Se la nota tranquila y con ganas de hablar a Calu Rivero. Lejos de los tiempos en que prefería evitar las entrevistas para encontrar calma y así superar los momentos más turbulentos, la actriz se presta al mano a mano con Clarín para conversar de todo.
Eso sí, en ningún momento nombra directamente a Juan Darthés y utiliza las expresiones "lo que sucedió" o "lo que me pasó" para hacer referencia a las traumáticas experiencias que le tocó vivir con el actor durante las grabaciones de la tira Dulce amor (2012).
"Yo ya gané. Ya gané mi batalla. O sea, estar en un set y sentir confianza, sentir que volví a lo que más amo que es actuar... veo todo positivo", resume al ser consultada por su presente, Calu, que hoy, a las 22.30, debuta con Campanas en la noche, la nueva tira de Telefé. Ficción que marca su regreso a la tevé luego de que tomó la decisión de alejarse de Dulce amor, en aquel momento con la primera excusa que encontró a mano: "Estudiar inglés en Nueva York".
-Tuvieron que pasar más de seis años...
-Te lleva un tiempo, pero cuando hablás y te sacás ese peso que no te pertenece, sanás.
Y cuando sanás es hermoso. Dejé de actuar porque no podía confiar y tenía miedo de que me pase de nuevo, algo que no quería. Pero cuando te alejás y no estás ensimismada en el dolor, entendés todo, volvés a tener confianza en vos y decís: “Yo soy actriz y lo amo”. Lo único que yo agradezco de todo eso que me pasó es que me hizo tomar conciencia como actriz de qué rol de mujer quiero representar en una novela. Y acá lo puse en práctica.
En Campanas en la noche, Calu es Luciana, una chica “muy controlada” por su familia y que en su adolescencia fue testigo de un femicidio que la marcó. Además, mantiene una relación de violencia y sometimiento con Vito, el personaje de Esteban Lamothe. Todo empieza a cambiar cuando se cruza con Luis (Federico Amador) y parece encontrar en el amor el camino para salir “del fondo”, tal como ella dice.
“Lo interesante de este personaje es ver cómo la gente, incluso los que te aman como tu familia o tu novio, te pueden desdibujar, al punto que de verdad no sepas quién sos. Y me parece importante cómo se relata el amor propio de ella y su fortaleza para torcer esa situación”, aporta la actriz, con botella de agua de marca extranjera como única herramienta para enfrentar el calor reinante en Buenos Aires. Cuenta que opta por esa opción para evitar el uso de plástico y luego -en plena sesión de fotos- se lamentará con el exceso de residuos presente en un dique de Puerto Madero.
-¿Querías que tu regreso a la televisión fuera con un personaje femenino fuerte?
-Una de las cosas que me impactó mucho cuando hice esa novela seis años atrás fue que todos los valores del personaje se los adhirieron a mi persona. También en esa época la mayoría de los personajes mujeres eran mujeres objetos. Entonces me empecé a cuestionar, a decir: “¿qué quiero yo proyectar como mujer con mis personajes? ¿Qué mensaje quiero dar? ¿El de una mujer objeto o el de una mujer imperfecta, con fortaleza, con amor propio?”.
-¿Exigiste participar en la ficción con un rol más activo?
-Esas cosas surgen. A mí me gusta involucrarme en lo que hago. Y me sentí muy escuchada... Estaba instalada en Nueva York, tenía todo para quedarme, y ahí me surge este proyecto. Fue una decisión difícil de tomar. Pero dije: “quiero estar acá, porque todo lo que dije lo quiero poner en práctica”. Y creo que para modificar muchas cosas que estamos aprendiendo también se debe hacer desde el ejemplo, en este caso, representando a una mujer real. Siento que muchas chicas se van a sentir identificadas, porque hay muchas situaciones que las vivió cualquier mujer.
-¿Te considerás una referente?
-Me considero una persona digna, nada más. Y esa dignidad hizo que me vaya de donde me tenía que ir, porque no lo aguantaba más. Y todo lo que surgió después no tenía ni idea que iba a pasar. Y pasaron un montón de cosas, desde que no se me crea, que me digan mentirosa, se me juzgue... Y después que tenga que pasar otra cosa peor para que digan “wow, era verdad”. Todo ese camino hizo que yo sea más consciente de nosotras. Y me pasó que me sentí en un momento sola, porque no entendía lo que estaba viviendo, porque te meten miedo. Pero a los días ya estaba abrazada por una sociedad, y con mucha sororidad de mujeres que están hace mucho en esta lucha. Ellas hicieron que todo sea mucho más agradable. A mí lo que pasa hoy me trasciende, es de todas.
-¿Qué te genera hoy Darthés? ¿Cómo tomaste su viaje a Brasil?
-(Pausa) Hace más de seis años viví lo que viví. Durante esos años me costó rearmarme, reconstruirme, entender quién soy... Hace un año lo pude poner en palabras y me salvé. Entonces ya estoy en otro lugar, un lugar de tranquilidad. Pero hubo mucho trabajo para entender qué me hace mal y cuáles son mis objetivos. De hecho, la última vez que lo vi en televisión fue cuando yo decidí que no lo iba a ver más.
-¿En la nota con Mauro Viale?
-Sí. Un nivel de oscuridad... Con un mensaje muy fuerte, manipulando a las víctimas con palabras que nadie quiere escuchar. Me acuerdo perfecto de estar en mi casa y decir: “hasta acá. No quiero leer más o saber más de él”.
-¿Cuándo te enteraste de lo de Thelma Fardin? ¿Qué sentiste al escucharla?
-Me escribió por las redes... (Pausa) Me atravesó por todos lados. Se me cortó la respiración. Porque no podés creer que encima hizo algo tanto peor y horrible. Y a la vez decir: “yo sabía que esta persona era muy oscura”. Había algo que a mí... No es que me fui porque sí. ¡No! No podía tenerlo enfrente. O sea, no quería grabar con él. Era algo que me bloqueaba.
-¿Cuál fue tu reacción con ella?
-Sentí una necesidad de protegerla. No importaba lo mío, importaba lo de ella, que es menor a mí y lo que le pasó fue mucho más terrible. Me fui de mí y fui a cómo la puedo ayudar. Primero tranquilizarla y decirle que lo peor ya pasó. Eso es lo más importante porque el ABC del machismo es muy simple. Te ponen un juicio para callarte y darte miedo, porque te asusta un juicio y capaz ni tenés la plata para pagarte un abogado.
Entonces te callás la boca. Pero todos saben que callar lo único que genera es enfermedad y en algún momento eso explota. Lo que yo quería que ella entienda era que yo iba a estar, y que el tiempo de una es el de cada una. Después la conecté con otras mujeres que a mí me ayudaron para que la acompañen.
-¿Cómo viviste la denuncia que realizó junto a Actrices Argentinas?
-Fue tremendo. Valoro mucho al colectivo de Actrices Argentinas. Salir a hablar con un grupo de colegas es mucho mejor que salir sola. Te da mucha tranquilidad. Nos unimos para cambiar algo que todas coincidimos que debe cambiar. Se logró atravesar a la sociedad. Fue una imagen muy fuerte.
-¿Cómo tomás las críticas que recibe el colectivo?
-Paciencia. Comenzaron siendo cinco y se fue agrandado. Nadie se formó para ser una ONG. Fue un impulso de necesidad para abrazarnos y ayudarnos como podemos.
Entonces vamos de a poco. Hoy entendés que debés ser más política, porque hablás por un colectivo. Pero si no nos tenemos paciencia entre nosotras no vamos a cambiar nada, porque vamos a estar juzgándonos. Ahí los medios tienen mucho que ver. Si después de semejante movilización salen a debilitar a las Actrices Argentinas, ¿a dónde queremos ir como sociedad?