Exportaciones argentinas, no todo lo que brilla es oro

El motivo del incremento de nuestras exportaciones es el precio, no la cantidad. En lo que va del año, respecto de 2021, las cantidades vendidas solo crecieron en algo menos de un cinco por ciento.

Exportaciones
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Las exportaciones argentinas podrían alcanzar este año los 90 mil millones de dólares, un 20% más respecto del año pasado, y en 2023 podrían superar los 100 mil millones, según difundió la agencia oficial de noticias.

La estimación fue adjudicada a “una fuente de la Secretaría de Industria”. Resulta llamativo que en un Gobierno que carece hace tiempo de buenas noticias, se divulguen datos tan positivos de manera anónima.

Resulta lógico deducir, entonces, que estas proyecciones se hacen públicas como argumento de una tesis económica. Como para algunas de las líneas internas del Gobierno el principal problema macroeconómico es la falta de dólares, si el país recaudará en 12 meses, de manera genuina, semejante cantidad de dinero, pues los agentes económicos debieran entender que están garantizados los dólares necesarios para pagar las importaciones, sobre todo de insumos para la producción.

En ese caso, los mercados se calmarían: dejarían de estar constantemente sospechando una inminente devaluación, un nuevo parate económico, etcétera. Las exportaciones aportarían la certidumbre que falta.

Para desmontar ese relato, comencemos por no ser tan optimistas. Supongamos, simplemente, que las exportaciones de este año ronden los 80 mil millones, monto que supera con creces el del año pasado y se coloca en sintonía con el mejor registro de la historia reciente (en 2011 hubo exportaciones por 83 mil millones).

Luego, advirtamos el motivo del incremento: es el precio, no la cantidad. En lo que va del año, respecto de 2021, las cantidades vendidas solo crecieron en algo menos de un cinco por ciento. Aumentó mucho el precio de los granos, por ejemplo, por la invasión rusa a Ucrania. Es, según el Gobierno, uno de los factores principales en el pico inflacionario que estamos viviendo. Pero, visto desde el dinero que aportan las exportaciones, el precio internacional juega a nuestro favor.

Con todo, ese “viento de cola” se neutraliza por la suba de las importaciones. Crecieron bastante, en comparación con el año pasado, por la recuperación asimétrica de la actividad económica. Además, estamos importando combustible, cuyo valor internacional también se disparó desde que Rusia invadió Ucrania.

Entonces, no es cierto que el ingreso de semejante cantidad de dólares por el alza de las exportaciones alcance para cubrir la demanda interna. Para darse cuenta de ello, basta con mirar los movimientos del Banco Central: no logra comprar dólares para aumentar las reservas, que es lo acordado con el Fondo Monetario Internacional, sino que en la semana que pasó tuvo que salir a vender.

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