El caso del israelí Gil Pereg, que está siendo juzgado en Mendoza, acusado de asesinar a su madre y su tía en enero de 2019, tiene diversas aristas que enmarcan un crimen de tintes aberrantes. Más allá de haber trascendido fronteras por lo macabro de los hechos, las actitudes del imputado en el juicio oral y en el tiempo que ha pasado desde su detención destacan por sus “maullidos” y de que el hombre asegura sentirse un gato. De hecho, en la sala donde se lo juzga, en el segundo día del juicio comenzó a imitar un maullido tan molesto que la jueza a cargo lo tuvo que desalojar de la sala.
Esta actitud, la de “maullar” constantemente, sumado a lo que presuntamente habría sido un asesinato a sangre fría tanto de su tía como de su madre, hace que se ponga sobre el tapete el término “licantropía”, una palabra que no encuentra definiciones en los manuales de los psiquiatras pero sí en el ideario popular.
El diccionario de la Real Academia Española, donde sí aparece el término, identifica al licántropo a partir de la creencia popular de la “transformación de una persona en lobo”. Pero también como el “trastorno mental en que el enfermo se cree transformado en lobo e imita su comportamiento”. Y lo cierto es que muchos, aunque no se trata de un lobo sino de un gato, vinculan a Gil Pereg con esta enfermedad mental. Hasta su propia defensa.
Un compromiso de conducta
“Licantropía es un término que etimológicamente hace referencia al hombre lobo, tiene que ver históricamente con la mitología. Forma parte en algunos cuadros psicopatológicos de algunas enfermedades que son francamente delirantes, en donde las personas creen que pueden llegar a ser animales e interpretan o se identifican con el animal”, define con claridad Sandra Kassis Barcudi, directora ejecutiva Hospital Carlos Pereyra. “Aunque la licantropía hace referencia al lobo, se ha visto en otros cuadros delirantes o psicóticos a personas que se creen perros, caballos, pajaritos y en algunos casos, gatos. Entonces adoptan las conductas y sonidos que emiten estos animales, movimientos imitativos”, completa.
Por su lado, el psiquiatra Manuel Vilapriño, advierte que si bien la licantropía es considerada una enfermedad, en los manuales de psiquiatría no se la encuentra. “No aparece en ningún manual clasificatorio o literatura a la que accedemos. Pero ser licántropo es sentirse lobo o algún animal determinado. Y para que alguien se sienta así tiene que tener certeza de lo que le ocurre, un compromiso de conducta”, especificó el especialista.
Vilapriño aseguró que se trata de un “delirio”, es decir, una idea falsa que se cursa con certeza o compromiso de conducta que es irreversible. Pero advirtió que un licántropo no necesariamente es peligroso. “Un licántropo, en el sentido de un paciente con una psicosis, no necesariamente es peligroso. Parece que tener una enfermedad en este tipo lo transforma en un delincuente. Pero la gran mayoría de los delitos que ocurren no tienen que ver con una enfermedad psiquiátrica”, destacó.
En el mismo sentido, Kasis Barcudi remarcó: “En algunos cuadros psicóticos, como la esquizofrenia, se ven pacientes que tienen antecedentes de psicosis. Tienen el juicio crítico desviado, no son conscientes de lo que hacen y se creen algo que no son. Adoptan las formas, voces o sonidos, pero dentro de un cuadro psicótico sin ningún fin beneficioso”.
¿Realidad o impostación?
Vilapriño remarcó que lo característico para este tipo de enfermedad es que uno le advierte a la persona que no es un animal, y no lo cree. Así, por mas que las pruebas demuestren con todos los documentos que no es real lo que siente, la persona lo va a seguir pensando e incluso cree que el profesional le está mintiendo.
A pesar de todo, la licantropía es poco frecuente y muchas veces no es real, sino fingida. “No es frecuente que se vean este tipo de trastornos delirantes dentro de patologías psicóticas, esas manifestaciones de creerse un animal son muy infrecuentes, y están más bien del lado de la simulación”, aseguró la director ejecutiva del Pereyra. “Los pacientes aprenden ciertas estrategias para lograr evadir ser puestos en evidencia ante alguna falta cometida, o por alguna sanción por un delito. Incluso a veces lo sostienen muy burdamente, exagerado, lo cual lo hace más inverosímil”, apuntó.
¿Tiene cura?
Vilariño indicó que para estas enfermedades intervienen muchos factores pero que principalmente tiene que ver con la predisposición genética individual “sí o sí”. “Es decir que tiene modificación de proteínas que generan alteraciones metabólicas que conducen a la enfermedad, pero está disparado por factores psicológicos conocidos como estresores. Nadie que no tenga predisposición genética puede tener esta enfermedad”, aseguró Vilapriño
Con respecto al tratamiento, indicó que en general depende el caso, de lo avanzado o del paciente. “Son enfermedades graves como toda enfermedad metabólica que depende mucho de cuando la detectes”, explicó.
“En caso de que el cuadro sea real, se trata con psicoterapia y con antipsicóticos, con medicación específica, que tienen efectos sobre esas áreas que, por una disfunción neurobiológica, necesitan de una medicación específica, que son los antipsicóticos, cuyo mecanismo de acción ordenarían esas sustancias químicas para que el paciente se estabilice”, completó Kassis Barcudi.
En cuanto a la cura, Vilapriño consideró que esta depende del tipo de psicosis, de cuándo sea detectada y de otros factores. “Por ejemplo, en la esquizofrenia, la madre de las psicosis, un tercio de los casos, remiten. Otro tercio anda medianamente bien y un tercio empeora”, puntualizó.