Después de la primera quincena de febrero, María Eugenia Vidal deberá anunciar si por primera vez desde el retorno a la democracia los bonaerenses tendrán la elección provincial desdoblada de la presidencial que, este año, será el 27 de octubre. Fuentes del oficialista Cambiemos y también del massista Frente Renovador vienen insinuando que esa posibilidad es "muy concreta"; para el peronismo, en cambio, es todo un bluff "para distraer a los bonaerenses" en el verano de los "tarifazos".
Al hablar de elecciones, la remanida frase "la madre de todas las batallas" no es antojadiza: Buenos Aires reúne casi el 40% del padrón electoral nacional; su ponderación política es indiscutida. Su presupuesto quintuplica al de Córdoba; es siete u ocho veces más grande que el de Mendoza. Pero sus dificultades económicas cuando el país está en crisis también se potencian.
Según un informe de la UCA, hay 4,7 millones de pobres en el conurbano bonaerense. El impacto en Buenos Aires de la crisis económica nacional explica en parte porqué Vidal y su equipo quieren desdoblar las elecciones: las encuestas (las serias y las no tanto) coinciden en medir por encima la aprobación de la gestión de la gobernadora respecto a la de Mauricio Macri como Presidente.
El analista y consultor político Gustavo Marangoni señaló que si bien es cierto que "el adelantamiento de las elecciones puede beneficiar a Vidal por tener mejor imagen que la gestión nacional", advierte que "esta decisión política supone desnudar la debilidad política de Macri, lo que no cae nada bien en la Casa Rosada".
Marangoni también señaló que el adelantamiento electoral (la elección provincial se fijaría para junio) podría beneficiar al oficialismo frente a la falta de definición de candidatos por parte de la oposición peronista, donde domina la figura omnipresente de Cristina Kirchner.
Pese a que distintas fuentes aseguraron a Los Andes que Vidal "se siente desgastada" al frente de la gobernación, nadie discute su candidatura en Cambiemos. La ministra nacional de Desarrollo Social, Carolina Stanley, suena en algunos círculos como alternativa frente al improbable caso de que Vidal juegue a nivel nacional (¿vice de Macri?). Stanley es conocedora de la difícil situación económico-social que vive el conurbano: ella negocia en persona los planes con los movimientos sociales; su esposo, Federico Salvai, es jefe de gabinete de Vidal.
La UCR, la otra pata de Cambiemos, se conforma con que continúe como vicegobernador Daniel Salvador y con que se le respete el liderazgo de algunas intendencias. De 135 localidades, Cambiemos gobierna en 65.
El peronismo bonaerense, de fluido diálogo con Cristina Kirchner y con fuerte arraigo en el conurbano, no definió su candidato. Suenan Martín Insaurralde (intendente de Lomas de Zamora); desde la Matanza, su intendenta Verónica Magario y el caudillo distrital Fernando Espinoza explicitarán su decisión en marzo; Sergio Berni, aguijoneando a Vidal en temas de Seguridad y muy activo en distintos paneles televisivos, quiere ser tenido en cuenta.
"Pero Cristina, la dueña de los votos, quiere que el candidato sea Axel Kicillof", aseguró a este diario un peronista "tradicional" bonaerense. Una encuesta (Julio Aurelio) lo da, para sorpresa de muchos, muy cerca de Vidal. Trascendió, no obstante, que La Cámpora quiere a Kicillof como candidato a senador en la Capital Federal.
“Cristina lo va a decidir”, afirman en el peronismo. El ex ministro de Economía, dicen los consultores, es de los pocos que “trasvasa todo el caudal de votos de Cristina Fernández”. Los publicistas, felices por el trabajo allanado: “Axel K”.
Hilario Moreno, director de la consultora Dicen, entiende que la jugada oficialista de adelantar la elecciones implica un gran riesgo: "Es cierto que si Vidal gana empuja la candidatura de Macri de cara a octubre, pero si pierde, Cambiemos queda herido, casi de muerte, para las presidenciales". Según los números que maneja, Vidal mide entre 8 y 10 puntos más que Macri en Buenos Aires. "Adelantando las elecciones, Vidal saca de las boletas a Cristina", agregó. Moreno también especuló que si en la provincia "el oficialismo le ganó a Cristina Fernández en 2017 por 41 a 37, esta relación, por la crisis, podría invertirse".
En el Frente Renovador, al igual que Vidal y su entorno, apuestan al desdoblamiento. Esta posibilidad deberá tener la aprobación legislativa, donde Cambiemos cuenta como aliado al massismo. En 2015, Felipe Solá fue candidato a gobernador por el FR. Pero el año pasado Solá rompió su alianza con Sergio Massa. Daniel Arroyo, otro candidateable provincial del FR, también abandonó al ex intendente de Tigre. Los dos, ahora, revisten en el peronismo cercano a Cristina Kirchner.
Ante la orfandad de candidatos propios, el massismo confía en entablar diálogo con algún intendente del conurbano, alguna vez cercano a Massa, como Gabriel Katopodis (intendente de la industrial y golpeada ciudad de San Martín, pegada a la Capital Federal) o Mariano Cascallares, intendente de otra localidad del conurbano, Almirante Brown. Diego Bossio, massista desde que dejó terminó el gobierno de Cristina, también quiere competir.
Febrero marcará el límite para la posibilidad de desdoblar. Vidal, aseguran, apunta hacia ese norte; en la Casa Rosada, trascendió, Marcos Peña y el consultor Jaime Durán Barba opinan lo contrario. Quieren a Vidal candidata a gobernadora, como un anabólico de la boleta reeleccionista de Macri.
Candidatos
Cambiemos: María Eugenia Vidal. La sorpresa: Carolina Stanley
Peronismo / Unidad Ciudadana: Martín Insaurralde (intendente Lomas de Zamora), Verónica Magario (intendenta de La Matanza), Fernando Espinoza (caudillo de La Matanza); Sergio Berni (senador provincial y ex secretario de Seguridad de Cristina Kirchner); Axel Kicillof (el ex ministro es el elegido por Cristina). La sorpresa: Felipe Solá.
Frente Renovador: Gabriel Katopodis (intendente de San Martín, será difícil convencerlo); Mariano Cascallares (intendente de Almirante Brown, aún no aceptó); Diego Bossio (el ex Anses se anotó en la competencia).