Reconoció que se encuentra muy desanimado, porque en un año les cambiaron por completo las condiciones. Y si bien resalta que no quiere decir que no acompañe algunos de los cambios, no les han dado herramientas para competir con sus pares de países como Chile o Brasil, sino que, por el contrario, se ajustaron en muy corto plazo ciertos costos y el dólar quedó abajo.
“Vendiendo a este mismo precio el ajo, no vamos a tener rentabilidad, directamente”, sostuvo. Evaluó que 2025 será un año para sobrevivir, tratando de no vender inmuebles y otros bienes, para no descapitalizarse. Ese, indicó, podría considerarse el gran logro de esta temporada. “Con ese dólar de exportación de $1.070 estamos noqueados”, señaló.
Menos superficie
Gabriel Martín coincidió en ver la próxima temporada con intranquilidad y también recurrió a las cifras para explicar los motivos. Hasta hace unos meses, una persona que ganaba $800 mil tenía un salario en dólares de US$ 450, mientras ahora este último monto se ha duplicado.
Para entender por qué se toma la divisa estadounidense como referencia se debe tener en cuenta que alrededor del 80% del ajo que se produce en la provincia se exporta y apenas el 20% restante se destina al mercado interno. De ahí que los costos se lleven a dólares, porque la venta se realiza en el exterior. De hecho, Martín destina el 100% del ajo que cultiva a Brasil.
Añadió que, para poder competir en el exterior, deberían tener un costo de 20 a 30 centavos de dólar por kilo como máximo y estimó poco probable que no superen esos valores. Sin embargo, subrayó que todas las producciones están complicadas, porque el dólar no es competitivo.
Pese a eso, mencionó que este año va a reducir un 30% la superficie cultivaba con ajo, para mantener la estructura, ya que avizora que, de lo contrario, podría fundirse. Aunque suma que espera estar equivocado con su evaluación. De todos modos, indica que los cambios que se están produciendo en la economía eran necesarios y opinó que es el camino que hay que seguir, pero que está costando acomodarse.
En cuanto a de qué depende que las variables cambien y puedan recuperar rentabilidad, comentó que está buscando la manera de reducir el consumo de electricidad. Ya ha colocado paneles solares en el galpón y está buscando hacer lo mismo en la finca. Resaltó que ahora hay variedad de opciones de créditos en los bancos y, como se ha reducido la inflación, es más fácil pensar en tomar un préstamo. “Le vas ganando al costo, porque tenemos que ser más eficientes”, indicó.
Mayor protección
Martín expresó que otro tema que le preocupa es la posibilidad de que se reduzcan los aranceles antidumping a China en Brasil. El ajo que proviene del gigante asiático paga una alícuota diferencial al entrar a este país, que implementó la medida para proteger la producción local de un producto que tiene un precio bastante inferior. De manera indirecta, esto protege también a la hortaliza que ingresa a suelo brasileño desde Mendoza.
Pero, además, manifestó que teme que sigan eliminándose restricciones a la importación y deje de convenir producir ajo en la provincia, porque sea más rentable traerlo desde China para enviarlo a otros destinos. Por eso, consideró importante que se proteja la producción local.
Plantación en marcha
Maximiliano Di Césare, gerente de la Asociación de Productores, Empacadores y Exportadores de Ajo, Cebollas y Afines de la Provincia de Mendoza (Asocamen), comentó que el sector está en plena campaña de plantación, pero que las últimas precipitaciones han obligado a atrasa un poco el cronograma de actividades previstas (al menos, en ciertas zonas).
“Habíamos arrancado con la plantación y, debido a las lluvias, se discontinuó un poco. Preveíamos continuar esta semana, pero vamos a ver cómo viene el tiempo, porque hay pronóstico de lluvia”, mencionó el martes.
El directivo, él mismo productor, prefirió no hacer una estimación de cuál podría ser la variación de la superficie cultivada con respecto a la temporada anterior. Es que, en las charlas que mantiene con otros productores, algunos le han manifestado que planean mantener la cantidad de hectáreas, mientas otros reducirán un poco la superficie para tomar algunos recaudos.
“A priori, arriesgando un pronóstico, me parece que nos vamos a mantener en el mismo número de hectáreas. Quizás, un poco menos”, estimó. Pero también resaltó que los socios de Asocamen son los principales exportadores de la provincia y los que mueven el mayor volumen de exportación, por lo que suelen tener una cartera de clientes estable y compromisos que deben cumplir.
En este sentido, es muy difícil que puedan modificar de modo marcado la superficie plantada con ajo. Pero sí reconoció que, en un contexto de incremento de costos -también hizo referencia a la energía eléctrica, lo que tiene un impacto significativo en los predios con sistema de riego presurizado o que dependen de perforaciones, y a la mano de obra-, puede verse reducida la rentabilidad, lo que plantea la necesidad de incrementar la competitividad.
Competitividad
En el Foro de Inversiones y Negocios de Mendoza, que se desarrolló la semana pasada, el ministro de Economía de Nación, Luis Caputo, insistió en lo que viene mencionando el presidente Javier Milei: el tipo de cambio no se va a modificar y mantendrá el ritmo de devaluación actual. Esto, para alejar cualquier expectativa de un salto devaluatorio por parte de quienes consideran que el dólar está atrasado.
Di Césare planteó que no están esperando que se modifique la cotización de modo abrupto, sino que más bien entienden que el dólar va a seguir estable. Como, además, los mercados externos se proyectan sin mayores cambios en el corto plazo, consideran que se debería avanzar fuertemente en una reducción de impuestos, cargas burocráticas y regulaciones para el sector.
“Eso, de alguna manera, incrementaría nuestra competitividad en el mercado externo sin necesidad de tener una devaluación”, detalló y sumó que, desde la asociación, están solicitando medidas de desregulación en los tres niveles de gobierno: nacional, provincial y municipal. Es que subrayó que la carga burocrática se traduce en sobrecostos importantes.
Señaló que los productores hortícolas mendocinos tienen entre 80% y 85% más de regulaciones que los de países competidores en el mercado externo y resaltó que el sector del ajo es netamente exportador, con lo que esta diferencia es muy relevante.
Sobre las expectativas de plazos en los que podrían producirse estos cambios, reconoció que esperaban que a esta altura ya se hubiera salido del cepo, pero también entendió que esto no depende de decisiones unilaterales por parte del Gobierno nacional, sino de que se den ciertas condiciones, que dependen en buena medida de los mismos actores del mercado.
Y en cuanto a la desregulación, mencionó que esperan que los tres niveles de gestión acepten la invitación a sentarse a analizar en conjunto cuáles serían las regulaciones que se podrían eliminar primero para reducir la carga en el sector productivo, porque son las que más impactan en la competitividad en el mercado externo.
Resaltó, de todos modos, que no apuntan a los controles necesarios para la actividad, que sirven para asegurar una competencia leal en el territorio, sino a esos “requerimientos burocráticos que no benefician a nadie” y se fueron acumulando en el tiempo, que incrementan costos y que representan trabas para la producción y el incremento de las exportaciones.
Exportaciones
El gerente de Asocamen señaló que el fuerte de las exportaciones que salen en barco ya se hizo y ahora empieza el mayor movimiento de despachos vía terrestre a Brasil. “Vemos que los mercados externos están estables. Siempre tienen algunas fluctuaciones, particularidades de cada año, pero en términos generales están estables”, evaluó.
La oferta de ajos a nivel internacional en 2024 estuvo dentro de los valores normales, ya que los países del hemisferio norte tuvieron una cosecha relativamente plena. Esto, a diferencia de la anterior, cuando tanto China como España (los principales productores mundiales de esta hortaliza) registraron reducciones significativas por cuestiones climáticas.
Además, en 2023, por el conflicto en el Canal de Suez, los fletes para el ajo chino se incrementaron. La conjunción de estos factores delineó un contexto favorable para la producción local, ya que elevó la demanda, al punto que los españoles vinieron a Argentina a comprar ajo, y llevó hacia arriba los precios.
En cambio, en 2024, el panorama se normalizó y cuando se arrancó la cosecha en Mendoza, había stocks de ajo en el mercado internacional, por lo que los valores volvieron también a los promedios. Y esto es lo que determina la necesidad de incrementar la competitividad, ya que no se puede depender esta temporada de factores externos que mejoren la ecuación.
El año pasado, se exportaron 109.379.092 toneladas de ajo mendocino, lo que implica un crecimiento en volumen del 27% en comparación con las 85.846.750 toneladas que se habían vendido al exterior en 2023.
Los datos elaborados por el Área de Inteligencia Comercial de Fundación ProMendoza, con base a estadísticas de la DEIE (Indec) muestran también que el valor FOB de las exportaciones de esta hortaliza alcanzó los US$ 128.955.477 en 2024. Esto es, un 61% de incremento con respecto a los US$ 80.245.578 de 2023.
El ajo representó, el año pasado, el 8% del valor total de las exportaciones mendocinas y el 9% del volumen de producción local enviado al exterior.
En cuanto a los destinos a los que se envía esta producción, casi el 75% del total de toneladas exportadas en 2024 fue enviado a Brasil. Le siguen, como principales mercados, Estados Unidos, España, México, Taiwán, Francia, Italia y Australia.
Producción en números
Según datos que se pueden consultar en la página del Ministerio de Producción, la superficie promedio cultivada con ajo es de 10.826 hectáreas y la producción promedio con destino a empaques e industria alcanza las 232.987 toneladas.
En 2023, los datos más recientes disponibles, la cantidad de hectáreas con esta hortaliza estuvo por encima de esa media, ya que llegó a 13.841 hectáreas, pero la cantidad de toneladas ingresadas estuvo muy por debajo, con apenas 92.098 (y un stock remanente declarado de 416.278 toneladas).
La principal zona productora es el Valle de Uco, que concentra el 61,3% del total promedio, seguido por la zona Norte (24,6%), la zona Este (9,4%) y la zona Sur (4,8%).