado. El dólar oficial saltó un 43%, de $ 9,83 a $ 14,12. El diagnóstico de Cambiemos decía que esto no iba a impactar porque los precios estaban atados al paralelo. Mal diagnóstico: la inflación se aceleró y pasó del 26,9% al 44,8%, según la Dirección de Estadísticas porteña.
El peso siguió devaluándose. Y entre abril y octubre de 2018, el tipo de cambio saltó 104,8%, de $ 20,45 a $ 41,89. Eso generó que este año se registrará la inflación más alta desde 1991, cuando la Argentina salía de la hiperinflación.
La instrumentación de una nueva política monetaria desde el 1 de octubre último para corregir un déficit fiscal histórico, a costa de la profundización de la recesión con pérdida de empleos, hizo que el dólar retrocediera hasta los $ 36,38, pero los precios ya ajustados no bajaron.
Proyecciones
Gerardo García Oro, economista del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral) de la Fundación Mediterránea, analizó que en 2018 la masa salarial total va a perder entre 9 y 10 puntos en términos reales, por la inflación y porque el mercado laboral creció por debajo de la dinámica demográfica, lo cual es un retroceso.
"En 2019 los salarios van a recuperar sólo parcialmente lo perdido, entendiendo que puede haber una reactivación económica. Ha pasado en procesos con shocks inflacionarios como los de 2014 y 2016, en los que en los años posteriores hubo mejora del salario, pero siempre es parcial y no se compensa todo lo perdido", sostuvo García Oro.
Víctor Becker, ex director de Estadísticas del Indec en los años '80 y actual director del Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano, evaluó que este año los salarios van a perder unos 15 puntos contra la inflación.
"Hay que ver si se pretende que se recupere el terreno perdido. La política económica tiende a recomponer los precios relativos (tarifas). De alguna manera, lo que ha ocurrido es precisamente este reacomodamiento de precios", evaluó Becker.
Y mirando al futuro, sostuvo que "si los salarios subieran a la par de la inflación, probablemente habría un recrudecimiento del proceso inflacionario porque eso iría a costos y seguiría la carrera entre precios y salarios". Por ello, dijo, tiene dudas que desde el punto de vista de la política oficial se pretenda que los salarios recuperen lo que han perdido.
Impacto del bono
Al tratarse el bono de una suma fija, el impacto de la compensación varía según cada nivel de remuneraciones, indicó un estudio de la Fundación Mediterránea. Además, hay que tener en cuenta que la actualización de los salarios en 2018 es muy heterogénea, con acuerdos paritarios de entre el 14,4% y el 48,4% anual.
La incidencia de $ 5.000 pesos alcanza al 26% del salario mensual de un trabajador de la construcción, al 9,9% de un bancario y al 14,5% de un camionero. A pesar de esto, para los analistas, es mejor una suma fija que un mayor aumento paritario en pos una baja más pronta de la inflación.
Según un estudio del Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), integrado por 45 gremios de la CGT y la CTA, el poder adquisitivo de los asalariados fue en octubre pasado un 18% inferior al de noviembre de 2015.
"La magnitud del daño es tan grande que hoy el poder adquisitivo está en su nivel más bajo en una década. Probablemente, la drástica caída se desacelere en los próximos meses cuando la inflación aminore la marcha", dice el estudio del IET. Y agrega: el 2018 será recordado como el tercer año de mayor caída del poder adquisitivo de los últimos treinta, sólo por detrás de 1989 y 2002.