Seis de cada 10 femicidios son cometidos por la pareja actual o una anterior y 8 de cada 10 casos de violencia de género también. Además, muchas de las víctimas conviven con el victimario, una situación que favorece el incremento de la violencia y de la cual a muchas mujeres les resulta difícil salir.
En ese contexto se aprecia una gran dificultad para reconocer violencias de otro tipo que no sean la física y que suelen ser anteriores. Muchas las desconocen e incluso padeciéndolas parecen invisibles, dado que están naturalizadas. Se trata de violencias como la emocional, psicológica, simbólica, económica o sexual. Identificarlas podría generar un estado de alerta que permita tomar acciones y evitar mayores riesgos ya que, según señalan quienes trabajan estos temas, la situación suele empeorarse.
En 82,7% de los casos, el vínculo de la víctima con el agresor es el de pareja (45,8%) y expareja (36,9%), tal cual informa el Registro Único de Casos de Violencia contra las Mujeres. Por otra parte, 62% de los femicidios registrados en el país entre 2008 y 2017 fueron cometidos por la pareja o ex de la mujer, según el informe de la década de la Casa del Encuentro. Además, 51% de las víctimas fue asesinada en su vivienda. De los 2.679 hechos, 665 ocurrieron en una casa que la víctima y el victimario compartían.
En este contexto juegan un papel importante condicionantes como la dependencia económica, la convivencia o el temor asociado a la culpa.
Apropiación
Especialistas consultadas expresaron que la violencia comienza a expresarse de a poco y va en aumento hasta llegar al plano físico. Se naturaliza y no se identifican. En esto también inciden cuestiones culturales y desinformación.
Stella Spezia, a cargo de la oficina de la Mujer del Poder Judicial, señaló que "cuando llegaste al femicidio pasaste por todas las violencias". El asunto es que no se reconocen o suele minimizarse el riesgo. También está el miedo que paraliza y por lo cual suele no denunciarse o la fantasía de que el agresor cambiará de actitud.
"Lo primero es la descalificación o el insulto", explicó la psicóloga María Inés Capani, especialista en Violencia de Género. Luego se avanza hacia otros tipos como la violencia simbólica, emocional, psicológica. El victimario la aísla de sus vínculos, la controla incluso en la vestimenta, la manipula. Con el tiempo esto termina por erosionar la psiquis de la víctima, su autoestima queda deteriorada y eso le dificulta tomar medidas de protección, pedir ayuda o salir de la relación.
“Lo que hace la persona violenta es proyectar la culpa en la mujer (ella siente que tuvo una conducta que disparó la reacción violenta), entonces se racionaliza la violencia a través de la culpa”, explicó.
Pueden aparecer otros tipos de violencia como la económica, en la que el varón le impide a la mujer trabajar, no la deja manejar dinero e incluso disponer de sus propios ingresos o pretende apropiarse del patrimonio.
También puede ocurrir en el plano sexual, donde se exige u obliga a mantener relaciones sexuales o ciertas prácticas. “Algunas mujeres creen que estar en pareja implica tener que responder a una invitación sexual o a una forma de relacionarse sexualmente que no quieren”, advirtió Spezia.
La psicóloga explicó que otro aspecto que dificulta salir es que la violencia no es constante sino que tiene fases: una de acumulación de tensión, otra de explosión y una especie de luna de miel. Es en esta instancia que la víctima siente que puede cambiar al agresor y se pone esto como desafío personal, que luego se verá frustrado una y otra vez.
Silvina Anfuso, directora de Género y Diversidad, destacó "el temor a reconocer que lo que vemos en los medios es algo que nos pueda ocurrir a nosotras, por eso queremos seguir manejando la situación como hasta ahora creyendo que podemos hacerlo naturalizando hechos de violencia".
La naturalización implica el miedo a tomar una decisión. "Es una sensación de vacío que no sabés dónde va a terminar si tomas una decisión distinta y a veces le tienen miedo al fallo judicial", detalló. De algún modo esto es una especie de mecanismo de defensa.
Un hecho alarmante
Hay condiciones que se dan en muchos casos que agravan la situación de riesgo de una víctima. Stella Spezia habla sobre "la ruta que llevan las mujeres en situaciones de riesgo. Por ejemplo, la dependencia económica, el temor y falta de asesoramiento les han impedido salir de esa situación de violencia psicológica y emocional".
El femicidio de Liliana Olguín ocurrido el domingo en Las Heras desnuda estas situaciones. Liliana estaba separada desde hacía 8 años pero convivía con su ex pareja aunque sin hablarse. Tenía trabajo no le alcanzaba para irse a vivir sola con 2 de sus 5 hijos. Según los relatos de allegados, Liliana tenía miedo pero no creía que fuese a llegar a tanto la situación.
El contexto se enmarca en la falta de reconocimiento de violencias previas. "No había sufrido violencia antes", decía una de sus amigas pero contó que el hombre la celaba y la controlaba. En definitiva, sí las había sufrido. Liliana no radicó denuncia pese a haberse enterado de que su ex pareja había manifestado intenciones de matarla.
Las consultadas destacaron la importancia de pedir ayuda ni bien se identifica algo que incomoda ya que es la manera de prevenir. En el Poder Judicial y el Ejecutivo existen áreas de escucha, acompañamiento y asesoramiento en las que no se hace una denuncia.
Situaciones de violencia de género
Psicológica
- Te cela
- Te controla
- Te revisa el celular
- Te insulta o te humilla
- Te descalifica
- Te aísla
Sexual
- Se niega a usar preservativo
- Te obliga a tener sexo
- Te exige hacer cosas que no querés
- Te viola
Física
- Te empuja
- Te patea
- Te pega
- Te arroja objetos
Económica
- Te priva de dinero
- Se queda con tus ingresos
- Te impide ganar tu dinero
- Te oculta la existencia de bienes