Un hombre contó una anécdota sexual que incluye a su esposa y a otra mujer, a raíz de un deseo que su amada siempre le había manifestado y que él no tuvo mejor idea que hacerlo realidad en la fecha de cumpleaños.
El regalo sorpresa fue un trío sexual, como reveló Grant Stoddard, un escritor especializado en temas de salud y sexo. En la revista Men's Health, el sujeto contó que su esposa, María, cumplía 30 años y que estaba en la búsqueda del mejor regalo posible, aunque no quería saber nada con joyas y ropa. "Sus elecciones de moda son tan particulares que tampoco quería comprarle algo que luego fuera a devolver", justificó.
“Comencé a pensar qué podía cumplirle una verdadera ilusión, y como yo suelo escribir en internet textos de cariz sexual, coincidió con que me escribió una chica felicitándome por uno de ellos. Fue entonces cuando comencé a barajar la idea”, confesó el autor de la propuesta. A continuación, vino el primer contacto con Carla, la otra mujer que formaría parte del trío.
Para completar la experiencia, Stoddard dijo que alquiló una habitación en un hotel en Vancouver, Canadá. "También compré otros regalos más tradicionales para que no sospechara nada, aunque sabía que tenía que decírselo con tiempo por si al final realmente no le interesaba la idea. Había otra cosa que me atormentaba, había visto a Carla en fotografías, sí, y era despampanante, pero ¿cómo saber que era ella realmente y no me estaba engañando?", siguió el hombre.
De acuerdo con el protagonista de la historia, al principio estaba un poco asustado de no cumplir con las expectativas de las dos mujeres.
"Era la primera vez que hacía algo así, por lo que me metí en el baño a intentar relajarme". Cuando salió, ellas ya se habían desprendido de su ropa interior y estaban besándose entre sí. Decidió observar durante unos segundos hasta que él también entró en el juego. Luego, su mujer le guiñó el ojo al terminar y le susurró al oído: "Muchas gracias".
"Aún hay partes que no recuerdo. El primer día solo bajamos al bar a comprar agua porque estábamos muertos de sed y de cansancio, fueron varias horas de sexo intenso. No teníamos ganas de ponernos la ropa, pero al final hubo que hacerlo. Sin duda, un fin de semana que recordaré para siempre. Y mi mujer seguro que también", concluyó Stoddard.