Jorge Day, autor del informe del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana, plantea dos interrogantes: a qué provincias les fue mejor y qué se requiere para potenciar sus ventas al exterior.
Repunte exportador
Las exportaciones argentinas registraron un fuerte repunte el año pasado, impulsadas principalmente por una mayor cosecha de granos y su industrialización, lo que se tradujo en un notable crecimiento de los sectores primarios y agroindustriales. Las ventas externas de productos primarios aumentaron un 26% interanual, mientras que las manufacturas de origen agropecuario (MOA) crecieron un 24%.
Algunos rubros regionales también mostraron un buen desempeño, aunque con subas más moderadas. Entre los productos primarios, las exportaciones de frutas frescas crecieron un 11% y las hortalizas sin elaborar un 7%. En el segmento de las MOA, las bebidas alcohólicas (con el vino a la cabeza) aumentaron un 11% —aunque en el caso puntual del vino, la suba fue del 4% — y los productos lácteos un 6%.
Respecto a Mendoza, Day destacó a Los Andes que “en 2024 aumentó algo más que el promedio nacional”. Según explicó, entre los rubros que más aportaron a ese crecimiento se encuentran “las materias plásticas, como el polipropileno; las hortalizas preparadas –principalmente papas–; los mostos y algo de vinos”.
Al referirse al desarrollo de la minería en Mendoza, remarcó que es un proceso que lleva “varios años” y que se desarrolla en distintas etapas. Primero, explicó, debe haber “aceptación social y autorización legal” para que el proyecto pueda avanzar. Luego viene la fase de exploración, donde se busca detectar los lugares específicos en los que se encuentran los minerales, como el cobre o el oro.
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La tercera etapa, indicó, es la de construcción, momento en el que se instalan las infraestructuras necesarias para la explotación. Finalmente, se llega a la fase de extracción, que es cuando efectivamente se comienza a sacar el mineral del yacimiento.
Otra locomotora de las exportaciones fue el sector energético, con un alza del 31% en las ventas externas de combustibles, en gran medida gracias al impulso de Vaca Muerta.
En contraste, la industria no vinculada al agro mostró un crecimiento más limitado. Las manufacturas de origen industrial (MOI) aumentaron apenas un 6%, con el rubro automotor —el principal del segmento— mostrando estabilidad, al igual que los productos químicos. Las exportaciones de metales comunes crecieron un 12%, mientras que las de maquinaria y equipos eléctricos cayeron un 9%.
Una excepción en este grupo fueron los metales preciosos, relacionados con la minería metalífera, que registraron un destacado incremento del 28%.
Exportaciones por provincia: un mapa con claros ganadores
De las 14 principales provincias exportadoras del país, la mayoría mostró un desempeño superior al promedio nacional. La excepción fue Buenos Aires —la que más exporta en términos absolutos—, que registró un crecimiento de solo el 12%, explicado en parte por el bajo dinamismo de sus exportaciones industriales.
Entre las provincias más beneficiadas por la buena cosecha se destacan Santiago del Estero, La Pampa y Entre Ríos, donde primó el aporte del sector primario. En cambio, Santa Fe y Córdoba mostraron un fuerte crecimiento agroindustrial, al procesar gran parte de esa cosecha. También sobresalieron Tucumán y Jujuy en este rubro.
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En el sector energético, Neuquén fue protagonista gracias a Vaca Muerta, mientras que Chubut sorprendió con una mejora en sus exportaciones de combustibles, pese a que su producción petrolera cayó un 6% en 2024.
En el grupo de las industrias no agropecuarias, se destacaron San Juan por la minería, Chubut por la exportación de manufacturas metálicas y Mendoza por los plásticos.
Qué esperar en 2025: oportunidades y amenazas
A nivel global, se espera que las exportaciones argentinas crezcan un 5% este año. La estabilidad en la cosecha de granos y en sus derivados permitiría sostener los niveles actuales, mientras que se proyectan subas en petróleo y productos mineros, estos últimos beneficiados además por el nuevo Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI).
Sin embargo, hay nubarrones tanto en el plano internacional como local. En el exterior, el eventual regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, con su agenda proteccionista, podría reducir la demanda global y presionar a la baja los precios internacionales, lo que afectaría negativamente a las exportaciones argentinas.
En el plano interno, el principal desafío es la pérdida de competitividad por los altos costos en dólares. Si la economía se estabiliza pero no se reducen otros costos —como los laborales no salariales o la carga regulatoria—, el país podría quedar rezagado frente a competidores regionales.
En la región pampeana, uno de los reclamos más fuertes es la eliminación de las retenciones, que hoy representan el 4,6% de la recaudación nacional. En el caso de petroleras y mineras, el cuello de botella pasa por la infraestructura para transportar mayores volúmenes al exterior.
Las economías regionales, por su parte, enfrentan otra dificultad: los altos aranceles para ingresar a muchos mercados. A diferencia de Chile —que cuenta con acuerdos comerciales que le permiten exportar con arancel cero a numerosos países—, Argentina necesita avanzar en tratados que reduzcan esas barreras. No obstante, esto podría tensionar con sectores industriales protegidos, como los de electrodomésticos, textiles e informática, que verían amenazada su competitividad frente a importaciones más baratas.