El costo de la construcción en dólares está en su máximo histórico según las diversas mediciones y los referentes del sector, lo que impacta en la actividad. De este modo, mientras los valores índices del Colegio de Arquitectos y del Centro de Ingenieros de Mendoza lo ubican en torno a los U$S1.100, distintos empresarios del rubro lo colocaron por encima de eso en función de las características constructivas. Así, la mayoría estimó este valor en torno a los U$S1.400 con picos de hasta U$S1.800 el metro cuadrado para mayores calidades. Hay que tener en cuenta que tanto este sector como el inmobiliario siempre se ha manejado con esta moneda.
El economista del Centro de Economía y Finanzas de Mendoza, Nicolás Aroma, precisó que el precio del metro cuadrado de construcción está en su máximo histórico lo que atenta contra un sector clave para motorizar la economía. El empresario del rubro Fernando Dafré, el presidente de la Cámara de Constructores Independientes de Mendoza (Cecim), Dalmiro Barbeito, y el constructor y presidente de la Federación Económica de Mendoza (FEM), Santiago Laugero, expresaron lo mismo con relación a los valores que hoy se manejan en el mercado.
El alto costo de construir tiene impactos en diversas áreas y no solo en la mano de obra que suele dar esta actividad en general. “La construcción de viviendas y el sector en general tiene la mayor importancia en la generación de movimiento económico, pero los márgenes actuales son muy apretados y los desarrolladores no logran avanzar con sus proyectos”, precisó Santiago Laugero. El motivo del freno es que no se vende y, según sumó Dafré, se debe a los altos costos en una suerte de círculo vicioso. En medio de una economía todavía en crisis, lo poco que se construye es para los segmentos altos lo que encarece aún más los precios.
De este modo, con costos de 1.600 a 1.800 dólares el metro cuadrado, es preciso venderlo en torno a los 3.000 dólares, cifra que multiplicada por varios metros y con el IVA agregado se convierte en una fortuna que ni siquiera los que tienen la posibilidad están dispuestos a pagar. De este modo, la suba de costos no se convalida con la de los precios del segmento que, si bien en algunos casos se han tonificado, todavía están bajos en comparación con los valores históricos. Hoy casi no es negocio encarar un desarrollo privado ya que es preciso venderlo a un valor tan alto que el mercado no convalida. La baja demanda tiene que ver con que el poder adquisitivo todavía sigue por el piso y con que los créditos hipotecarios no terminan de arrancar por motivos diversos.
La esperanza de los créditos hipotecarios
“Hasta que eso no suceda, los precios no se van a adecuar”, opinó Fernando Dafré para quien este 2025 será más un año de transición que de repunte como se esparaba en diciembre de 2024. Por el momento, las viviendas usadas son más convenientes que las nuevas y aunque en algunos casos se han tonificado algunos valores, esto ha sido desigual. Dicho aumento, por otra parte, no alcanza todavía al incremento que tuvieron los costos en dólares. “El mercado no tiene plata para responder a ese costo ya que no hay demanda y aunque hay algo de crédito, todavía no alcanza a la mayoría”, observó Dalmiro Barbeito de la Cecim.
El alto costo en dólares no es algo nuevo ni está estrictamente atado al fin del cepo cambiario aunque la suba de la divisa impactará negativamente en el valor de construir ya que se requerirán todavía más pesos para comprar la misma cantidad de dólares. “Esperábamos que se levantara el precio y que los costos bajaran en dólares”, expresó Dafré. Agregó que aunque la flexibilización cambiaria es reciente, no es probable que esto suceda ni en el corto ni en mediano plazo. “La gente quiere que sus dólares rindan más, pero cada vez lo hacen menos y esta tendencia parece haber llegado para quedarse”, apuntó Dafré.
En este sentido, Dalmiro Barbeito expresó que las pymes están aguantado con la esperanza de que la situación mejore. En línea con Dafré y Laugero apostó por el crédito como motor para el crecimiento. “Van a arrancar cuando la inflación sea de un dígito, pero estamos lejos de eso”, comentó el referente de los constructores independientes. En tanto, Dafré sumó que el crédito es el modelo que se utiliza en todos los países para construir por lo que consideró vital que este instrumento llegue a más personas. Además del IPC, para ello también juegan factores clave como el salario real, el Riesgo País y la confianza en la Argentina.
Qué pasará con los costos
En general, tanto desde el sector de la construcción como desde el inmobiliario esperan que los precios del real estate –que habían bajado mucho- crezcan todavía más y equiparen los costos. Sin embargo, hay coincidencia en que esto pasará cuando la demanda mejore con el acceso masivo al crédito. Este año todavía no están claras las perspectivas y el costo del dólar –ahora flotante entre dos bandas estipuladas- también es una incógnita. En este marco, desde las empresas también esperan que el Gobierno de Mendoza logre cumplir con el importante porcentaje destinado para obra pública en el presupuesto 2025.
Mientras tanto, la mayoría busca trabajar en su estructura de costos internos en donde se produce una suerte de dicotomía. Es que aunque todavía es incipiente, muchos piensan en comenzar a importar bienes de capital o insumos desde China u otros países con valores más competitivos. En este rubro se consideran no solo materiales sino también partes casi completas de prefabricadas para armar en el país. Además, la posibilidad de importar bienes de capital usados que se abrió la semana pasada también abarata mucho los costos. Por caso, se pueden comprar camiones por la mitad de lo que cuestan aquí.
“Todavía no es fuerte, pero hay desarrolladores que se están moviendo en ese sentido”, comentó Santiago Laugero. Estas opciones podrían abaratar algunos costos de la construcción con el riesgo que puede correr la industria nacional. Es con el alto costo argentino y las innumerables cargas impositivas en danza, a los fabricantes se les complica vender más barato en medio de una demanda en baja. Más allá de esto, es probable que en el largo plazo la construcción pueda beneficiarse de insumos importados más económicos aunque este año todavía no tendrá un fuerte impacto y habría que tener en cuenta una mirada global.