Un día como hoy, pero de 2013, un preso apareció muerto en su cama y al decir del personal penitenciario que lo encontró "estaba acostado como durmiendo", por eso inicialmente se habló de una "muerte natural".
Sin embargo, necropsia mediante, quedó demostrado que Jesús Ortega (18), que había ingresado a San Felipe, 48 horas antes acusado de robo, había sido asesinado en una celda -compartida con otros dos internos- del módulo A del penal de San Felipe.
La causa estuvo en manos de la fiscal Daniela Chaler quien pidió prisión preventiva para los dos internos que compartían la celda, a los que imputó de homicidio simple.
Pero ese caso no fue el único, 10 días después, aparecieron ahorcados con una cuerda Luis Rosales Ruarte (26) y Arnaldo Andrés Bastías Moyano (25), en la celda 6 del módulo 5, también de San Felipe.
Como Ortega, los dos habían ingresado al penal pocos días antes después de ser acusados de un violento asalto a una anciana en Junín, donde la víctima fue atacada y también abusada sexualmente.
Uno y otros
De los dos casos que en este mes cumplen 5 años, el de Ortega fue resuelto en juicio en diciembre de ese año, con la condena por homicidio simple de Sebastián Verdejo y Mario Castillo.
Mientras que el referido a Rosales y Bastías, con el traspaso de causas cuando se ampliaron las fiscalías, pasó al despacho del fiscal Carlos Torres y está sin resolución.
Cambios
A partir de lo ocurrido se dispuso que los detenidos que ingresen por primera vez deben tener una entrevista con la psicóloga y la asistente social durante las primeras 12 horas que pasen en la cárcel, con un nuevo encuentro a las 72 horas, para determinar si es correcto el lugar de alojamiento.
Según el informe oficial del Servicio Penitenciario, el año pasado no se produjo ninguna muerte violenta o por riña entre internos dentro de los centros de alojamiento carcelario que funcionan en la provincia.