A la espera de la estrategia oficialista

Algunas encuestas locales le otorgan porcentajes bastante bajos al partido de Macri en Mendoza, en su eventual desafío electoral en soledad, pero esa tendencia podría ser revertida si le gana en el pique de la largada de campaña al controvertido justicialismo.

Cada uno en su juego, en su realidad. Porque es el oficialismo provincial el que repartirá las cartas. ¿Cuándo? En el momento en el que solucione su gran dilema y decida el Gobernador cómo presentar a su espacio en las próximas elecciones y con qué calendario electoral.

Mientras tanto, aunque un poco opacada por el estrépito mediático y político que generaron el anuncio de la erradicación del cepo cambiario y la cadena nacional de Javier Milei, la visita a Mendoza, el viernes, de Mauricio Macri sirvió para darle oxígeno a su partido a nivel local.

El Pro mendocino conforma un espacio que sale con esfuerzo de tiempos difíciles marcados por la división interna, la turbulencia en la conducción local dispuesta a nivel partidario nacional como consecuencia de dichos choques, más la necesidad de acreditación de una suerte de legitimidad de origen que requieren quienes hoy componen la faz directiva a raíz del vuelco del sector de Hebe Casado hacia el cornejismo, primero, y ahora también hacia la díscola Patricia Bullrich.

No obstante, el Pro aquí liderado por el joven Pradines va logrando paulatinamente dejar atrás los inconvenientes que surgieron en tiempos recientes para intentar mostrarse como una opción electoral potable. Es real que faltan definiciones en todos los espacios, pero tal vez por eso el sector local de Macri pretenda ganar tiempo.

Tanto del lado de Macri como del principal referente, que sigue siendo De Marchi a pesar de su pertenencia a la administración libertaria en el orden nacional, desean que el partido “amarillo” sea capaz de ofrecer una buena alternativa electoral a los mendocinos, en soledad y o liderando un espacio amplio, como es, o fue en todo caso, La Unión Mendocina en las elecciones de 2023.

Vale reiterar que aquí decidieron ser fuerte oposición a Cornejo, tanto en la Legislatura como en las elecciones de medio término. No dependen, por lo menos hasta este momento, de ninguna negociación que busque una eventual alianza, como sí ocurre en la provincia de Buenos Aires, donde deben definir si se unen o no con los libertarios para ponerle freno a Kicillof, Cristina y compañía.

Sin embargo, se ha acordado puertas adentro del Pro local no hablar de candidaturas hasta tanto exista una definición sobre el calendario y la eventual unificación de la votación local con la nacional. No obstante, se sabe, ya se ha dicho y vale reiterarlo, que Macri quiere mantener vivo y fuerte a su partido en la próxima etapa del Congreso y para ello pretende que de las urnas surjan nuevos nombres de la mayor cantidad de provincias posible. Aquí, en Mendoza, no habrá anticipos por el momento, aunque claramente aparece el nombre del titular del partido a nivel local, Gabriel Pradines, como un dirigente a tener en cuenta.

Mientras tanto, sí se sabe que tras la visita del líder a nivel nacional comenzarán aquí los encuentros frecuentes entre dirigentes y legisladores del espacio para diagramar una estrategia política en conjunto tanto a nivel provincial como de los departamentos. Empezar a conformar la mesa de campaña y trabajar con los socios partidarios que quieran acompañar en el proyecto político, es lo que pregonan. Es decir, lo que aún queda de La Unión Mendocina. Caras nuevas y de las otras para la representación en los departamentos y en la provincia.

En el encuentro en un hotel de Guaymallén no estuvo De Marchi, lo que no significa que haya surgido alguna tirantez. Todo lo contrario. El mismo escenario que comentábamos en la columna del domingo anterior. Insisten en su entorno: jugar por ahora desde atrás, no dejar de lado aspiraciones provinciales, si se puede con alguna posibilidad de insistencia por la “corona” máxima y, en síntesis, una construcción “silenciosa y reservada”.

Algunas encuestas locales le otorgan porcentajes bastante bajos al partido de Macri en su eventual desafío electoral en soledad, pero esa tendencia podría ser revertida en no mucho tiempo si el sector surge como una voz fuerte de oposición y le gana en el pique de la largada de campaña al controvertido justicialismo. Un escenario aún difícil de imaginar en virtud de las dudas existentes en casi todos los espacios con respecto a la posición adoptar con el mileísmo.

En cuanto al justicialismo, como venimos señalando en columnas anteriores se replica de algún modo la división marcada existente por estos tiempos en la provincia de Buenos Aires. La diferencia radica en que en el gran territorio bonaerense el PJ es gobierno y mantiene un caudal electoral más que interesante pese a las fisuras que hay entre Kicillof y sus intendentes aliados y el camporismo.

Aquí, puertas adentro del PJ se sabe que la mayoría de los intendentes mantienen una relación bastante armónica con el gobierno provincial. Sí se ha diferenciado en las últimas semanas el sanrafaelino Omar Félix por temas puntuales y tal vez merecedores de debate, pero en general desde el ámbito territorial no se observa, por lo menos hasta ahora, mayor animosidad de los “caciques” con el gobierno provincial. Aunque también en este caso hay que esperar una mayor cercanía con los tiempos electorales, que es cuando comienzan a manifestarse las estrategias.

En cambio, desde el lado de La Cámpora si se ha marcado una importante distancia con el gobierno de Cornejo y en el plano interno se sigue cuestionando el modo de conducción partidaria que ejerce el sanrafaelino Emir Félix, hermano del intente de ese departamento.

De todos modos, la profundización o no de esas diferencias en gran medida dependerá de los pasos que dé Cristina Fernández de Kirchner en territorio bonaerense, en el que hasta sería capaz de presentarse como candidata a legisladora provincial con tal de mantener alguna preponderancia y, sobre todo, fueros ante la embestida de la Justicia.

Finalmente, si los muy cuestionados camporistas de CFK y Máximo ceden terreno y se encaminan hacia una unidad electoral con Kicillof también puede llegar a cambiar el panorama del PJ local, en especial luego de que Anabel Fernández Sagasti blanqueara no hace mucho la intención de su sector de levantar rancho partidario propio.

* El autor es periodista. [email protected]

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