El drama de vivir en el campo sin luz: “Tomamos agua caliente y comemos carne podrida”

La familia Pérez, del puesto “El Algarrobo”, en Santa Rosa reclama que llegue el tenido eléctrico hasta su terreno. “Nos estamos muriendo de calor”.

El puesto El Algarrobo, en Santa Rosa, no tiene electricidad.
El puesto El Algarrobo, en Santa Rosa, no tiene electricidad.

¿Se han detenido a pensar qué sería de nuestra vida sin acceso a la electricidad? Seguramente no, por el simple hecho de que sería imposible continuar nuestra rutina normal sin luz. Pero imaginemos que de repente todo se apaga y a esta catástrofe le sumamos que estamos solos en el medio del campo. ¿Cómo sobrevivirían?

Una familia de Santa Rosa no lo tuvo que imaginar porque es su realidad desde hace ya décadas, pero aseguran que la situación es insostenible, ya que hay “personas mayores”, y piden que intervengan las autoridades municipales y provinciales para que el tendido eléctrico llegue hasta su puesto.

“Quería hacer un pedido a la señora intendenta (de Santa Rosa) Flor Destéfanis y al gobernador de Mendoza (Rodolfo Suárez). Nos hace falta la corriente y la verdad es que la estamos pasando bastante mal. No encontramos otra solución, hemos ido a Edeste y no nos dan mucha importancia. Queríamos pedirles por este medio que por favor nos ayude a que nos traigan la corriente”, relata desesperado en un video Miguel Ángel Pérez (36), quien además agregó en la grabación que decidieron hacer público si pedido porque no encuentran otra solución.

“La pedimos (a la luz) porque es una necesidad muy grande. No tenemos heladera, las heladeras a kerosene no vienen más”, justificó el puestero más joven de la familia Pérez. Y agregó: “Se nos hace muy difícil tener agua fresca o carne en condiciones. Si carneamos un chivo al otro día se echa a perder, la verdura y hasta el pan se nos hecha perder. Tomamos agua caliente”.

En otra grabación, aparecen todos los habitantes del puesto, Miguel Pérez, de 66 años, resumió: “Quería pedir que por favor nos traigan la corriente. Estamos tomando agua caliente y comiendo carne podrida”. Su esposa, Erminda Cortez, de 65 años, sumó: “Quisieran que vinieran a las 2 de la tarde para que vean como vivimos acá”.

Puesto El Algarrobo: vivir sin luz en medio de la nada

Son pocos los Pérez que quedan en el puesto “El Algarrobo”, la falta de oportunidades o las ambiciones personales hicieron que la mayoría de los hijos de Miguel Pérez (66) y Erminda Cortéz (65) dejaron el campo. Casi todos viven en Las Catitas, en el paraje solo queda Miguel Ángel Pérez (36), quien aprovechó su contacto con la tecnología para mostrar su situación en las redes sociales. Además, vive con ellos un hermano de Miguel, Jorge, de 69 años.

Para llegar al puesto El Algarrobo primero hay que hacer 40 kilómetros por una calle de tierra hacia el norte desde Las Catitas. Luego, el viaje se convierte en travesía ya que esa “ruta” y la casa de los Pérez están separadas por otros 20 kilómetros de huella. “Se puede hacer en vehículo, pero no es un camino fácil”, reconoció Milagros una amiga de la familia que vive en ese distrito de Santa Rosa.

Milagros contó que el tendido eléctrico sí pasa por el vecino más próximo de los Pérez, otro puesto ubicado a 3 kilómetros de “El Algarrobo”. Estos puesteros, los que sí tiene electricidad, según contó la catitense, lograron resolver un supuesto litigio con comunidades Huarpes y así lograron que los cables con la ansiada luz lleguen a su puerta.

“La verdad que en verano es imposible estar en el puesto, no tienen ni un ventilador. En invierno por lo menos pueden prender fuego y tienen garrafas, pero contra el calor no tienen nada”, aseguró Milagros.

Un burro les da agua y la caza, algo de comida

Como bien se muestra en uno de los videos, los Pérez tienen un antiguo sistema de extracción de agua que funciona con tracción a sangre. Su burro gira en círculos y acciona las cañerías que llegan hasta el fondo del pozo de agua.

Para subsistir, la familia de El Algarrobo tiene dos ingresos. La caza: “Salen al campo a cazar quirquinchos” o la venta de chivos y guano. “Cuando alguien les encarga un chivo, lo tienen que faenar e inmediatamente venirse para la ciudad, porque si no se les echa a perder”, concluyó Milagros.

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