Cebolla: la baja del precio enciende la alarma en productores locales

El producto se está liquidando en las cosechas del sur de Buenos Aires. El sector local mira con alerta frente a la cosecha propia.

Cebolla: la baja del precio enciende la alarma en productores locales
La situación con el mercado de Brasil, está complicando seriamente las expectativas en el mercado local. Muchos aseguran que hay que aguardar y no apresurarse. / Foto: José Gutiérrez

La caída de las compras de cebolla por parte de Brasil y, por ende, del precio del producto, ponen en jaque a un sector que reúne a alrededor de 3.000 hectáreas en Mendoza. Es una de las principales hortalizas de exportación y el sector local espera, con bajas expectativas, que la situación se normalice para la cosecha de octubre.

La semana pasada, Los Andes daba cuenta de la caída de precios por causa de una mayor producción nacional y también de Brasil, el mayor cliente local, que este año tuvo mejores rendimientos y por ello ha reducido sus compras. Incluso, se estima que a nivel nacional puedan quedar unos 100 millones de kilos sin cosechar, como ya está ocurriendo con las primeras cosechas de Argentina.

Desde el Centro Regional Mendoza San Juan del INTA informan que, a nivel nacional, se llegó a tener 22 mil hectáreas con cebolla, en especial en el sur de Buenos Aires y los valles inferior y medio de Río Negro. En Cuyo, la superficie ha ido disminuyendo en los últimos años y actualmente ronda en 3.400 hectáreas.

“En el país, hay 3 grandes rubros de exportación hortícola: el poroto seco, el ajo y la cebolla. Brasil es el principal mercado para los tres”, señala Claudio Galmarini, director del Centro Regional local del INTA. Especialista en el cultivo de cebollas, explica que esta temporada hubo una gran producción en Argentina y en Brasil, se retrajo la exportación al país vecino y eso ha impactado en los precios.

La mayor parte de la producción mendocina no tiene como fin la exportación, pero se ve afectada porque, aquellos productores que no pudieron enviar al exterior, destinaron su mercadería al mercado interno, bajando los precios puertas adentro. “El país suele exportar un 35-40% de lo que produce. El volumen de cebolla que no se pudo exportar afecta a los precios internos”, afirma Galmarini

La reducción de la superficie de cebolla en Mendoza se debe a una especialización en Buenos Aires, donde se cultivan hasta 15 mil hectáreas, con superficies mayores que facilitan la mecanización, especialmente de la siembra y la cosecha, lo cual permite reducir costos de producción. Mendoza, en cambio, se especializó en otras hortalizas como ajo y tomate, además de que, según datos del IDR, sólo el 6% de la cosecha se hace de manera mecánica.

Mirando hacia adelante, Galmarini recuerda que, cuando hay retracción en un precio, suele disminuir la superficie de un cultivo y por ello quizás se dé una recuperación del precio. A esto agrega que, en la temporada 2021-2022, por la crisis hídrica que afecta a toda la región andina, es probable que el caudal del Río Colorado (fuente para el sur de Buenos Aires) sea mucho menor, disminuyendo la superficie posible de regar en esa región.

Incertidumbre hasta la cosecha

Martín Calafiore es un productor de 150 has con cebolla, papa y ajo y es prosecretario de Asocamen, la asociación de productores, empacadores y exportadores de ajos, cebollas y afines. Afirma que la producción cebollera local ronda las 3 mil hectáreas y asegura que los bajos precios son un problema importante para el sector.

Una parte de la cebolla local se cosecha entre octubre y noviembre, después de las cosechas del sur de Buenos Aires y de Río Negro. La preocupación es que esa mercadería, que de momento no encuentra salida en Brasil, inunde el mercado interno. “Brasil ha aumentado su producción, el precio está por debajo y, como no han venido terceros países a llevarse esta sobreoferta de mercadería, ha quedado todo acá”, apunta Calafiore.

El prosecretario de Asocamen señala, además, que en los últimos años en el sector ha aumentado mucho más el costo que la ganancia, y que hay una diferencia “extraordinaria” entre lo que le pagan al productor ($6 o $7 el kilo) y el precio de venta en un supermercado. Al ser un mercado volátil, Calafiore espera a ver cómo está la situación más cerca de la cosecha.

Otra mirada es la de Miguel Morales, productor y empacador de Rodeo del Medio (Maipú), a quien le comentan que en Buenos Aires hay agricultores rematando su cebolla a $1 el kilo y otros que directamente la regalan con tal de que se la lleven. “El mercado va a estar totalmente saturado, se está vendiendo al costo de mano de obra para descolar, embolsar y poner arriba de un camión”, ilustra Morales. “Somos gente que hemos trabajado mucho en el rubro, no vamos a parar porque esto es cíclico. Aparte de plantar, hacemos el empaque y compramos cuando hay alta demanda”, describe Morales. En su visión, las hectáreas de Mendoza han perdido espacio pero, como se usa semillas híbridas de mejor rendimiento, se mantiene el volumen de producción.

En cuanto a la venta, entiende que el mercado argentino consuma menos por la situación de pobreza y espera a que se abra alguna ventana con Brasil u otro país, por ejemplo, por cuestiones climáticas. Además, critica el costo impositivo que deben soportar, porque “cuando una mercadería no vale nada, todo impuesto te pega fuerte, y nosotros pagamos mucho”.

Es la tercera hortaliza de exportación a nivel nacional, pero el aumento de la superficie cultivada en Brasil siembra dudas. Además, los precios en el mercado local están muy bajos.
Es la tercera hortaliza de exportación a nivel nacional, pero el aumento de la superficie cultivada en Brasil siembra dudas. Además, los precios en el mercado local están muy bajos.

Bajas y altas

En la mirada de Iván Herrera, productor del Valle de Uco, la caída de los precios comenzó en abril de este año. Después de la cosecha de cebollas tardías en marzo, al momento de descolar (cortar las hojas y raíces en el campo) se estaba pagando alrededor de $29 el kilo. En abril el precio bajó a $18 el kilo y en tres semanas había quedado a $9 (un precio que, asegura, no alcanzaba para cubrir los costos de embolsado).

“Los que vendieron a $29 el kilo, hicieron una fortuna. A los que arriesgaron y esperaron a que subiera les fue mal”, describe este productor valletano. Si bien este año no fue bueno para él, entiende que es algo común en la chacra, donde “no todos los años son iguales” y espera poder recuperarse la próxima temporada.

“Yo lo veo así, siempre he visto al sector de la chacra como oportunidades que se te dan. Hay productores que se han cruzado a otro cultivo y también les pasa lo mismo. Por decirte la papa: hay años que no entra papa de Balcarce y sube el precio de la papa mendocina”, ejemplifica Herrera. Lo mismo ocurre con la cebolla, con una variación fuerte de precios en los últimos 5 años.

Para Juan Antonio Cara, productor, empacador y exportador de cebolla con su empresa Agrodubois, la situación de Mendoza depende de cómo se resuelva la situación con Brasil: “En 2018 y 2019 hubo buenos precios de cebolla, porque Brasil tuvo problemas climáticos. Eso motivó a que en Argentina se sembrara mucha cebolla, pero este año los brasileños están con una muy buena cosecha”.

Mirando hacia adelante, Cara ha escuchado que los comercializadores de semillas han vendido un 30% menos de semilla que en el año pasado, lo que indica una contracción de la superficie para la próxima temporada. “Acá en el campo tenés que tratar de mantenerte, porque quizás después se venga la revancha”, señala.

Además, el titular de Agrodubois remarca que la bolsa de semillas híbridas de cebolla sale alrededor de $160 mil, cuatro veces más que una bolsa de semillas comunes, pero producen el cuádruple en una superficie menor, por lo que seguirá en esa línea. También planea continuar con siembra a través de sembradora automática, que reduce los costos en mano de obra.

Una radiografía entre capas

En el sur de Buenos Aires predominan las cebollas de días largos, de tipo Valenciana, que es el principal tipo de cebolla que exporta el país. En Mendoza se da la particularidad de cultivar 3 tipos de cebollas, de días cortos, intermedios y largos. Las primeras dos apuntan al mercado interno y la tercera tanto al mercado interno como al externo.

Las cebollas de días cortos, llamadas Valencianitas, son las más tempranas, y en Mendoza se cosechan a partir de octubre y noviembre. También se pueden producir de días intermedios, como las Torrentinas, que se cosechan a fines de diciembre, con buena conservación. Finalmente, principalmente en el Valle de Uco, se producen las cebollas de días largos, que se cosechan entre enero y marzo y se pueden conservar hasta agosto.

Claudio Galmarini, director del Centro Regional Mendoza - San Juan INTA, destaca la producción de semillas en Cuyo: “El país produce casi 300 toneladas de semillas de cebolla, de las cuales cerca de 200 toneladas van al mercado externo”. Las principales compañías internacionales de semillas están radicadas en Mendoza y San Juan, produciendo híbridos que se exportan al hemisferio norte. En el país, la mayoría de los cultivares que se implantan son de polinización abierta y más del 70% son generados por el INTA.

Puntualmente, el INTA La Consulta es sede del programa de mejoramiento genético de cebolla en el país, y se trabaja mucho en tecnología y producción de semilla. “Tenemos una larga tradición en la obtención de cultivares, en el manejo de cultivo de cebolla, control de enfermedades, control de malezas, sistemas de postcosecha. Hay mucha tecnología disponible para el productor”, afirma Galmarini.

Un aspecto que estudian es la resistencia a la podredumbre basal, enfermedad que limita la producción, y en el INTA están “próximos” a liberar cultivares tolerantes.

“Llevamos veinte años trabajando en esto y ya casi lo tenemos. Vamos a presentarlos cuando estén listos. Creemos que será un aporte muy importante”, adelanta Galmarini. Además, la entidad trabaja en diversificar mercados y participa en un ensayo de cebollas dulces para exportar a EEUU.

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