15 de febrero de 2025 - 00:05

Aseguran que cuesta entre 15 y 30% menos levantar la cosecha con máquina

Representantes de entidades que nuclean a productores de Mendoza, aseguran que esta modalidad va ganando terreno debido a su eficiencia, rapidez y costos. Beneficios y dificultades de una posibilidad dada por la tecnología.

Con los racimos en su punto ideal de maduración y listos para ser cosechados, las zonas cultivadas que dan vida a la industria madre de Mendoza se encuentran ahora en su instancia clave, en camino a una nueva temporada vendimial. El panorama, ofrece postales que dan cuenta de los cambios surgidos de la mano de la tecnología a lo largo de las últimas tres décadas: máquinas que se abren paso entre los viñedos para levantar la fruta, cosechas que combinan estas estrategias con el trabajo tradicional de los cosechadores, que con sus manos seleccionan y levantan la uva en las hileras, son imágenes cada vez más típicas en los sectores dedicados a la producción de vid.

Tal como ha sucedido en el país, a nivel provincial, el interés por contratar los servicios que ofrecen las empresas que proveen de maquinarias y servicios para siembra, poda, transplante y cosecha, va ganando terreno. Tanto productores como así también representantes de las entidades que los nuclean, coinciden en señalar que existen varios aspectos que son evaluados a la hora de inclinarse por una u otra modalidad de cosecha. Lo cierto es que en la mayoría de los casos, las ecuaciones para arribar a una transición para mecanizar los procesos no es tan sencilla y requiere -además de inversiones que no siempre es posible efectuar- del asociativismo y la organización entre los diversos sectores dedicados al agro.

Nuevo procedimiento para transporte de uva
Las cosechas con maquinaria son cada vez más populares. 

Las cosechas con maquinaria son cada vez más populares.

De hecho, se estima que levantar una cosecha de manera mecanizada en lugar de contratar cuadrillas es alrededor de un 30% más económico, aunque para ello se requiere de una preparación previa del espacio; una situación que para un sector de los productores (en elc aso de la vid) implica un desafío, puesto que deben modificar la disposición de las hileras y cambiar la altura de los viñedos.

Descuentos y pagos en cuotas

Fabián Ruggeri, presidente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas (ACOVI), estimó que en la actualidad, la cosecha mecánica tiene un precio de entre 750 y 850 dólares por hectárea. “Estos montos dependen de la empresa que brinde los servicios y qué tipo de asistencia se requiera. Justamente por eso, el monto final en cada caso dependerá de la extensión de tierra que se desee cosechar. Una máquina, por ejemplo, gasta unos 35 litros de gasoil por hectárea que cosecha y ese monto muchas veces está incluido en el valor del servicio”, destacó Ruggeri al comparar que en el caso de la cosecha manual, a la inversión que implica la contratación de personal, es necesario sumar, por ejemplo, el pago de un camión de traslado.

En el caso de la cooperativa de servicios que depende de Acovi y está destinada exclusivamente a los socios productores de la entidad (unos 5 mil), una de las acciones para facilitar el acceso a las maquinarias consiste en promover descuentos en dólares y el pago en cuotas. En el caso de la cosecha tradicional, destacó Ruggeri, el costo varía entre 600 y 800 pesos por tacho. Al pago por cada pequeña fracción de volúmenes de uva que se quita de los viñedos de manera tradicional, hay que agregar los montos de la tensión de cosecha de las cuadrillas y la corresponsabildiad gremial que está a cargo de quienes contratan la mano de obra. “Hoy, una cosecha manual en un viñedo de 200 quintales por hectárea (en un contexto habituald e cosecha), vale entre 850 y 900 dólares, sin incluir el costo del cuadrillero”, estimó Ruggeri y aclaró que ese monto en general nunca es menor a 800 dólares.

Demanda de maquinarias en aumento

En ese contexto, el presidente de Acovi aseguró que es evidente que “año a año se incrementan las solicitudes de cosecha mecanizada”. Al hacer una comparativa con las empresas prestadoras y las entidades que se unen para acercar estos servicios a sus productores asociados, Ruggeri aclaró que en el primer caso, el mínimo de tierra requerido para contratarlos es de entre ocho a diez hectáreas. Agregó que al tiempo que cada vez hay más empreas que ofrecen estos servicios, la superficie de tierra que en Mendoza los utiliza va en aumento. En la actualidad, el porcentaje considerado según Acovi ronda entre el 12 y el 15% de la superficie cultivada de la provincia.

Alianza local para hacer una cosechadora 100% mendocina
Cosecha de uva en Mendoza. 

Cosecha de uva en Mendoza.

Ahora bien: lograr una transformación en las tierras en las cuales tradicionalmente se eefctuó la cosecha de manera manual, no es un proceso sencillo. Una de las situaciones compartidas en los campos, por ejemplo, tiene que ver con que una de los métodos ancestrales para proteger a los viñedos consistió en ampararlos con árboles frutales. Y uno de los “requisitos” para que las máquinas puedan ingresar al terreno consiste en que los callejones deben tener un mínimo de 5 y 5,5 metros de ancho.

Otra situación, explicó Ruggeri, tiene que ver con la altura de las viñas. Si es muy baja, el cabezal de la máquina toca el suelo y con ello puede deteriorar los racimos. Por eso, una de las recomendaciones para los productores que busquen mecanizar su cosecha, es que las hileras de viñedos deben contar con una altura de 1,50 metros. En Mendoza, los sectores del campo mendocino que utilizan maquinarias son los que se dedican -además del cultivo de la vid- a la horticultura, forrajes, olivos y frutales.

Preparar los viñedos: el desafío para innovar

Walter Guarise es productor con muchos años de experiencia e integra la Cooperativa El Libertador. Su finca se encuentra ubicada en la localidad de Montecaseros, San Martín, y cuenta con doce hectáreas de espalderas. De ellas, la mitad se destina a la producción de uvas sirah y el resto de la variedad bonarda. Además, en la misma propiedad dispone de diez hectáreas de ciruelos de la variedad Dagen.

En su caso particular, detalló que hace siete años que cosecha de forma mecanizada con las máquinas pertenecientes a una cooperativa de servicios vitícolas y enológicos. Contó que uno de los motivos por los cuales buscó formas de acceder a esta metodología respondió a la necesidad de poder realizar la cosecha de manera más rápida y eficiente. Los costos, detalló, le resultan similares e incluso menores a los de la cosecha tradicional, es decir, manual. Uno de los beneficios que descubrió al aplicar la teconología en sus cosechas consitió en que los servicios se facturan y a diferencia de antes, ahora no tiene que abonar lo que se denomina corresponsabilidad gremial.

La cosechadora de última tecnología, perteneciente a un modelo que se utiliza en los países de Europa, le ha permitido llegar a cosechar en una proporción de una hectárea de viñedos (sin dejar racimos remanentes) en un lapso de una hora y media. “Para los productores tiene costo que va desde los 730 dólares oficial a los 680 que es mi caso por haber reservado con antelación el servicio y por tener el viñedo preparado para la cosecha mecanizada”, indicó Guarise y detalló que en su caso cuenta con la posibilidad de pagar hasta en seis cuotas fijas con un pequeño interés. “Esto último es un gran beneficio para los pequeños productores no se necesita plata en efectivo como sucede en la cosecha manual”, puntualizó el productor.

Desde su punto de vista, en el caso de la cosecha que se realiza en forma tradicional (manual) ha percibido un costo más elevado, en tanto que le demoraría dos semanas cosechar. “En cambio, de manera mecánica puedo realizarla en dos días y no tengo que pagar la corresponsabilidad gremial”, aseguró Guarise conforme con la posibilidad de abonar el servicio en seis cuotas. “Soy un productor que, desde que empecé a cosechar con la máquina, creo que no voy a volver a cosechar manualmente”, dijo y agregó que en su terreno tiene un espaldero con suelo arenoso y que por lo tanto se hace dificultoso caminar con un tacho sobre los hombros. La escasez generalizada de personal dispuesto a trabajar en las cosechas es otra realidad compartida entre los productores.

Investigan una toxina presente en las uvas
Muchos productores no volverían a cosechar de forma manual luego de probar hacerlo con maquinaria. 

Muchos productores no volverían a cosechar de forma manual luego de probar hacerlo con maquinaria.

Mauro Sosa, representante del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este -entidad que funciona en Mendoza desde 1942- detalló las dificultades y beneficios que guarda una y otra modalidad de cosecha. Al hacer un recorrido temporal en su análisis, Sosa destacó que desde la década del ‘90, comenzaron a notarse los primeros avances para incorporar más tecnología en el agro local.

“De a poco esta modalidad de la cosecha mecánica ha ido evolucionando. Se necesitan viñedos adaptados para que esta tecnología nos dé resultados. Pero si es en términos de ventaja o desventaja manual, hay que decir que en la cosecha manual el cosechador, en su tarea puede evaluar cómo hacerla en función de las directivas de un ingeniero agrónomo o enólogo de la bodega que va a recibir la uva. También hay menos daños”, expresó Sosa al detallar los beneficios que guarda la cosecha tradicional.

Una de los puntos que corren en desventaja respecto de esta modalidad, aclara el productor del este, consiste en el costo de la mano de obra y la extensión en el tiempo para lograr la cosecha. Por eso, Sosa aclaró que un término que hoy define a la cosecha mecanizada es la eficiencia, debido a que además es posible para el productor que la utiliza, planificar sus horarios.

Para que la cosecha mecanizada sea efectiva y no se pierdan altos volúmenes de uva, las máquinas no puede ser usadas en viñedos estrechos. “En términos en generales, hoy por ejemplo está más o menos en 650 dólares la hectárea, incluyendo el gasoil de la máquina de la cosecha. En cuanto a las manuales. En el año 2022-2023, por ejemplo, era un 8% más barato para cosechar una uva tinta utilizar la cosecha mecánica”, explicó Guarise y detalló que en caso de la cosecha semi asistida, es posible dar cuenta de un 15% menos en relación a la manual.

Coincidió con Ruggeri y Sosa en el hecho de que entre las ventajas que ofrece la cosecha mecanizada, tiene que ver con que de este modo descienden los riesgos por accidentes laborales y robos. De todas maneras, detalló el productor, aún Mendoza está lejos de lograr que la la modalidad con intervención de la tecnología sea aplicada de manera masiva. Factores como el estado de los viñedos, la variedad de uva a producir y el volúmen a cosechar, se suman entre los factores determinantes a la hora de optar por una u otra modalidad de cosecha.

Falta de mano de obra calificada y necesidad de capacitación

Fabián Fusari, presidente de la Asociación de Productores, Empacadores y Exportadores de Ajo, Cebollas y Afines de la Provincia de Mendoza (Asocamen), detalló que en materia de precios es posible afirmar que “una cosecha manual versus una cosecha mecánica, existe aproximadamente un 30% de ahorro en la mecánica. Además de los costos ocultos que se generan al tener una mejor calidad de materia prima”.

Entre los motivos que han llevado adelante a la mecanización, detalló que se suman varios factores: la escasa mano de obra calificada para levantar los ajos. Ejemplificó que en algunos países de Europa prácticamente la mano de obra no está y por eso, la mecanización es casi al 100%. Así, adelantío que tanto España como Francia e Italia, que son los principales productores de ajo, tienen 100% de la cosecha mecanizada. “No es que venga a reemplazar la mano de obra sino que la mano de obra ya se dedica a otra cosa”, indicó y aclaró que en el caso de Mendoza, existe un porcentaje muy alto de productores que realizan su cosecha de manera manual. Aclaró que de las entre 13 mil y 15 hectáreas que se cultivan en Mendoza, cerca del 40% están levantando su cosecha con máquinas.

Para poder acceder a una cosecha efectiva utilizando maquinarias destinadas a ello, se requiere de personal altamente capacitado, por lo cual el proceso no sólo incluye a la maquinaria específicamente. “Las máquinas tienen sembradoras que van a ir colocando los dientes de ajo enterrados debajo del suelo y después tienen las máquinas cosechadoras, que levantan el ajo de los surcos, hacen un atado con ese ajo y lo dejan depositado sobre la superficie del suelo. Ese ajo que ya está atado, por lo que es necesario sacarlo del campo en menos de dos horas porque de lo contrario, lo afecta mucho el sol del mediodía”, aclaró Fusari y agregó que para ello se necesitan grupos de personal que realice la labor de cargar la producción en los camiones.

Hoy, a difrencia de la década del ‘80 y ‘90, cuando la cosecha estaba marcada por la tradición de las familias, existe una carencia de mano de obra calificada, por lo que se incrementa el riesgo de tener daños en la materia prima durante el proceso de producción. Las dificultades para acceder a los altos costos de las maquinarias, es otra de las dificultades que se plantean en el sector, según explicó Fusari. Se suman, muchas veces las dificultades a la hora de contar con los repuestos necesarios que requieren las máquinas para su púesta en marcha.

En comparación con lo tradicional, es necesario contar con una tecnología adaptada en cuanto a la siembra, de manera que la máquina pueda recolectar la mayor cantidad de plantas sin dejar plantas libres en el suelo”, aclaró y detalló que en general, el sector del ajo realiza una cosecha combinada.

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