Medio ambiente: el cambio climático y los transportes

Los países más desarrollados ya han comenzado a implementar planes de modernización en el área de transportes colectivos urbanos.

Medio ambiente: el cambio climático  y los transportes
Medio ambiente: el cambio climático y los transportes

La COP 21 realizada en París en 2015 ha sido ratificada y ampliada recientemente en la ciudad de Katowice, (Polonia COP 24). Allí, hemos tenido como resultado un mayoritario acuerdo sobre el control del cambio climático, entre cerca de 200 países que participaron en ella, organizada por las Naciones Unidas.

El hecho de que no haya habido unanimidad se debe a intereses puramente económicos relacionados con la producción del petróleo que, como sabemos, es una de las fuentes más contaminantes del medio ambiente. Por eso, en este grupo, están los primeros productores mundiales de ese recurso como Estados Unidos, Rusia, Arabia Saudita y Kuwait, entre otros.

Frontera agropecuaria

Argentina, participante de estos foros, es considerado país contaminador, aunque en menor escala, y esto se debe a que cerca del 80% de su matriz energética está sustentada en recursos naturales fósiles, pero también por otros motivos, como la destrucción de bosques nativos llevada a cabo en los últimos años debido al avance de la frontera agropecuaria y finalmente por la gran existencia de ganado bovino que contamina el aire con metano, otro de los principales GEI (gas de efecto invernadero).

Pareciera ser que nuestra poca actividad oficial dedicada a la protección del medio ambiente contra el calentamiento global obedezca, tal vez, a la creencia de que no somos los principales contaminadores y también por estar ubicados en una zona remota del mundo. Consecuentemente no sería necesario hacer, al menos por ahora, un esfuerzo extremo de control de emisiones para contribuir a la salud actual y futura del planeta.

De todos modos, lo interesante de estos temas, que son globales, es que año a año se siguen discutiendo con evidentes avances en foros mundiales y a pesar de que muchas de sus conclusiones aún no salen del papel hay progresos prácticos que vale la pena comentar porque representan aportes concretos a los objetivos fijados en París.


    Bicicletas ayudan mucho a la modernización en el área de transportes colectivos urbanos por ser medios individuales sustentables que complementan a los otros.
Bicicletas ayudan mucho a la modernización en el área de transportes colectivos urbanos por ser medios individuales sustentables que complementan a los otros.

Nuevos procesos

Los países más desarrollados ya han comenzado a implementar planes de modernización en el área de transportes colectivos urbanos sin perjuicio del avance de medios individuales sustentables por excelencia, como  la bicicleta.

Ya hay en aplicación en ellos nuevas tecnologías sustentadas en la optimización de sus respectivas matrices energéticas que ahora están siendo enriquecidas con el uso de recursos naturales renovables como la energía solar, los vientos o las mareas.

En América Latina el proceso está comenzando, pero infelizmente a un ritmo menor. Generalmente en estas latitudes el atraso está relacionado con la escasa capacidad financiera o simplemente con el orden de prioridades establecido por los gobernantes.

Las principales ciudades de Europa, Estados Unidos y Asia cuentan, desde hace bastante tiempo, con sistemas de propulsión limpios. Así vemos autobuses eléctricos o trenes livianos más conocidos como metrotranvías. En la actualidad más de 200 ciudades en el mundo disponen de estos eficientes sistemas de transportes, que operan en combinación con otros, como por ejemplo, redes ferroviarias de superficie, subterráneas, sistemas fluviales, y aéreos.

Megaciudades (área metropolitana con más de 10 millones de habitantes) como Tokio, Nueva York, Londres, París o Moscú manejan ya redes complejas de sistemas de transportes ecológicos basados en energía eléctrica. En ellas pueden verse todas las combinaciones posibles de medios que trasladan a millones de personas en minutos a sus lugares de trabajo o actividades diversas sin contaminar. Además del uso de tecnologías avanzadas en las que se aplican modernos conceptos ambientales de recuperación de energía dentro de la misma red de transportes, por ejemplo, la tecnología KERS (Kinetic Energy Recovery System, siglas en inglés, sistema de recuperación de energía cinética). Ésta consiste en transformar en energía eléctrica el calor proveniente del sistema de frenado, su posterior almacenamiento y luego el consumo por los impulsores que mueven al vehículo obteniendo un ahorro energético de entre 15 y 20%. Este proceso es favorecido por las características del medio de transporte urbano que es altamente frenador.

Los sistemas ferroviarios livianos, como los mencionados, son cada vez más usados y no en las periferias sino en los centros mismos de las ciudades como cualquier ómnibus a los que estamos acostumbrados a ver, y cumpliendo con las mismas reglas de tránsito a las que están obligados tanto micros como automotores.

Son muchos los beneficios que ellos brindan a la sociedad urbana: garantizan la puntualidad, son ágiles y confortables, están diseñados para transportar más tipos de pasajeros con objetos más grandes que un micro común, tienen bajas plataformas que permiten acceder a todas las personas, son rápidos, disminuyen los riesgos de accidentes, mejoran los vicios del estacionamiento donde hay vías y  sobre todo  son sustentables ambientalmente porque no contaminan ni química ni acústicamente, vale decir se cumple con los requerimientos del pasajero y con el medio ambiente.

La mayoría de las redes instaladas incluyen recorridos que tocan hospitales, escuelas, oficinas públicas, estaciones de trenes, terminales de ómnibus, grandes empresas y centros comerciales, de modo que la gente no pierda tiempo y humor esperando en congestionamientos de tránsito, tan comunes hoy.

Es cierto que estos sistemas requieren una inversión mayor que los corredores urbanos de micros y un tiempo de instalación superior básicamente por el tendido de rieles y conexiones eléctricas.

Por otra parte, tarde o temprano el automóvil tendrá que salir de los centros urbanos,  lo mismo que el transporte actual basado en hidrocarburos. Hay ciudades en las que no se puede circular con normalidad y tampoco respirar saludablemente. Son ejemplos de ello en nuestra región San Pablo, México, Buenos Aires o Santiago de Chile.

Llegará entonces el momento en que nos daremos cuenta de lo importante que es tener una vida igual de activa, pero sin los sufrimientos de enfermedades crónicas que la polución urbana nos produce.

Pronto deberíamos acceder a tiempos en que las autoridades tendrán que reflexionar sobre el uso de energías limpias en los sistemas de transporte.

Nos queda por saber si esto tendrá prioridad en su agenda y luego la decisión política de producir los cambios que sean necesarios.

Por nuestra parte, falta que nosotros entendamos de una vez lo que significa vivir en un mundo sustentable.

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