No son días de convivencia perfecta entre los socios de Cambiemos. "Siempre hay cosas para pelear" susurran algunos, pero después de la sucesión de reuniones del martes pasado, la relación entre radicalismo y Pro está recompuesta.
Es que, más allá de los charlado entre los asistentes, hubo una decisión que calmó la furia de los radicales: el gran tema de gestión que se viene, la negociación del Presupuesto 2019 con los gobernadores del PJ, incluirá una pata radical.
Esa fórmula es la que parece haber calmado los ánimos en los socios. El último hecho que desató las iras fue un encuentro que en diario Clarín se llamó "El Pacto de San Isidro". En ese encuentro, que se realizó el martes 26 de junio, estuvo lo más granado del macrismo y el "peronismo racional".
Los analistas del radicalismo apuntan a ese convite en el comedor de un club de rugby del norte del conurbano, como la gota que rebalsó el corto vaso de la paciencia radical.
¿Hay un secreto temor en el radicalismo de que el Pro se corte solo y conforme una coalición de gobernabilidad con ese sector del PJ? No sería la primera vez que se menciona tal prevención: "Siempre se cortan solos" suelen comentar algunos encumbrados radicales que tienen la sensación de volverse prescindibles en Cambiemos.
El encuentro en San Isidro congregó a Marcos Peña, Rogelio Frigerio, Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Emilio Monzó; del otro lado Juan Schiaretti, Juan Manuel Urtubey, Miguel Pichetto y Sergio Massa.
También estuvo el diputado por Salta Pablo Kosiner. Según Ignacio Zuleta, ahí empezó a delinearse el traspaso de la regulación del servicio eléctrico a Ciudad y Provincia de Buenos Aires, lo que significa que los subsidios que actualmente paga la Nación, los pagarán esas dos jurisdicciones.
Esa reunión fue considerada por los radicales como una puñalada trapera de parte de los socios macristas.
Hubo un par de desplantes no muy conocidos de parte de la pata radical de la coalición, como ausencias a reuniones de los interbloques del Congreso; también algún faltazo a reunión de mesa chica.
Finalmente la tensión decantó en dos encuentros del martes pasado. Por la tarde, Peña, Frigerio y Dujovne con los gobernadores Alfredo Cornejo (Mendoza), Gerardo Morales (Jujuy) y Gustavo Valdés (Corrientes), más el jefe del bloque UCR de Diputados Mario Negri y Ernesto Sanz; en la noche, en la residencia presidencial, el mismo elenco radical con dos figuras repetidas del Gobierno, Peña y Frigerio, más el presidente Mauricio Macri.
Cuentan que el temario incluyó desde los cambios en el gabinete, el presupuesto de las universidades "algo que siempre nos preocupa", comentó uno de los observadores, Consejo de la Magistratura. Se repasan temas, pero casi como al pasar se menciona quizá el más importante: las negociaciones con los gobernadores del PJ.
“No nos interesa cogobernar. Lo que le importa es tener participación en las grandes decisiones”, dicen. Y la negociación del presupuesto del año que viene es uno de esos grandes temas.
No se trata de una pauta de gastos más. Siempre hay datos que se ocultan, previsiones que se van desdibujando con el correr de la ejecución; esta vez, el gasto será auditado periódicamente por el Fondo Monetario Internacional, no hay margen para dibujar números.
Esa negociación, además, definirá el reparto del ajuste y hay tres gobernadores radicales que quieren evitar ser sobrecargados de recorte. Por eso es que la UCR apostaba a tener un monitoreo permanente en esa negociación con los mandatarios del PJ.
Y en esa cena, la frutilla del postre fue la promesa de que habrá presencia radical en las tratativas.
Nadie quiere decir quiénes serán los participantes en las charlas, pero ante la consulta de si habrá o no misiones fijas de dirigentes, dicen “alguno estará siempre”.
El vicio radical de la interna se agita otra vez
Mientras la conducción del radicalismo busca ser parte en el trazado de las grandes líneas del gobierno de Cambiemos, una parte de la UCR, particularmente la que tiene presencia en la provincia de Buenos Aires, se prepara para abrir la grieta en Cambiemos.
Se trata de dirigentes que supieron orientar el destino del centenario partido de Alem en un tiempo que hoy parece lejano, que se arremolinan en torno a un apellido ilustre del radicalismo: Ricardo Alfonsín. Alrededor se ubican Federico Storani, Juan Manuel Casella, Luis "Changui" Cáceres.
Esa punta de dirigentes tiene un objetivo: quieren arrear a todo el radicalismo para que exijan cambio de rumbo al Gobierno de Mauricio Macri.
Ellos sumaron a Jorge Sappia, el veterano angelocista cordobés que desde la presidencia de la Convención Nacional viene exigiendo que a Cambiemos se le fije un ultimátum al macrismo.
Hoy la conducción del radicalismo descansa en Alfredo Cornejo (presidente) y Gerardo Morales (vicepresidente); hay un todo terreno en la "pata radical" de Cambiemos como el mendocino Ernesto Sanz; el hombre del interbloque Cambiemos en Diputados es el cordobés Mario Negri y en el Senado es el formoseño Luis Naidenoff.
Los que están afuera de todo, encontraron en la crisis un resquicio dónde recuperar terreno.