“Tengo todas las expectativas, más allá de las alcohólicas” responde Roberto Moldavsky a la pregunta de Los Andes sobre lo que espera de su primera visita a Mendoza, dejando como al paso el guiño de su vena humorística, que está siempre lista para dispararse. Desde hace bastante tiempo es uno de los humoristas más queridos y cotizados de Argentina. Declara que ha tenido por lo menos cuatro vidas: tras sus años de juventud vivió diez en Israel en un kibutz, estudió Educación y Sociología, regresó a Argentina y vendió camperas en Once, y a los 50 empezó a hacer vida de artista con la herramienta del humor. Cuenta que heredó esa vena de su viejo, quien contaba chistes todo el tiempo, y que, antes de morir, le dijo “Vos tenés que ser un tipo feliz. Sé feliz”. Y que recién a los cincuenta asumió ese mensaje y el camino a su cuarta vida se despejó. Por vía de Jorge Schusseim, conoció a Fernando Bravo que lo llevó a su programa y a partir de ahí su reconocimiento en los medios y el público fue escalando sin parar.
Figura hoy del humor nacional, Roberto Moldavsky llegará el próximo sábado al Teatro Mendoza, donde desde las 20.30, presentará “Lo mejor de mí”, uno de sus shows más completos, que el cómico define como un recorrido en clave humorística “sobre la vida misma” y que, por supuesto, abarca desde la actualidad política hasta esas observaciones hilarantes sobre situaciones y personajes cotidianos que son la marca de fábrica del humor Moldavsky.
Los Andes pudo hablar con él antes de su presentación, que será la primera “oficial” en Mendoza, y conocer algunos de los aspectos de lo que el publico mendocino podrá ver esta noche.
—Tengo entendido que estás volviendo de una gira por el exterior…
—Sí, vengo de actuar en Nueva York, en una subasta que hizo una organización que se llama 1821, año en que se creó la UBA. Se hizo una subasta de ex alumnos, los cuales la mayoría viven en EEUU, y estuvo presente el rector. Esta organización junta fondos para hacer obras en la UBA y las hace directamente. No es que la guita llegue al rectorado, sino que le encargan cosas y esta organización de ex alumnos, que tiene todo tipo de profesionales, las realiza.
—¿Es la primera vez que vas a actuar en Mendoza? ¿Cuáles son tus expectativas?
— He estado en algún evento privado, pero con este despliegue es la primera vez, sí. La verdad que tenía muchas ganas. Tengo todas las expectativas, más allá de las alcohólicas y todo aquello… Siempre me gusta, entre comillas, descubrir una provincia en el teatro. Así que estamos muy felices de despedir lo mejor de mí en Mendoza, que es un show increíble.
—¿Y me podés anticipar algo sobre este show? ¿Qué lo diferencia de los anteriores?
—El show tiene mucho de lo que solemos hacer. Hay una estructura que la mantenemos mucho, que es lo que tiene que ver con el humor político, y el resto se trata de lo que vivimos todos los días, cosas cotidianas relacionadas con la pareja, con el paso del tiempo, con las relaciones, con las nuevas maneras de relacionarse… Con la vida misma; es un show sobre la vida misma, pero con humor.
—¿De dónde surge tu vena humorística? ¿Qué cosas te inspiran para crear chistes?
—Me inspira todo. Me inspira el tipo que se mete el dedo en la nariz en el semáforo, me inspira el video, me inspiran todos los temas. Y bueno, generalmente hablo con gente, me encuentro, armamos grupos, escucho reflexiones y después trato de convertir todo eso en el monólogo.
—¿Cuáles son tus referentes y humoristas preferidos?
—Tengo muchas referencias, la verdad. Yo creo que tengo una influencia, sin darme cuenta, de todos los humoristas que yo consumía y consumo, que te arman una ensalada dentro y vos le agregás un ingrediente tuyo. Siempre lo menciono Alberto Olmedo, porque me encantaba. Me gusta mucho eso que él inventó y que todos disfrutamos, que es romper esa cuarta pared y hablar de lo que nos está pasando en la mitad de un guion. De grande me volví bastante fana de Niní Marshall, que la conocía, me daba gracia, pero la descubrí más últimamente. Y de ahí, con una mezcla de Tato y Pinti para el lado humorístico, de Woody Allen, que para mí reformuló y reinventó el humor judío. En fin, de todo eso. Y tengo el honor de conocer a Gabriela Acher, que fue una persona que siempre me gustó y me gusta.
—Sí, claro. Hay muy buenos humoristas en Argentina, siempre los hubo. También el humor se mudó a las redes, hay otro tipo de humor que da vueltas por ahí. Si te voy a dar nombres, me voy a olvidar injustamente de la mitad, pero he dicho muchas veces que el tándem Capussotto-Saborido me vuelve loco. Me gusta Yayo; me gusta Vagoneta también. Me gusta Sebastián Presta. Me gustan Las Chicas de la Culpa (Connie Ballarini, Malena Guinzburg, Natalia Carulias y Fernanda Metilli). Me gusta Dalia Gutman. Hay miles de standaperos en todas partes. Hay un montón. Y seguiría, ¿eh? El Oficial Gordillo, el Flaco Pailos, Cacho Bonaventura, los cordobeses y toda esa banda. Hay un montón que me van viniendo a la cabeza… Lo que sí podemos decir es que está lleno de buenos humoristas y eso es una bendición.
Será la única función de “Lo mejor de mí” el sábado 26 en el Teatro Mendoza. Las puertas estarán abiertas a partir de las 19.45. Las entradas se pueden conseguir a través de la plataforma EntradaWeb.