En el primer trimestre, las exportaciones mendocinas alcanzaron los US$ 370 millones, cuando en el mismo período de 2023 habían sido por US$ 319 millones. Esto implica un incremento de US$ 51 millones (+16%). En volumen, las ventas al exterior tuvieron una suba del 30%, que se explica, principalmente, por el crecimiento del 51% de los productos primarios.
Desde el Área de Inteligencia Comercial de ProMendoza indicaron que las ventas al exterior tuvieron un comportamiento positivo en los primeros tres meses de 2024, respecto al mismo período de 2023, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec). “Celebramos el aumento de las exportaciones, al menos en este primer trimestre, porque nos muestra que vamos por buen camino”, manifestaron.
Entre los productos que mostraron un fuerte crecimiento se encuentra el ajo, que es el segundo más exportado de Mendoza (después del vino), y tuvo un incremento del 67% medido en valor FOB y del 44% en volumen; lo que implica que no sólo se exportaron más kilos, sino a un precio más favorable. Entre enero y marzo, se exportaron US$ 55 millones, mientras el año pasado se habían vendido US$ 33 millones.
Desde ProMendoza detallaron que este aumento responde a una mejora en los precios internacionales, en especial los pagados en el principal destino de exportación para la provincia, que es Brasil. La suba del valor del ajo mendocino en el mercado brasilero se sostiene gracias a la aplicación de derechos antidumping al ingreso de ajo chino.
Maximiliano Di Cesare, gerente de Asocamen (Asociación de Productores, Empacadores y Exportadores de Ajos, Cebollas y Afines de Mendoza), comentó que ya han exportado el 80% del ajo que se produjo el año pasado, aunque todavía queda algo en las cámaras frigoríficas, que se irá comercializando hasta agosto. “En términos generales, hemos tenido una temporada aceptable. No ha sido extraordinaria tampoco, pero hemos podido cumplir con nuestros compromisos en distintos mercados”, manifestó.
Y resaltó que esto resulta fundamental, porque permite fortalecer la relación comercial y asegura la fidelidad del cliente, con miras a futuras ventas. Añadió que, si bien el sector no es ajeno a las dificultades que atraviesa el país, hay una percepción en los mercados externos de que la macroeconomía se va acomodando y eso brinda confianza sobre la capacidad de responder a la demanda por parte de los productores mendocinos.
Di Césare indicó que la reducción de la brecha cambiaria también ha sido favorable, porque los perjudicaba mucho el tener costos que se ajustaban por el dólar blue y divisas que se liquidaban al tipo de cambio oficial. Esto impactaba en las posibilidades de competir en el exterior. En un momento, recordó, la brecha llegó a ser de más del 150%.
También mencionó que se vieron afectados por las “políticas de un país que se había cerrado”, mientras que los recientes anuncios de reducción de impuestos a ciertos insumos, como fertilizantes y herbicidas, han sido bien recibidos por el sector.
Por otra parte, explicó que a esta ecuación hay que sumarle, para entender un poco el comportamiento de las exportaciones, el contexto internacional y las dificultades que han tenido otros productores a nivel mundial. Explicó que Argentina es el tercer país exportador de ajos, después de China y España, por lo que, cuanto estos dos tienen alguna dificultad, el producto local se beneficia.
Así, España se vio afectada por cuestiones climáticas y China por el conflicto que impidió que los buques pasaran por el canal de Suez y que impactó en los envíos desde el gigante asiático. Pero Di Cesare planteó que no se puede estar esperando los vaivenes de los competidores, sino que lo importante es que los productores locales puedan responder a los compromisos asumidos.
“En la medida en que nuestra macro se acomode y mejoremos la competitividad, confiamos en la calidad de nuestros productos y en que somos muy eficientes produciendo. La agricultura mendocina se destaca en el mundo por la calidad y un profundo conocimiento de lo que se hace”, subrayó.
Otros productos primarios que tuvieron un incremento importante en las exportaciones fueron las cebollas: se pasó de US$ 704 mil a US$ 2,5 millones (+254%), además de que se triplicó el volumen; las frutas de carozo, que treparon de US$ 1,7 millones a US$ 5,8 millones (+243%); y las hortalizas y legumbres, que habían implicado US$ 1,6 millones y ahora, US$ 2,4 millones (+47%).
Las ventas al exterior del sector agrícola mendocino alcanzaron los US$ 78 millones, lo que marca un aumento del 57% con respecto a los US$ 49,5 millones del mismo periodo de 2023. Y registraron una variación en volumen del 52%, al pasar de 69 mil toneladas a 194 mil en lo que va de 2024.
Industria agropecuaria
En comparación, las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) tuvieron una evolución positiva más modesta. En el primer trimestre, las ventas al exterior de estos productos alcanzaron los US$ 203 millones, lo que significa un aumento del 4% en comparación con los US$ 196 millones de 2023.
Los jugos de frutas y hortalizas tuvieron un incremento del 95%, al pasar de US$ 7 millones el año pasado a los US$ 15 millones del inicio de 2024. Las aceitunas también tuvieron un crecimiento del 52%, ya que en 2023 se habían exportado US$ 3 millones y este año, US$ 5 millones.
Las exportaciones de aceite de oliva registraron un aumento del 103%, ya que en el primer trimestre de 2023 habían sido por US$ 3 millones y entre enero y marzo de 2024 fueron por US$ 6 millones (+103%). Las cantidades, en cambio, tuvieron una variación bastante menor, ya que el volumen vendido creció 36%, lo que significa que hubo un aumento importante en el valor internacional del producto.
Desde ProMendoza detallaron que esta importante variación se debe a una coyuntura económica particular del mercado mundial, vinculada a la escasez mundial del producto por las sequías que se han dado en países productores, como España. Fernando Urdaniz, coordinador de Promoción Comercial de la entidad, explicó que hay una escasez fuerte de aceite de oliva en el mundo lo que ha llevados los precios hacia arriba.
Mario Bustos Carra, gerente de la Federación Olivícola Argentina, coincidió en que ha habido malas cosechas en otras partes del mundo, lo que generó una mejora de la demanda externa. Pero indicó que también se debe considerar el acomodamiento del tipo de cambio, que en el primer trimestre de 2023 era de $400, mientras que se pasó este año a $770 a $780, lo que puede haber sido un estímulo muy importante para los exportadores, ya que permitió recuperar competitividad.
El también titular de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo sumó que 2023 fue un año complicado y que este incremento de todas las exportaciones mendocinas, de un 30% en volumen puede responder a la salida de stocks atrasados, mientras que el crecimiento del del 16% en valor es probable que se explique por menores cosechas, como sucedió con la olivícola.
Añadió que, por cuestiones climáticas, se han atrasado todas las cosechas y la ciruela para industria recién está empezando a recolectarse y la aceituna para conserva también se atrasó. En cuanto a la aceituna aceitera, indicó que esta suele ser la época de molienda fuerte y, este año, recién está empezando. Esto implica que, el incremento en el volumen de las exportaciones podría sostenerse en los próximos meses, aunque también advirtió que, en general, va a faltar un poco de mercadería.
Bustos Carra planteó que, en ciertas industrias, como la de conservas de tomate, hay que ver qué impacto tienen las importaciones, porque pueden influir en el mercado interno y obligar a los industriales a buscar ganar mercados externos. Subrayó que, por la medida del Gobierno nacional, los productos de la canasta básica que se importan pueden pagar el total a los 30 días y no pagan el impuesto PAIS, el IVA adicional ni Ganancias.
En cambio, cuando el industrial local trae insumos productivos del exterior, debe pagar todos estos tributos, lo que eleva los costos, y accede a las divisas para el pago a los proveedores en cuatro cuotas, a los 30, 60, 90 y 120 días. El gerente de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo lanzó que no entiende por qué, en lugar de favorecer la importación de alimentos, no se les bajan un poco los impuestos a las fábricas argentinas.
Desde ProMendoza indicaron que la contracara del aumento de las exportaciones de un buen número de productos se encuentra en el vino, que cayeron un 9%: en el primer trimestre de 2023 se habían vendido US$ 149 millones y este año, $136 millones.
Por un lado, explicaron, porque la mejora del tipo de cambio no se ve reflejada aún en un incremento de las exportaciones; en parte debido a que los costos de algunos insumos siguen estando dolarizados y aumentan inmediatamente cuando se devalúa, pero también porque, al no tratarse de un commodity, se debe salir a ganar mercados, participar de ferias y afianzar vínculos comerciales.
Por otro, y manteniendo una tendencia existente desde la década de los ‘80, el consumo de vino sigue cayendo a escala mundial. En algunos casos, como por ejemplo China, su demanda se desplomó con la pandemia y aún no se recupera, dejando excedentes en países productores como Francia, Australia y Chile, que tenían grandes cantidades de vino ese mercado asiático, presionando a la baja los precios internacionales.
Tipo de cambio
Aunque en algunos productos el resultado de una mejora del tipo de cambio no sea inmediato en las exportaciones, sí permite ganar -o hace perder, según el caso- competitividad en los mercados. Urdaniz indicó que, a principios de 2023, el dólar oficial rondaba los $360 y el blue estaba cerca de los $1.000. Esto implicaba que, cuando el exportador vendía en el exterior, le pagaban $360 por cada dólar exportado, mientras que para comprar insumos o viajar al exterior para visitar al importador o participar de una feria, debía pagar $1.000.
Después de la devaluación de diciembre, que llevo el oficial a unos $850, el blue se ha mantenido, lo que ha achicado mucho esa brecha y hace que el tipo de cambio sea más atractivo. Planteó que, de mantenerse esta tendencia, las exportaciones podrían seguir aumentando.
Un informe del Ieral (de la Fundación Mediterránea) analiza que, además de un fuerte salto de la cotización oficial a fines del año pasado, a los exportadores se les otorgó la ventaja de cobrar un 20% al tipo de cambio CCL (contado con liquidación). Sin embargo, desde diciembre, el oficial ha ido aumentando un 2% mensual, en un contexto de inflación muy alta.
En cuanto al valor actual -el oficial ha promediado los $912 en abril-, estaría un poco bajo, porque el promedio histórico del tipo de cambio real lo ubicaría hoy en unos $1.000. Pero señalan que el interrogante, y la preocupación, es si del dólar se seguirá rezagando en los próximos meses con respecto a la inflación. Y advierten que, cuanto más caiga este índice, mayor será el deterioro de la competitividad exportadora.