La foto de personas fumigando es la típica que puede verse cuando se habla de dengue. En medio de un brote histórico en el país y la región, las autoridades sanitarias ponen en marcha todas las estrategias posibles para lograr controlar al mosquito Aedes Aegypti, vector de la infección. Sin embargo, los especialistas advierten que por si sola no es la solución y que los resultados se obtienen con su uso como estrategia complementaria de otras, entre las cuales cumple un rol sustancial el trabajo de descacharreo y limpieza para evitar que queden criaderos del “bichito”. Pero además, se señala que no es una estrategia que deba aplicarse de manera masiva y que muchas veces se hace de forma inadecuada y por tanto, sin efectividad real.
En 2017, Gabriel Moyano, becario pos-doctoral del Conicet en el Centro de Investigación y Estudios de Matemática y profesor ayudante en la Facultad de Matemática, Astronomía y Física y Computación de la Universidad Nacional de Córdoba, desarrolló un modelo matemático para determinar una estrategia óptima de fumigación. La idea era lograr que fuera lo más eficiente posible para contrarrestar los brotes de la epidemia del dengue. Sin embargo, su investigación vino a reforzar un dato que ya se sugería en otros trabajos y en las campañas de prevención: la fumigación no es suficiente para combatir al dengue. Lo mismo advierten otros especialistas.
Daños medioambientales por la fumigación
En este sentido, Moyano alertó que la conclusión del modelo matemático que desarrolló es que si bien una fumigación óptima puede reducir los costos ambientales y aumentar la eficiencia de la fumigación, no podría evitar la epidemia sino que implicaría un retraso del brote epidémico y una reducción de los casos de personas infectadas con el virus, tal cual publicó Conicet.
“Si bien sigue siendo un modelo teórico, que no ha sido contrastado empíricamente, lo que se obtiene con este modelo es la certeza de que fumigar no es la solución, por muchos factores. En primer lugar no se elimina el insecto en su etapa acuática -huevo y larva-. Además la eficacia del insecticida no es del 100 por ciento, es decir que no mueren todos los mosquitos aunque sí una gran proporción. Algunos estudios realizados en países como Brasil venían sugiriendo, desde otras disciplinas, esto que la matemática termina de confirmar. Evitar la cría del mosquito sigue siendo la mejor opción, por lo que el desafío ahora es generar un nuevo modelo donde el parámetro de control sea justamente ese, en lugar de la fumigación”, concluyó el experto. En definitiva, poco se logra si no se evita, además, la cría de mosquitos.
La licenciada Yanina Mazzaresi, directora de Promoción y Prevención de la Salud de la provincia se expresó en el mismo sentido: “Debe hacerse si hay una cantidad importante de mosquitos detectada porque debe darle de manera directa al mosquito”, destacó. Pero por otra parte explicó que el abuso de insecticidas puede tener diversas consecuencias muy negativas. Entre ellas, que genere resistencia y que en el futuro no sea útil. Además, daños medioambientales, riesgo de alterar el ecosistema y de eliminar otros insectos. “Por eso se hace con asesoramiento técnico y de manera inteligente, hay que fumigar de manera orientada pero hay que saber cuándo, cómo y por qué”, remarcó. Agregó que asimismo, las larvas quedan con la infección.
Hay que tener en cuenta que las personas adquieren la enfermedad cuando un mosquito pica a alguien con el virus y luego pica a alguien sano y se lo transmite.
En lo que va de la temporada 2023/2024 (desde agosto de 2023 hasta el 30 de marzo) se registraron en Argentina 232.996 casos de dengue (90% autóctonos). De ellos, 215.885 se registraron en 2024.
Este período, que se extiende hasta agosto próximo, 512 casos fueron clasificados como dengue grave (0,2%) y se registraron 161 casos fallecidos (letalidad 0,069%15).
En Mendoza se han notificado 2.618 casos hasta el martes 26 de marzo, según los datos del Ministerio de Salud de Mendoza. Es casi 20 veces más de lo acumulado en los tres años previos.
Cómo fumigar de manera eficiente
Otro punto sobre el que ponen énfasis los especialistas es que no pudiese ser una estrategia masiva sino que debe hacerse de acuerdo a ciertos criterios y en determinadas condiciones, de otro modo pierde efectividad.
“Si vos solamente salís a tratar una enfermedad o a fumigar, como hacen el 90% de las municipalidades, con cipermetrina, a horarios donde ni siquiera vuela el mosquito, con máquinas que tiran una gota gruesísima que prácticamente tiene escasas o nulas posibilidades de tomar contacto con el mosquito en vuelo, que se hace con productos mal formulados, entonces no sirve, es una medida que no tiene sentido”, señaló contundente Lucas Sbriglio, Magister Veterinario diplomado en Gestión Ambiental.
Y continuó advirtiendo que deben plantearse diversas acciones: “La medida iría por concientización de la población respecto a los depósitos de agua, respecto al cuidado de repelentes en mascotas y en humanos, mosquiteras en las puertas de las casas, en que no se junte agua, en reconocer la forma de reproducción del mosquito para evitarla. Entonces, si vos solamente salís a fumigar con máquinas que no sirven, horarios que no sirven y mal formulado, no estás resolviendo ningún problema”.
Consideró que en gran medida se le da poca importancia a cómo se debe hacer. “La fumigación se debe hacer en horario matutino, cuando sale el sol, o vespertino, cuando se mete el sol, que son los horarios donde vuela el mosquito. Se tiene que hacer con termoniebla, para que esté 15 minutos la gota en suspensión y tenga mayores probabilidades de tener contacto con el mosquito”. Por supuesto, especificó que se debe hacer con productos bien formulados y con diluciones precisas. “Yo creo que lo que se hace muchas veces es buscar un golpe efecto en la población, se ponen un traje de astronautas, salen a fumigar y no lo hacen con precisión técnica y no solamente en Mendoza, en general se fumiga mal, entonces no tiene efecto”, resaltó el profesional.