Es muy conocida la frase que sentencia que solo los grandes suscitan amor y odio por igual. Pasa con los libros sagrados, con Nietzsche, con Borges, con Coelho. Y pasa con Haruki Murakami, el escritor que más ha sido adorado y detractado en los últimos 25 años.
Producto de cierta sensibilidad posmoderna y "snob" para algunos; intérprete vibrante y pesimista de una era que perdió a sus padres, por el otro. "No hay reggaetonero sin Grammy ni Kindle sin Murakami", sugieren agudamente sus "haters". Pero no hay vuelta que darle: Murakami está siempre vigente y algunos incluso sugieren que, por nivel de popularidad alcanzada, es el "García Márquez de nuestro tiempo". ¿Exageración? Solo el tiempo lo dirá.
Gran melómano y curioso amante del deporte, entre principales libros pueden mencionarse la conmovedora novela "Tokio Blues", pero también títulos como "Crónica del pájaro que da cuerda al mundo", "Sputnik, mi amor" y "Afterdark", entre otras.
También publicó cuentos ("Sauce ciego, mujer dormida") y ensayos, como "De qué hablo cuando hablo de correr". Obtuvo, entre otros, el Premio Tanizaki y el Franz Kafka. Y espera aún el Nobel.
Murakami, que hoy cumple 70 años, se da el lujo de celebrar la ancianidad estando en lo más alto del estima literario occidental (él, cuya voz voló audazmente desde Oriente en los ‘80).
Acaba de editar el segundo libro de "La muerte del comendador", que llegará a las librerías del norte el 15 de enero y por acá un poco después. Aquí, el eterno rechazado.
¿Desea realmente el Nobel?
Algunos lo emparentan, por el constante desaire de la Academia Sueca, al propio Jorge Luis Borges.
El año pasado, los candidatos al llamado "Premio Nobel Alternativo" eran 47, entre los que había autores de la talla de Margaret Atwood, Paul Auster, Patti Smith, Siri Hustvedt, J.K. Rowling, Elena Ferrante, Joyce Carol Oates, Don De Lillo y Louis Édouard.
La iniciativa fue impulsada por un centenar de escritores, artistas y periodistas suecos después de que la Academia Sueca, que históricamente entrega el premio -al que Murakami era un candidato eterno-, anunciara que no iba a haber premio 2018, a raíz de las acusaciones por agresión sexual que involucraron al dramaturgo Jean-Claude Arnault, vinculado a la institución a través de su club literario y esposo de una de sus miembros, Katarina Frostenso.
Pero lejos de sumarse a la cruzada, Murakami prefirió ser excluido de la lista de candidatos al galardón alternativo, cuya ganadora finalmente fue Maryse Condé.
Si bien Murakami expresó públicamente su gratitud ante la nominación, argumentó que quería "concentrarse en escribir, lejos de la atención mediática", según informaron los mismos organizadores, después de que el artista anunciara también que dejaba la red social Facebook.
Y la concentración ha dado sus frutos a Murakami, porque recibe este año aniversario publicando el segundo libro de "La muerte del comendador".
¿El “Año Murakami”?
Publicada el año pasado como un homenaje a su novela preferida, "El Gran Gatsby", a la vez que retoma el tono y la voz de "La caza del carnero salvaje" (una obra publicada hace 36 años que marcó el punto de partida del "realismo fantástico" que caracteriza su obra), "La muerte del comendador" funciona como una novela llena de puntos de partida y pocos finales. Fractales, seres dementes, historias delirantes. O promesas al lector que no se cumplen, según sus detractores.
Transcurre de hecho en un solo lugar, una región montañosa cercana a Tokio donde el narrador se recluye luego de que sorpresivamente su esposa le pide el divorcio. Y allí no sólo comienza a rehacer su vida, dejando atrás su trabajo como retratista de empresarios y políticos para dedicarse a descubrir su propio estilo en el arte, sino que también empieza una búsqueda por comprender el sentido de la existencia.
"La nueva novela del autor de 'Hombres sin mujeres' es otra astuta variación sobre los temas y personajes que fascinan a sus seguidores", comentó sobre el libro Ana Prieto, en la Revista Ñ de Clarín.
La segunda entrega no se hizo esperar y, editada como siempre en Tusquets, puede que responda o no a todas las preguntas abiertas del primer libro.
Pero además de esta edición, Murakami celebra que hace un par de meses entregó a la universidad tokiota de Waseda, su "alma mater", los manuscritos de sus libros y una parte de su gran colección de vinilos.
“Me hace muy feliz que un centro universitario pueda servir para aquellos que quieran estudiar mis obras, ya sean japoneses o extranjeros”, dijo Murakami en esa universidad, donde se graduó en 1975. El archivo incluye incluso cartas autógrafas, que espera que sirvan a los investigadores.
Porque Murakami sabe que un autor no es sólo lo que él escribe, sino lo que se escribe sobre él, y así pretende fomentar los estudios de su amplia obra, que seguramente ayudarán a dignificar aún más su literatura, tan menospreciada por algunos. Aunque su apuesta para el año es otra: se prevé que este 2019 haya, comprensible, doble Premio Nobel de Literatura. Doble chance, nada menos.
Aniversarios y aspiraciones
Haruki Murakami donó sus manuscritos y parte de su colección de discos de vinilo a la universidad donde se formó. Quiere así fomentar los estudios que versen sobre su obra, aunque su aspiración para este año es otra: dicen que habrá doble chance para tener el Nobel de Literatura.