El «salario» del cristiano es «asemejarse a Jesús». El Evangelio de hoy nos enseña que "no hay una recompensa en dinero o en poder para quien sigue de verdad al Señor". El Papa Francisco nos invita a reflexionar sobre «la riqueza, la vanidad y el orgullo» en la Homilía "El Salario de Jesús", martes 26 de mayo de 2015.
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La reflexión del Papa Francisco
El «salario» del cristiano es «asemejarse a Jesús»: no hay una recompensa en dinero o en poder para quien sigue de verdad al Señor, porque el camino es sólo el del servicio y en la gratuidad. Buscando en cambio un «buen negocio» mundano, con «la riqueza, la vanidad y el orgullo», se «nos sube a la cabeza» y se produce también un «contra-testimonio» en la Iglesia, comentó el Papa Francisco en la Homilía "El Salario de Jesús", martes 26 de mayo de 2015.
El «diálogo entre Pedro y Jesús» inspiró la meditación del Pontífice, que partió precisamente del pasaje evangélico de San Marcos. Un diálogo, explicó, que tiene lugar tras el encuentro con «el joven que quería seguir a Jesús: era bueno, Jesús lo amó», como relata el Evangelio. Pero el Señor «le dijo que le faltaba una cosa: vender todo lo que tenía» para darlo «a los pobres: “tendrás un tesoro en el cielo”». Pero «ante estas palabras —afirmó el Papa— el joven frunció el ceño y se marchó triste».
Por su parte, Pedro le asegura a Jesús: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Como si dijese: «Y a nosotros, ¿qué? ¿Cuál será nuestro salario? Lo hemos dejado todo». En pocas palabras, «los ricos que no han dejado nada —el joven que no quería dejar sus riquezas— no entrarán en el reino de Dio, y para nosotros ¿cuál será la ganancia?».
La cuestión, destacó el Papa Francisco, es que «los discípulos entendían a Jesús a medias, porque el conocimiento de Jesús, plenamente, tiene lugar con la venida del Espíritu Santo». Y, en efecto, Jesús les responde: «El Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más, con persecuciones», concluyó el Papa Francisco en la Homilía "El Salario de Jesús", martes 26 de mayo de 2015.
"Cuando oramos, Dios abre nuestros ojos, renueva y transforma nuestro corazón, y sana nuestras heridas”. La Palabra de Dios nos brinda mensajes profundos y una oportunidad para la reflexión. A continuación, compartimos las lecturas del martes 4 de marzo de 2025 según el Vaticano.
Lectura del libro del Eclesiástico
Sirácida 35, 1-15
La ofrenda más grata al Señor es la que ofrece aquel que cumple su ley. El que guarda los mandamientos ofrece un sacrificio de acción de gracias, el que hace favores al prójimo ofrenda el mejor trigo, el que da limosna ofrece un sacrificio de alabanza.
Apartarse del mal es darle gusto al Señor, evitar la injusticia es sacrificio de expiación por el pecado; no te presentes, pues, ante Dios con las manos vacías: todo esto es mandato del Señor.
La ofrenda del justo enriquece el altar y su aroma sube hasta el Altísimo. La ofrenda del justo es agradable a Dios y su memorial no será olvidado.
Honra al Señor con ánimo alegre y no seas tacaño al pagarle tus primicias. Haz tu ofrenda de buena gana y santifica con gozo tus diezmos.
Dale al Altísimo según la medida en que él te ha dado a ti; dale tan generosamente como puedas, porque el Señor sabe recompensar y te dará siete veces más.
No pienses en sobornar al Señor, porque él no recibirá tus dones, ni confíes en la ofrenda de cosas mal habidas, porque el Señor es un juez que no se deja impresionar por apariencias.
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En la lectura de hoy del libro Eclesiástico, "El Señor sabe recompensar y te dará siete veces más".
Lectura del Evangelio según San Marcos
Marcos 10, 28-31
En aquel tiempo, Pedro le dijo a Jesús: "Señor, ya ves que nosotros lo hemos dejado todo para seguirte''.
Jesús le respondió: "Yo les aseguro: Nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, dejará de recibir, en esta vida, el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres e hijos y tierras, junto con persecuciones, y en el otro mundo, la vida eterna. Y muchos que ahora son los primeros serán los últimos, y muchos que ahora son los últimos, serán los primeros".
Es Palabra de Dios