Ayer volvió a comprobarse que el ajuste económico que impulsa el Gobierno nacional para llevar las cuentas al "déficit cero" para el año que viene, se reflejará políticamente en lo que suele denominarse "la calle": una multitud copó ayer la avenida 9 de Julio en los alrededores del edificio del Ministerio de Desarrollo Social y otros puntos de la ciudad, en lo que se denominó "Jornada Nacional de Lucha, en defensa del trabajo, la producción y la soberanía nacional".
Los organizadores dicen que hubo "mil ollas populares" en ciudades del país. "Vamos a ganar la calle", desafió Hugo "Cachorro" Godoy, secretario general de ATE (Asociación Trabajadores del Estado).
El malhumor que invadió ayer al mediodía a los automovilistas atorados en sus planes de circular por el macrocentro porteño, fue tan grande como la multitud que aglutinaron ATE, parte de UPCN (el clásico sindicato de empleados estatales), la CTA Autónoma (liderada por Ricardo Peidro), partidos de izquierda, y distintas organizaciones sociales.
"La idea fue inundar las calles y rutas del país con ollas populares, donde la problemática de la producción, la soberanía y el trabajo se ve más afectada", resumió Godoy, en charla con la prensa.
Entre los manifestantes estuvieron trabajadores de las minas de Río Turbio, del Astillero Río Santiago, de las centrales nucleares de Atucha y Córdoba, Fabricaciones Militares, de los organismos INTI e INTA, entre otros. "El gobierno cortó los programa productivos y de asesoramiento técnico de agricultura familiar a partir de los despidos", denunció Godoy.
Los llamados "movimientos sociales", estuvieron representados por la Corriente Clasista y Combativa (CCC), la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), Barrios de Pie, el Frente Darío Santillán y el Frente de Organizaciones en Lucha (FOL). Los movimientos sociales dijeron haber instalado ayer unas cien ollas populares en la Capital Federal.
La 9 de Julio frente al edificio de Desarrollo Social, la 9 de Julio en el Obelisco (trabajadores del Astillero Río Santiago), la sede del exministerio de Agroindustria (ahora Secretaría) en el bajo porteño, la Plaza Lavalle frente al Palacio de Tribunales, la Avenida de Mayo y la Plaza de Mayo fueron los principales puntos en los que ayer hubo manifestaciones de protesta y ollas populares.
Desde el Gobierno se optó por no replicar en declaraciones la movilización callejera. En la Casa Rosada interpretan que los grupos movilizados "son opositores, y su carga ideológica se advierte en las consignas de oposición al acuerdo firmado con el FMI".
En el Gobierno entienden que las manifestaciones contra el ajuste en marcha de las cuentas públicas "serán inevitables". Apuntan a "encapsularlas", es decir, procurar que ese descontento no impregne otros grupos sociales que, aunque golpeados también por la crisis económica y la inflación, aún confían en que el gobierno pueda pilotear "la tormenta".
Ayer el propio presidente Mauricio Macri experimentó el descontento con los resultados de dos años y medio de su gestión, al ser increpado en una visita fugaz al partido de Florencio Varela, sur del conurbano bonaerense. "Traidor, acá nos estamos cagando de hambre", le gritaron.
Las manifestaciones de ayer tuvieron su antecedente más inmediato en la marcha universitaria de fines de agosto, y tendrán su continuidad en la última semana del mes: ATE y la CTA Autónoma anunciaron una huelga para el 24 y 25 de setiembre, mientras que la CGT y las otras dos CTA llamaron al paro general para el martes 25. Hugo Moyano, que dio la orden de retirar al sindicato de los camioneros de la mesa directiva de la CGT, avisó que se plegará al paro.