A lo largo de su pontificado, el papa Francisco, fallecido este lunes a los 88 años en el Vaticano, dio señales claras sobre su visión del mundo, marcada por la austeridad, el compromiso con los más necesitados y el cuidado del planeta. Esta filosofía también se refleja en una faceta menos conocida pero reveladora: su relación con los autos.
Desde un modesto Renault 4 hasta un exclusivo Lamborghini, pasando por un Papamóvil eléctrico de última generación, cada vehículo que ha pasado por sus manos cuenta una historia sobre sus valores y prioridades.
El papa Francisco y el Renault 4: un auto con alma de servicio
Uno de los primeros gestos que sorprendió al mundo fue en el 2013, cuando el Papa aceptó un Renault 4 modelo 1984 con más de 300.000 kilómetros. El vehículo fue un regalo del sacerdote italiano Renzo Zocca, quien lo había utilizado durante años en tareas pastorales.
Lejos de ser una anécdota, este acto se convirtió en un potente mensaje contra el lujo innecesario dentro de la Iglesia. Francisco usó el auto dentro del Vaticano, y con él quiso dar un ejemplo de humildad y sencillez. “Un cura que no es pobre y humilde no sirve”, dijo alguna vez, y aquel viejo Renault fue su forma silenciosa de decirlo de nuevo.
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El Renault 4 modelo 1984 que le regaló un cura a Francisco.
Lamborghini Huracán: velocidad para ayudar
En noviembre del 2017, el papa Francisco recibió un Lamborghini Huracán LP 580-2 personalizado con los colores blanco y dorado del Vaticano.
Sin embargo, nunca tuvo la intención de conducirlo. En cambio, bendijo y firmó el auto, y lo donó a la casa de subastas Sotheby’s para recaudar fondos. El vehículo fue vendido por 715.000 euros y el dinero se destinó a diversas obras benéficas: la reconstrucción de hogares cristianos destruidos por ISIS en la llanura de Nínive (Irak), asistencia a mujeres víctimas de trata, apoyo a misiones católicas en África y ayuda a comunidades marginadas en Italia. Así, un símbolo de lujo de la industria automotriz internacional, se convirtió en instrumento de caridad.
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El Lamborghini Huracán LP 580-2 para el papa Francisco fue rematado.
Dacia (Renault) Duster: cercanía y accesibilidad
En el 2019, Francisco sumó a su flota un Dacia Duster, modelo que se vende como Renault en América Latina, adaptado especialmente como Papamóvil. El vehículo, fabricado por Renault en Rumania, fue modificado para incluir una cabina posterior descubierta y asiento trasero especial, permitiendo al Papa saludar durante recorridos públicos.
La elección de un modelo económico, sencillo y funcional, “low cost” según los parámetros de la industria, reafirmó su visión de una Iglesia cercana a la gente común.
El gesto no pasó desapercibido: el Vaticano agradeció a la marca por el regalo, pero lo que más se valoró fue la coherencia del Papa al seguir priorizando lo práctico y modesto por sobre lo ostentoso.
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El papa Francisco y su Dacia (Renault) Duster.
El Mercedes-Benz Clase G eléctrico: la mirada al futuro
Ya en el 2024, Francisco volvió a dar un paso significativo en sintonía con sus llamados al cuidado del medio ambiente, al recibir un Papamóvil totalmente eléctrico basado en el Mercedes-Benz EQG.
El modelo, que será usado durante el Jubileo 2025 (desde diciembre del 2024 a enero del 2026), cuenta con cuatro motores eléctricos que suman 580 CV, una batería de 116 kWh y una autonomía cercana a los 470 kilómetros. Fue desarrollado a mano en la planta de Sindelfingen, Alemania, e incorpora tecnologías de última generación.
Con este vehículo, el Papa puso sobre ruedas su encíclica Laudato Si’, en la que llama a un cambio profundo frente a la crisis climática global.
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El Mercedes-Benz Clase G eléctrico del papa Francisco.
Más que un medio de transporte
La relación del papa Francisco con los automóviles es, en realidad, una extensión de su mensaje pastoral. Cada vehículo –sea una reliquia de los 80, un superdeportivo de lujo o un 4x4 eléctrico de vanguardia– ha sido una herramienta para comunicar valores: humildad, solidaridad, sencillez, sostenibilidad.
No se trata de qué conduce al Papa, sino de cómo convierte incluso un objeto tan mundano como un auto en una declaración ética y espiritual. Para Francisco, moverse también es predicar.