Como uno de esos nutridos grupos de palomas que, en una plaza cualquiera y ante la presencia humana, optan por levantar vuelo y alejarse en bandada; no sin antes dejar su sello con el potente sonido de su aleteo. Pero, en vez de pequeñas palomas, son imponentes cóndores. Y la paradisíaca Cordillera de los Andes es el escenario.
La familia Palma, de La Carrera (Tupungato), filmó una de esas majestuosas secuencias que son dignas de un documental de National Geographic. En total, son dos videos en los que se ve a entre 50 y 100 cóndores levantando vuelo desde las laderas de una de las montañas de la zona hasta llegar a lo más alto del firmamento para luego detener el aleteo y continuar con sus alas extendidas, planeando en las alturas y para componer una de las postales más características del cóndor andino.
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Majestuoso video: el instante en que 100 cóndores levantan vuelo en la cordillera en Tupungato. Foto: Captura Video
Este impactante registro fue recibido por las autoridades del Departamento de Fauna Silvestre de Mendoza, dependiente de la Dirección de Biodiversidad y Ecoparque. Y, según destacaron, la escena fue filmada hace unos días en este bello paraje de la cordillera tupungatina.
De acuerdo a los primeros reportes referidos al contexto de esta secuencia que quedó filmada, en la zona donde se encontraban los cóndores había un caballo muerto y del cual las aves estaban alimentándose. El cóndor es una especie carroñera, por lo que el fuerte de su dieta se centra en los restos de animales muertos que dejan abandonados otros predadores. Estos restos son conocidos como carroña, y de allí la identificación del cóndor andino como "carroñero".
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El papel clave del cóndor como limpiador de ambientes
El cóndor andino es una especie que se encuentra protegida por ley en Mendoza y que, además, tiene un valor ecosistémico trascendental en los paisajes que habita. A ello se le suma, además, el valor agregado simbólico, cultural y ancestral.
Devuelven a su hábitat natural a un cóndor rescatado en julio
Majestuoso video: el instante en que 100 cóndores levantan vuelo en la cordillera en Tupungato. Foto: Archivo
Su hábitat se extiende a lo largo de toda la Cordillera de los Andes, desde Venezuela y hasta Tierra del Fuego -incluso, hay registros recientes que también los sitúan en zonas aledañas al mar, en especial en el Sur argentino-, y ha sido declarado monumento natural y especie protegida en la mayoría de las regiones donde vive (en Mendoza la declaración data de 1998).
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Majestuoso video: el instante en que 100 cóndores levantan vuelo en la cordillera en Tupungato. Foto: Captura Video
El cóndor es, además, una especie sagrada, que fue y sigue siendo honrada por los pueblos originarios. Además, cumple un rol fundamental: el de limpiar los campos de los focos de infección que se generan en los animales que están muertos y tendidos en la tierra (de hecho, a los cóndores se lo considera “limpiadores naturales”).
Y es que los cuerpos en descomposición, los organismos y las bacterias pueden llegar a ser peligrosos para otras especies e, incluso, las personas. Por ello es que el rol de limpiadores de los cóndores connota su importancia también.
Al alimentarse el cóndor de los restos de los animales muertos, es en este rol que facilita la limpieza de focos de infección. Además, con sus fuertes picos atraviesan cueros grandes de los animales muertos, lo que permite que -a posteriori- lleguen otros carroñeros y, no solo se alimenten ellos también, sino -además- se acelere todo el proceso de limpieza.
Cóndores: centinelas de los Andes
Majestuoso video: el instante en que 100 cóndores levantan vuelo en la cordillera en Tupungato. Foto: Archivo
La peligrosa y errónea confusión que pone en peligro al cóndor
A partir de un concepto erróneo y peligroso, durante los últimos años una gran cantidad de ejemplares de cóndor andino han sido víctimas de matanzas masivas (más allá de estar protegidos).
Y es que muchos productores, creyendo que son aves de rapiña y que cazan a los animales de su ganado para convertirlos en sus presas, arremeten contra el cóndor andino, disparándoles directamente con la intención de eliminarlos. Además, aquí entran en escena también los cebos (animales muertos) y que los propios productores envenenan y dejan tirados en el campo para eliminar a otros predadores mayores (como pumas y zorros, por ejemplo). Estos se convierten en una amenaza y provocan daños colaterales, ya que los cóndores, al ver a estos animales muertos convertidos en carroña, bajan a alimentarse de ellos y terminan envenenados con estas trampas.
Estos químicos que se utilizan en los cebos son nocivos y letales hasta para el propio ser humano y, muchas veces, los cadáveres envenenados de los animales que consumieron este veneno pueden llegar a los cauces de agua de los que, justamente, se abastecen también las personas. En pocas palabras, este veneno puede llegar al ser humano con mucha facilidad y rapidez. Y también es letal.
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Majestuoso video: el instante en que 100 cóndores levantan vuelo en la cordillera en Tupungato. Foto: Captura Video
Por lo general, los cóndores que son encontrados y rescatados en malas condiciones suelen presentar dos tipos de intoxicación. O bien por plomo, que es cuando ha recibido un disparo y este metal comienza a esparcirse en su organismo; o si no por agroquímicos, que es cuando el animal se ha alimentado de uno de los cebos envenenados por el ser humano.
Convivencia pacífica entre especies
Desde hace años, en Mendoza y en Argentina, se está trabajando con programas que apuntan a la convivencia entre predadores (pumas y zorros) y animales de corral, a fin de evitar matanzas. Uno de ellos es el programa de Perros protectores, que ha arrojado resultados más que favorables en sus distintas experiencias.
Este programa de Perros protectores consiste en incluir, prácticamente desde el nacimiento, a perros dentro de la manada del ganado y sus corrales, precisamente para que éstos se acostumbren a convivir entre sí y, de esta manera, se permita mantener alejados a los pumas y otros carnívoros.
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Majestuoso video: el instante en que 100 cóndores levantan vuelo en la cordillera en Tupungato. Foto: Captura Video
Por lo general, en base a la experiencia, se observa que por una mera cuestión de olfato, al advertir la presencia de otro carnívoro (en este caso el perro que se cría adaptado a la manada), el puma directamente no suele acercarse a estos corrales y se esfuma el peligro.
De esta manera, y al no acercarse los carnívoros depredadores, se abandonan prácticas peligrosas como las de los cebos envenenados. Y, en consecuencia, también se mantienen alejados del riesgo y la letalidad los cóndores y otras especies.