Genoveva Villanueva, un personaje de novela

No fue escritora, pero sí una personalidad muy importante para la Mendoza de la época de la Independencia. Fue incluida en el libro “La ciudad heroica”.

Genoveva Villanueva, un personaje de novela
Genoveva Villanueva: por los enfermos y los más necesitados 

Ante todo, es necesario aclarar que Genoveva Villanueva no fue escritora, pero sí aparece mencionada en una novela: La ciudad heroica (1904), de Rosario Puebla de Godoy, y conviene comenzar por este texto para encuadrar su biografía, que tiene ribetes también de texto de ficción.

El interés por la historia, una característica de los albores del siglo XX, cuaja en Mendoza en algunas novelas, como la de Rosario Puebla de Godoy, construida según cánones tardorrománticos y en una serie de piezas breves: episodios y tradiciones. La novela mostró, en consonancia con el momento histórico, la conciencia de libertad y la nacionalidad, y su choque con la anarquía y la tiranía. Ese anhelo de libertad da de sí la crítica a ciertos momentos de la historia como es entre nosotros el de la “represión federal” en contra de los unitarios. Por otro lado, en ese mismo anhelo romántico de libertad se inscriben los textos que exaltan el momento fundacional de la nacionalidad, las luchas independentistas, en un clima de celebración favorecido por los fastos del Centenario.

En consecuencia, los dos núcleos que aparecen como más incitantes para la actividad del novelista, ya sea porque de ellos aún se guarda memoria oral o porque constituyen el orgullo cuyano son la lucha entre unitarios y las luchas por la independencia desde sus orígenes o la gesta sanmartiniana, y ambos aparecen contrastados en la novela de Puebla.

Ahora sí volvamos a Genoveva Villanueva, para anudar luego la relación entre ambas.

Había nacido en Mendoza el 1 de enero de 1814, coincidiendo con la llegada de San Martín a Cuyo como Gobernador Intendente. Sus primeros años transcurrieron, pues, envueltos en el clima que Puebla de Godoy recrea en su novela, es decir, en medio del fervor de un pueblo que ansía “consolidar su libertad”.

Era hermana de Francisco Javier Villanueva y Godoy, quien fue cirujano mayor de la Armada y se estableció en Chile, donde realizó, por ejemplo, la primera cirugía con anestesia total. También Genoveva mostró siempre vocación por la medicina, pero al no poder estudiar en Mendoza, se instaló en el país trasandino y allí pudo especializarse en homeopatía en el Hospital San Juan de Dios de Santiago.

Durante su estadía en Chile conoció a un viajero francés, Carlos Meyer, con quien se casó estaba radicada en Concepción. Sin embargo, el matrimonio no perduró y se separaron al poco tiempo, en otro rasgo “transgresor” de esta mujer tan especial, decidida y valiente. Ella no usó nunca su apellido de casada. Todo ello le valió ser marginada por la alta sociedad de que era parte y le cerrara de algún modo las puertas de los salones de baile y las tertulias de las familias distinguidas.

Retornó a Mendoza, y las crónicas de la época atestiguan su gran éxito profesional, junto con su sencillez y afabilidad para atender tanto a los habitantes de suntuosas mansiones como a los que moraban en las viviendas más humildes. Eran realmente tiempos difíciles los que se vivían por esos años, y Genoveva no cobraba por sus servicios profesionales.

Según el historiador mendocino Conrado Céspedes, esta piadosa mujer “vestía casi siempre hábito franciscano y para asistir a reuniones sólo agregaba a su toilette un chalón de seda o chales de encaje antiguos, tal como se observa en los retratos. Jamás usó sombreros ni trajes a la moda y en cuanto a las joyas, únicamente ostentaba un anillo de suma sencillez y el reloj de bolsillo [...] Ambas prendas eran recuerdos de familia a los que profesaba gran valor” (en Doña Genoveva Villanueva: recuerdo a la actuación de una mendocina ilustre. Revista de la Junta de estudios históricos de Mendoza, Vol.6, N° 15-16, 1936).

Como señala Gustavo Capone en Genoveva Villanueva, entre el amor y la muerte, entre los pobres y los ricos (2021), “Genoveva era una mujer que no se llevaba bien con las formalidades de la época, pero eso no impedía que descuidara la gestión social y el llamado de los más humildes. Fundará la Sociedad de Beneficencia (1857), y a partir de ahí nacerán: el Asilo de Huérfanos, la Escuela de Caridad, la Misión por los Presos y la Escuela Modelo de Señoritas”.

Igualmente, Capone recuerda su aparición como personaje en la novela de Puebla de Godoy. Efectivamente, en el capítulo titulado Rasgos salientes y en relación con el gobierno de Aldao en Mendoza, la autora pinta el siguiente cuadro de situación: “El uso de la divisa colorada, que debían llevar prendida en los cabellos las mujeres y en el sombrero los hombres, era obligatorio […]. En las puertas de las iglesias, único sitio público que frecuentaban las familias unitarias, se colocaban hombres encargados de pegárselas con brea a aquellas que no las llevaran, sin valerles excusa alguna”.

Y aquí entra en escena nuestro personaje, presentado así por Puebla de Godoy: “Una señora llamada Genoveva Villanueva, que se negó obstinadamente a llevarla, y que se la arrancaba cuando se la ponían por la fuerza, fue condenada a ser paseada por las calles, en una yegua coja y desarmada, sentada con la cara hacia la cola del animal y recibir algunos azotes, lo que ella soportó valientemente, apostrofando como ‘cobardes mazorqueros’ a sus verdugos, hecho rigurosamente histórico” (1904, p. 135).

En el Museo del Pasado Cuyano (imprescindible para todos los mendocinos) se conserva en un cuadro el mechón de cabello de Genoveva con la divisa punzó, oscurecida por el tiempo, lo que atestigua la valentía de esta mujer singular.

Dentro de la novela de Godoy, este episodio es replicado en relación con sus protagonistas ficticias, dos niñas unitarias de una familia distinguida, que se ven obligadas también a “adornarse” con el odioso distintivo: la historia sirviendo de modelo a la ficción una vez más.

Sabemos que Genoveva Villanueva murió en 1890; sobrevivió, pues, al terrible terremoto de 1861, y sabemos que prestó una invalorable colaboración en el socorro de las víctimas. Está enterrada en el Cementerio de la Capital, y Luciana Sabina, en De paseo a la muerte: una tumba perdida y los sepulcros más imponentes (Los Andes, 20 de setiembre de 2019) habla de la imposibilidad de visualizar su tumba, pero sabemos que está allí, En el “Sector histórico”, junto a tantos otros mendocinos ilustres.

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