Cada vino es un exponente del talento de los ingenieros agrónomos y los enólogos. Pero su trab
Nueve ingenieros agrónomos y enólogos contaron qué particularidades hay en la uva y en los vinos. ¿El adelanto de la maduración llegó para quedarse?
Cada vino es un exponente del talento de los ingenieros agrónomos y los enólogos. Pero su trab
Cada vino es un exponente del talento de los ingenieros agrónomos y los enólogos. Pero su trabajo se ve condicionado, en mayor o menor medida, por factores que escapan a su control. El clima tiene algo que aportar cada año, no sólo en la cantidad de producción, sino también en la calidad de las uvas y en las características que el ritmo de maduración imprime a los vinos. Nueve enólogos y agrónomos le contaron a Los Andes qué están viendo esta Vendimia 2025.
“Estamos teniendo una de las cosechas más tempranas de la historia”, lanza el enólogo. Y suma que, a fines de febrero, ya estaban casi todas las uvas maduras. Esas que se solían levantar el 15 de abril, pero este año se han empezado a cosechar casi 40 días antes. “Con muy buena calidad, muy buena acidez, muy buena frescura, pero muy temprano”, resume.
Explicó que se produjo una floración temprana, porque la primavera fue calurosa, pero que, en los últimos años, se ha ido adelantando un poco, lo que no sabe si atribuir al cambio climático o a factores coyunturales. Esto genera, subrayó, un desafío logístico, ya que las bodegas están preparadas para ingresar una cierta cantidad de kilos en un período de 90 días, mientas ahora lo están teniendo que hacer en 30 o 40, porque las uvas ya están maduras.
Por otra parte, señaló que hay preocupación por el precio de la uva, que está bastante bajo. No en términos internacionales o cuando se toman los valores históricos, pero sí en comparación con cosechas anteriores, mientras que los costos en dólares subieron, tanto por los salarios como por las tarifas de energía. “Hay un desafío muy grande, sobre todo para los pequeños productores, de mantener rentabilidad, de poder trabajar”, planteó.
En especial, menciona, porque se ha producido una caída en las ventas en el mercado interno y el externo está complicado. Este descenso en la demanda no ha permitido mejorar los precios que se pagan al productor.
Pero también se mostró muy entusiasmado con la calidad. “Para mí, lo más importante en los vinos es el nivel de acidez y de pH, porque eso te permite hacer grandes vinos, que duren en el tiempo. Mendoza, históricamente, ha sido un lugar de pH altos comparados con grandes lugares del mundo. Sin embargo, este año, al adelantarse la cosecha, estamos teniendo niveles de acidez un poco más elevados, lo que me entusiasma mucho. Me parece que tenemos la oportunidad de una gran cosecha”, comentó.
Sin embargo, advirtió también que se debe prestar atención a la sanidad, porque hay mucha presencia de polilla de la vid en los viñedos, lo que representa un tema a resolver entre el sector público y el privado.
El enólogo optó por dividir su análisis en dos aspectos. Por un lado, el económico. Analizó que el Instituto Nacional de Vitivinicultura, ha pronosticado una cosecha de 21 millones de quintales, un 9% más que en 2024.
Esto, en un contexto de caída de las ventas, tanto en el mercado interno como en el externo, entiende que provocará un sobrestock de vinos en las bodegas. Y presionará sobre los precios tanto de la materia prima como de los vinos, que, avizoró, no van a acompañar el incremento de los costos y de la inflación.
El otro factor que consideró es el cualitativo e indicó que, dadas las condiciones climáticas desde el fin de la primavera y lo que va del verano, la madurez se ha visto adelantada de 10 a 15 días, dependiendo de la zona, con respecto a 2024. “La sanidad es muy buena y con ello la promesa de calidad de los vinos también lo es”, expresó.
“Ojalá las ventas se incrementen y podamos resolver este intríngulis en el que se ve imbuida la industria en esta coyuntura. Hay aspectos económicos y creo que fundamentalmente hay aspectos relacionados con modificaciones en hábitos de consumo y complejización de la comunicación del vino que nos han llevado a esta situación”, desglosó.
Por eso, señaló que se deben hacer esfuerzos creativos desde la producción, marketing y comunicación para lograr que “el vino esté más cercano a la gente y podamos llegar a la mesa diaria de los consumidores”.
El gerente de Enología y Agronomía de Bodegas Bianchi contó que las bases de espumante, tanto pinot noir como chardonnay, tienen “una calidad excepcional, con mucha fruta, mucha frescura”. “Creo que vamos a tener en esa línea un muy buen nivel de vino”, aseveró.
Coincidió en que la maduración de las distintas variedades en el Valle de Uco se ha adelantado entre unos 10 y 15 días con respecto al año pasado, lo que adjudicó a las altas temperaturas de esta temporada. Pero resaltó que, a diferencia de otros años cálidos, en los que la concentración de azúcar se disparó con la maduración, no acompañada por los taninos, en 2025, en el viñedo que tiene Bianchi en Los Chcayes, “hay un incremento en la concentración de azúcar, pero también una madurez polifenólica; es decir, tanino, color, aroma. Vi realmente una muy buena expresión de fruta, de frescura y un color increíble”, destacó.
En cuanto a la cosecha en San Rafael, explicó que algunos malbec y merlot que ya han cosechado tienen una muy buena calidad también. “Creo que va a ser un año que se va a caracterizar por tener un punto más arriba que la cosecha 2024”, estimó, aunque aclaró que habrá que esperar al final de la temporada.
Con la misma precaución, la primera enóloga de Bodega Ruca Malén indicó que es muy pronto todavía para sacar conclusiones, pero que se podría decir que, hasta ahora, la vendimia 2025 viene siendo de excelente sanidad y calidad. “Estamos encontrando vinos con muy buena acidez natural, expresivos y una textura muy interesante”, describió.
Detalló que la temporada comenzó con un invierno muy benéfico, sin contingencias graves o generalizadas, como heladas o granizo, salvo en algunas regiones específicas, lo que favoreció buenos rendimientos. “Es un año en el que el trabajo en el viñedo y la definición de cuándo cosechar marcará el estilo de los vinos, reafirmando que debemos ir acostumbrándonos a comenzar la cosecha cada año más temprano”, evaluó.
Para la flamante gerente de Enología de Antigal se trata de su primera cosecha en la bodega, pero señaló que es bastante atípico el anticipo, producto de las olas de calor y de un “enero súper caluroso, que se ha extendido también a febrero”, lo que ha provocado un adelantamiento de 15 a 20 días, tanto en variedades blancas como en tintas.
“Es muy raro poder estar hoy (fines de febrero) terminando de fermentar algunos malbecs provenientes de Gualtallary”, indicó. Pero resaltó que, en la bodega, con un equipo renovado, estaban buscando un anticipo de cosecha para tener más frescura y tipicidad varietal, de manera que las uvas representen aún más la identidad del terruño.
“Estoy muy contenta con los resultados hasta ahora, porque estamos teniendo malbecs muy frutados. Un poco quizás asustaba cómo podía estar la madurez polifenólica de las uvas, pero los taninos están acompañando. Tenemos muy buena estructura, redondez, tensión, elegancia”, describió. En cuanto a la sanidad, confesó que tenían algo de temor por las lluvias y la humedad, pero que es impecable y la calidad los está sorprendiendo.
“Creo que ha sido interesante y nuevo para mí, una temporada que comenzó fresca, tuvo un intermedio caliente y nos toca una etapa húmeda con temperaturas que van bajando”, comentó el director general de Casa Vigil y enólogo jefe de Bodega Catena Zapata. Añadió que, hasta el momento, tienen muy buena calidad y sanidad. Y, en su caso, observa que la cosecha viene adelantada, por lo menos, unos seis a siete días.
Precisó que, en el Valle de Uco, ve bastante más uva que en los pronósticos y estimó que la producción estará en un 23% o 24% por encima de la de 2024. En cambio, en Maipú, Luján y la Zona Este consideró que se está en un 8% más que el año pasado.“Es un año interesante. Hay que estar atentos en forma permanente y más ahora, con estas lluvias, para seguir manteniendo esta calidad y esta sanidad en los mostos que vienen”, resaltó.
El gerente enológico de Bodega Argento comentó que vienen observando una recuperación de los rendimientos con respecto a los últimos años, en los que habían venido a la baja, fundamentalmente, por heladas, aunque también algo por granizo.
De modo preliminar, avizoró que será una cosecha más normal, en torno a los 20 a 21 millones de quintales, mientras que en años anteriores se había estado cerca de los 15 a 16 millones. “En términos de cantidades, es un buen año. Y hemos tenido un verano cálido, con un enero y un febrero de temperaturas altas, y estamos viendo un anticipo en la madurez. Es una cosecha temprana”, definió.
“En mi experiencia en los viñedos de altura, como Alto Agrelo y en algunos lugares del Valle de Uco, estamos viendo una madurez anticipada de azúcares, pero con buenos niveles de acidez. La primera impresión es que son mostos de excelente calidad, tanto en blancos como en tintos”, analizó.
Añadió que una particularidad de este año es que ha habido varios eventos de precipitaciones y también una humedad relativa bastante alta, que no es tan típica de Mendoza. Pese a eso, indicó que no han visto problemas sanitarios. “Buenos rendimientos, buena sanidad y una cosecha adelantada, principalmente por los calores”, resumió.
El gerente vitícola y enológico de Doña Paula explicó que no sólo se adelantó mucho, entre dos y tres semanas con respecto a la fecha habitual, la madurez de las uvas -porque la primavera fue algo calurosa y en enero y febrero las temperaturas fueron elevadas-, sino que también se dan otros fenómenos raros.
Por ejemplo, que las tintas maduren antes que las blancas, cuando lo habitual era terminar con las segundas para avanzar con la cosecha de las primeras. Este año, en cambio, apenas empezaron con las uvas blancas tuvieron que empezar a recolectar las tintas, por lo que se solaparon las dos.
Ahora, precisó, ya están sólo con las tintas y no está haciendo tanto calor. Pero la temporada no deja de dar sorpresas. Señaló que lo normal es que el aumento de contenido de azúcar en las uvas sea aproximadamente de un 2% por semana. Pero este año, de repente, aumentaba un 4% en siete días. Por otra parte, sacaban muestras en el campo y, cuando llegaba la materia prima a la bodega había más azúcar, cuando lo habitual es que suceda lo contrario.
Resaltó que buscan un estilo de vino con un cierto nivel de frescura, en el que se perciba la fruta y la acidez natural de las uvas. “Si te dormías, perdías un montón de eso”, lanzó. “Para ponerlo en números, hemos cerrado febrero con casi la mitad de uva en la bodega, cuando los valores históricos era llegar a 10% o 20%. Es muy probable que en marzo estén terminando la cosecha”, indicó.
El ingeniero agrónomo sumó que viene siguiendo las estadísticas de evolución de temperaturas y pensaba que el cambio climático no estaba impactando tanto en Mendoza como en Europa o Australia. Entre la década del ’80 y 2020, resaltó, había aumentado medio grado la temperatura, lo que no era elevado. Pero las últimas seis cosechas han sido cálidas, muy por encima de la media histórica. Además, antes había vendimias frías, intermedias y calientes, pero ahora hay mayor frecuencia de las últimas.
“Es una cosecha, para mí, muy buena. Estuvo marcada, primero, porque no hubo heladas, y eso hace que sea normal en términos de cantidad. Después tuvimos una primavera con buena humedad, con varias lluvias de arranque, lo que permitió que la temporada se iniciara bien, con mucho crecimiento, con mucha energía de las plantas y con un buen cuaje”, enumeró el ingeniero agrónomo de Bodega Zuccardi.
Coincidió en mencionar las altas temperaturas de enero y febrero como las favorecedoras de un adelanto de la cosecha, que en algunos lugares es de ocho días, pero en otros alcanza los doce. Sin embargo, destacó que está tendiendo a normalizarse, por el descenso de los registros y las lluvias, por lo que entendió que se va a hacer un poco más lenta, para acercarse a las fechas normales.
“Los vinos que tenemos fermentando y ya terminados muestran que es una cosecha buena, muy buena. Siento que hay buen equilibrio en la uva y tengo buenas expectativas. Por supuesto, estamos a un poquito menos de la mitad, por lo tanto, hay mucho por recorrer durante marzo”, cerró.