A pulmón y entre vecinos, los clubes de barrio se reinventan para mantenerse vigentes

La mayoría perdió socios durante la pandemia, pero se recuperan y trabajan en nuevos proyectos para convocar a los mendocinos. Sus orígenes.

A pulmón y entre vecinos, los clubes de barrio se reinventan para mantenerse vigentes
Mientras unos disputan partidos de bochas, otros comparten anécdotas en la cantina del club Agustín Álvarez. | Foto: José Gutiérrez / Los Andes

A pulmón y entre amigos y vecinos. Así los clubes de barrio mendocinos se reinventan desde hace más de 90 años, aunque la mayoría perdió socios durante la pandemia de Covid-19. Hoy trabajan en nuevos proyectos y mantienen sus clásicas canchas de básquet, pelota a paleta o bochas, además de compartir reuniones y cenas casi todas las semanas.

“Venimos a ser unos bohemios del deporte, pero que cumplimos con mantener la tradición de fomentar la pelota paleta, generar jugadores y mantener el bienestar físico y mental de los jugadores. es una pasión que sigue adelante gracias al esfuerzo de los socios y amigos cien por ciento”, asegura Mario Cuevas, presidente del club Villa Emilia, que nació en 1930 en pleno centro de Godoy Cruz y es uno de los precursores de pelota-paleta en la provincia.

La casa de calle Bernardo Ortiz que contiene a vecinos y jugadores surgió del entusiasmo de Emilia Quiroga de Godoy, quien donó el terreno para el desarrollo del deporte, según comenta Cuevas desde los puestos de observación de los partidos que se disputan por el torneo mendocino.

Víctor Vázquez, “el dueño de la casa”, ofrece unos sándwichs y una cerveza para continuar la charla sobre un club que hoy cuenta con un centenar de socios que desfilan de lunes a lunes y desde la mañana hasta la noche. Los viernes coronan la semana con un asado en la cantina. Es una costumbre que se repite desde hace años. “Víctor es un afortunado porque está jubilado y pasa prácticamente todo el tiempo en nuestro templo”, comenta Mario mientras limpia el cuadro de Ramiro Zulueta, uno de los grandes e históricos jugadores que tuvo la entidad y que falleció en un accidente automovilístico. “Vamos a colgar su cuadro en la cantina, que en unos días quedará reinaugurada”, explica el jugador y recuerda también a otros “grandes”, como Gabriel Riquelme, que junto a Ángel Frúgoli (Gimnasia y Esgrima) y Lucas Gattas (Sociedad Española) consiguieron el campeonato mundial sub22.

En el club Agustín Álvarez de Godoy Cruz, los socios pueden disfrutar de hermosas canchas de bochas con piso de cemento. | Foto: José Gutiérrez / Los Andes
En el club Agustín Álvarez de Godoy Cruz, los socios pueden disfrutar de hermosas canchas de bochas con piso de cemento. | Foto: José Gutiérrez / Los Andes

La charla continúa y Cuevas se encarga de aclarar que la paleta es un deporte netamente argentino. “Nace con los inmigrantes vascos en las estancias de Buenos Aires. Ellos venían de una tradición de jugar al frontón con la mano y pelota de cuero. El criollo buscó el hueso de la paleta de la vaca, el triángulo, le hizo un manguito y empezó a jugar con eso. Luego hicieron una paleta de madera y una pelota de goma. Ahí nace una variedad del frontón 100% argentino”, detalla, mientras trata de seguir el desarrollo del último partido por el mendocino de la noche.

Cuevas advierte que ese ruidito que llevan en el corazón (el golpe de la paleta y chirrido de la pelota de goma) es el que caracteriza al barrio desde hace más de 90 años.

Fútbol, básquet, paddle y gimnasia

Una de las entidades barriales más antiguas de la provincia es el Club Social Algarrobal, que ayer cumplió 100 años y lo festejaron a lo grande en su sede de Aristóbulo del Valle, de Las Heras.

Se trata de un club de fútbol que fue formado por vecinos del lugar. “Llegamos a jugar en Femefa (fútbol amateur) y ascendimos también a la Liga Mendocina. En la actualidad hemos agregado otras actividades, como futsal mixto, danzas y, además, funciona una escuela CEBJA en nuestro salón”, explica a Los Andes el presidente Darío Merlo.

Frente a la plaza departamental, el Club Social Maipú es otra entidad que cobija a los vecinos desde hace varias décadas. “Prácticamente pasé toda mi infancia y adolescencia en el club, ahora la piscina está cerrada, climatizada, ya no podríamos ir a tomar sol en el verano. Han agregado un montón de actividades deportivas, sociales y culturales, pero la paleta sigue siendo uno de los fuertes”, asegura Norma Gelardi, que tiene el club a la vuelta de su casa.

Foto: José Gutierrez / Los Andes
Foto: José Gutierrez / Los Andes

Con casi 92 años de historia, el Pedro Molina es una de las entidades icónicas de Guaymallén. Estuvo a punto de desaparecer hace casi dos décadas, pero gracias a la unión de los vecinos y el apoyo oficial del municipio, la Provincia y la Nación, lograron reflotarlo.

Actualmente cuenta con 300 socios, informa Alejandro Bunsters, el presidente de la entidad. Agrega que gran parte de los fondos obtenidos se han utilizado para recomponer el antiguo edificio, que estuvo a punto de ser demolido, y destaca que durante la pandemia trabajaron en un plan estratégico. Así, han sumado una serie de disciplinas y actividades, habilitaron una sala gracias al Instituto Nacional del Teatro y además dos escuelas utilizan las instalaciones para las clases de gimnasia.

Bunsters afirma que uno de los principales logros fue el regreso de Pedro Molina a la primera división del básquet, luego de 40 años.

En el club Villa Emilia, en Godoy Cruz, los socios disfrutan del pelota-paleta. | Foto: José Gutierrez / Los Andes
En el club Villa Emilia, en Godoy Cruz, los socios disfrutan del pelota-paleta. | Foto: José Gutierrez / Los Andes

En Ciudad, Anzorena es otro club de básquet que nació en el corazón de la Sexta Sección y actualmente amplía sus instalaciones deportivas y sociales sobre calles Suipacha y Olascoaga. Tony Velasco, director de Deportes capitalino, destaca el trabajo del clubes muy chicos y de barrio como el Independencia, sobre calle Arroyo, y Juventud Mendocina, sobre calle Perú. “En el Independencia el fuerte es el paddle y en el Juventud, el básquet femenino”, indica. Y resalta los clubes con una mirada social y de contención del Oeste de la Ciudad.

Recuperación de actividades

El club Guillermo Cano nació hace 62 años junto a las primeras “Casas colectivas” de la Ciudad. Pero el puntapié de la sede deportiva lo dieron los marinos alemanes del acorazado Graf Spee que vivieron allí en 1940, quienes construyeron un campo deportivo a pico y pala que se conoció como la “canchita de los alemanes”.

Con pocos meses como presidente del Cano, Rodrigo Hinojosa explica que la idea es sumar actividades porque se habían quedado sólo con la piscina para el verano, pero lograron recuperar la cancha de fútbol. Pondrán una escuela de paddle y de tenis con el objetivo de ir sumando socios y lograr la autofinanciación.

El directivo comenta que a través de la Federación Mendocina de Básquet consiguieron el parquet para la histórica cancha y están recuperando espacios para instalar un gimnasio. “El objetivo es llenar el club de chicos y chicas durante todo el año, haciendo actividad y deportes”, anuncia.

En el club Villa Emilia de Godoy Cruz, los socios pueden disfrutar de pelota paleta. | Foto: José Gutierrez / Los Andes
En el club Villa Emilia de Godoy Cruz, los socios pueden disfrutar de pelota paleta. | Foto: José Gutierrez / Los Andes

Sobre calle Pellegrini, entre Mayor Drummond y la ciudad de Luján, la Unión Juvenil Luján tiene alrededor de 100 socios activos y varias disciplinas en movimiento: maxi básquetbol masculino y femenino, boxeo, futsal (categoría senior), artes marciales y patinaje artístico. En este deporte, el Juvenil Luján tuvo en sus filas a la campeona mundial de este rubro (1998), María Eva Giannattasio. “Queremos restablecer las bochas, el básquet de primera de la Liga y, por sobre todas las cosas, recuperar ediliciamente el complejo que necesita mejoras tras un derrumbe. En eso estamos y por eso pedimos la colaboración de los vecinos del distrito y del departamento”, señala Pablo Romano, actual presidente.

Juego de bochas entre los viñedos

Un tradicional club de bochas con canchas del mejor nivel, construidas con los estándares internacionales, el Agustín Álvarez se ubica en Godoy Cruz, en el cruce de Cervantes y Mariano Moreno, al límite con Carrodilla. Jorge Quiroga, titular de la entidad, habla de la transformación que tuvo el club. “Entre viñedos nació el Agustín Álvarez hace más de 90 años. Era un sitio que congregaba a los vecinos, muchos trabajadores de la viña, y aquí compartían el juego de bochas, juego de cartas y otros, además de compartir cenas y otras reuniones sociales”, cuenta.

Y suma: “Hace unos años logramos incorporar a la mujer. Precisamente mi esposa, Beatriz Herrería, integra la comisión directiva y también tenemos actividades para todo público, en el gimnasio y salón principal”. Beatriz agrega que desde siempre fue gente de Godoy Cruz, Luján y Maipú y en las actas figuran numerosas reuniones sociales.

“El cine estaba en la esquina, funcionó hasta los primeros años de los ‘70. Mi papá integraba la comisión del club y luego del cierre alquilamos esa parte de las instalaciones”, rememora Roberto Benedetti, el socio más antiguo y propietario de la conocida fábrica de fiambres, chacinados y frigorífico. Y, como el resto de los vecinos, se alegra por la vigencia del club de sus amores.

Recuerda que el cine inauguró a mediados de los 50 y fue por muchos años la gran atracción del barrio, como lo muestran las películas. “También recuerdo que en el escenario del salón principal donde hoy está la cocina había un hueco y allí se metía una persona que le “soplaba” el texto que pronunciaban los artistas del barrio”.

El club está prácticamente lleno de jugadores de bochas todas las noches. Y luego de los partidos, participantes y espectadores comparten la tradicional cena en la cantina, de domingo a domingo.

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