En plena Semana Santa, muchas personas se preguntan si está permitido comer carne el sábado previo a Pascuas. Aunque el foco suele estar puesto en el ayuno del Viernes Santo, el sábado también genera dudas, sobre todo porque en muchas casas argentinas es costumbre esperar hasta ese día para cortar el salame o el matambre casero.
Ayuno en Semana Santa: qué días son obligatorios
En la Iglesia Católica, el ayuno estricto se exige solo en dos momentos del año: Miércoles de Ceniza y Viernes Santo.
Son jornadas especiales, marcadas por la penitencia y el recuerdo del sacrificio de Jesús. En esos días se pide evitar los excesos y, por supuesto, no consumir carne.
"El Viernes Santo es obligatorio el ayuno cualitativo y cuantitativo. ¿Qué quiere decir esto? Simplemente no comemos en exceso y, por supuesto, tampoco comemos carne", explicó el padre Marek Sawicki, sacerdote y creador del canal Sacerdote en la Gran Ciudad.
El ayuno cuantitativo significa reducir la cantidad de comidas: una comida principal y dos más pequeñas, sin llegar a una ingesta normal. El cualitativo, en cambio, apunta a evitar alimentos como la carne, que en la tradición cristiana se considera símbolo de fiesta y celebración.
¿Y el sábado? Carne sí, carne no
Acá viene la pregunta que se repite cada año: ¿el Sábado Santo también hay que mantener el ayuno? "La Iglesia no exige ayuno en este día", aclaró el padre Sawicki.
"En muchos lugares ya se ha formado una tradición así. A menudo sucede que la carne se come después de la bendición de los alimentos o sólo después de la Vigilia Pascual, es decir, la liturgia celebrada la noche de la Resurrección del Señor", explicó.
O sea, no es obligatorio ayunar ni evitar carne el sábado, pero en muchos hogares se mantiene esa práctica como parte de una costumbre cultural o familiar.
Especialmente en regiones donde la celebración empieza recién con la Vigilia Pascual, hay quienes eligen esperar para comer fiambres, empanadas o platos con carne.
El espíritu de la Pascua va más allá del menú
Más allá de si comés carne o no, la invitación de la Iglesia es clara: vivir estos días con un sentido espiritual, conectarse con el sentido profundo de la Pascua y no quedarse solo en lo que hay o no hay en la mesa.
El mismo padre Sawicki lo dice con humor cuando habla de su menú del Viernes Santo: “Para el desayuno suelo comer arenque con crema. Pero literalmente un poquito, para no tener hambre, sólo para satisfacer la necesidad. Para la cena lo más frecuente es sopa, normalmente de repollo. Yo prefiero el caldo o la de tomate, pero el Viernes Santo trato de no comer algo que sea mi manjar. Sucede que ese día no ceno.”