Vitivinicultura: nuevas zonas asoman en Mendoza

A las ya conocidas, se suman viñedos en Uspallata y El Challao, entre otros. Qué vinos y qué posibilidades pueden dar estos terruños.

Vitivinicultura: nuevas zonas asoman en Mendoza
Vitivinicultura: nuevas zonas asoman en Mendoza

"Clima Extremo es un proyecto personal que comparto con mi mujer, para mis hijos. Es el lugar donde me gustaría envejecer, un valle que se llama La Carrera, en Tupungato", sostiene el enólogo Matías Michelini durante la presentación de las Nuevas Zonas vitivinícolas, en el marco de la reciente Premium Tasting. 

Con espíritu pionero, tres nuevos sectores se sumaron al mapa de la producción vitivinícola de Mendoza. Viñedos impulsados por Matías Michelini (La Carrera), Alejandro Sejanovich junto a su socio Jeff Mausbach (Uspallata) y Santiago Achával (El Challao), plantaciones que amplían la gama de productos jóvenes que están consolidando su calidad.

La carrera contra la nieve 

En Tupungato, según el relato de Michelini, el vino tiene un fuerte sentido del lugar, porque ellos decidieron desarrollar una viña allí y, más allá de las dificultades que enfrentaron, tuvieron éxito. "Decidimos plantar una viña a 1.950 metros sobre el nivel del mar. El clima es extremo ya que en invierno puede nevar cuatro o cinco veces, con temperaturas que pueden llegar hasta los 25° bajo cero".  

Trasladaron un viejo viñedo de pinot noir, con plantas de 15 años para que resistieran el rigor del clima y durante el invierno de 2016 hicieron viajes desde Tupungato hasta La Carrera trasladando las plantas en la caja de una camioneta.

"Con mi hermano Gerardo -con quien compramos el terreno- trabajamos todos los días, porque fuimos arrancando de a poco las plantas -solo las que podíamos llevar- e hicimos los hoyos a pico y pala; replantamos 3.000 parras con un sistema de riego muy precario. En la primavera, la viña brotó y luego nos dio uva como para poder hacer una barrica (286 botellas)", contó el enólogo de Clima Extremo.

Las plantas, que se fueron aclimatando en secano, alumbraron racimos pequeños que no llegaron a pesar  100 gramos en la lucha por la supervivencia. "Vimos una transformación, conocíamos este viñedo de Tupungato y daba el típico racimo apretado de pinot noir de unos 130 gramos; pero en La Carrera la viña dio un grano más pequeño".

"En 2017 no pudimos repetir la cosecha a causa de la  helada y de la muerte de casi un 40% de las plantas, ejemplares que vamos reemplazando. El viñedo, en el que también hay chardonnay, tiene tres hectáreas y está ubicado en un pequeño cerrito arenoso", detalló Matías Michelini.  
Malbec de la quebrada

"Para nosotros empezó como un viñedo perdido en la montaña, en Uspallata, a 2.000 metros sobre el nivel del mar, camino a Chile, en la quebrada del minero, cerca de la vieja estación del tren", explica el vinicultor Jeff Mausbach.  

El proyecto es Estancia Uspallata, un viñedo de cuatro hectáreas, destacadas por un malbec poco común. "Este lugar tiene un suelo muy particular, que no hemos encontrado en otras zonas vitivinícolas de Argentina. El terreno está formado por una textura pórfida, una roca medio rosada, ígnea. La quebrada tiene un arroyo y un poco de limo, además de suelo calcáreo en la parte alta del viñedo".

La geografía del emprendimiento más alto de Cuyo puede resumirse en dos hectáreas de malbec y dos de pinot noir, "Cosechamos la tercera semana de marzo, la vinificación es bastante artesanal. Pisado manualmente, con 30% de racimo entero, se fermenta alrededor de 12 o 14 días y de allí van a la barrica", aclaró el también responsable de Los Cardones, bodega fundada en el Valle de Tolombón, Salta.

Jeff, con su español seco y gestual, había pintado -en otra oportunidad- una de las mejores escenas de su Estancia Uspallata. "Salir a la madrugada a recorrer los viñedos y observar cómo la luna se refleja en las montañas y sentir lo imponente de esa soledad es una experiencia que nunca había sentido antes".

La producción de esta bodega de frontera está plasmada en tres etiquetas: un brut nature, un pinot noir y un malbec de alta gama. "Encontramos este vino muy particular cuando lo degustamos con Alejandro Sejanovich; creo que es la síntesis de un suelo único, de un lugar de montaña que después de mucho trabajo y esfuerzo pudo expresarse", confesó Mausbach. 

Matervini, espalda de la ciudad

En la búsqueda cada vez más afilada de nuevos terroirs (territorios) que den novedosas expresiones, Santiago Achával y Roberto Cipresso desarrollaron viñas en El Challao y también en Villavicencio.

La finca Piedras Viejas (en El Challao) crece en las laderas de los cerros precordilleranos, con un sistema de conducción en vaso, a 1.600 metros de altura. Es un proyecto innovador, orgánico, a 35 kilómetros de la ciudad.

La viña de malbec crece en áreas muy pequeñas, en suelos no aluvionales y ricos en calcio, conformados por piedras calizas de 450 millones de años de antigüedad y basaltos volcánico. La planta tiene que adaptarse al lugar, pero "la riqueza geológica se expresó en los sabores de nuestro vino", destacó el Ing. Agrónomo Juan Pablo Calandria.

"Tenemos una malla, pero no es por el temor a la piedra. Lo más atractivo del sector es la uva y tenemos una dura batalla con los pájaros, las liebres y los zorros que se la quieren comer", agrega Calandria.

La precordillera tuvo sus pioneros y distintos sectores del Valle de Uco y de Luján cobraron una fama notable. Es por eso que la investigación de suelos (montaña, desierto, etc.), ha permitido poder extender las fronteras del cultivo del Malbec. "Son vinos en movimiento, dinámicos, vivos y alegres, ese vino refleja una búsqueda", confesó en una entrevista Santiago Achával. 

En el proyecto Matervini, el de El Challao no es el único que impulsa un polo de extensión precordillerano, porque en Valle de Canota, 8,5 hectáreas están en producción.

El mapa vitivinícola local 

Nuestra provincia posee una vasta geografía productiva, distribuida en sus cuatro puntos referenciales. En la Zona Norte se encuentran la mayoría de las bodegas a visitar, en tanto que en las viñas de Lavalle y Las Heras se cultivan uvas rosadas; mientras que Luján, Maipú, Guaymallén y Godoy Cruz poseen una alta calidad de tintos, rosados y blancos; destacándose el malbec. En la Zona Este, San Martín, Rivadavia, Junín, Santa Rosa y La Paz, se cultivan uvas de gran calidad; entre ellas se destaca la bonarda.

Por su parte, en la Zona Sur, San Rafael y General Alvear poseen casi el 20% de los viñedos de la provincia. Por último, en el Valle de Uco, Tunuyán, Tupungato y San Carlos, ofrece un malbec de alta calidad y una fuerte identidad agrícola.

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