29 de julio de 2013 - 00:28

Sergio Buenanueva: "Mendoza me dio más de lo que merecía”

Viajó a Brasil a tomar parte de la Jornada Mundial Juvenil. Deja la provincia para asumir como obispo de San Francisco, Córdoba.

El ex obispo auxiliar de Mendoza y obispo electo de San Francisco Córdoba, Sergio Buenanueva, se despidió de la feligresía local, meditando que pastoral y humanamente "le debo todo a esta provincia de la que me alejo".

El religioso partió a Río de Janeiro (Brasil) para participar de la Jornada Mundial de la Juventud, que preside el papa Francisco, y antes de embarcarse a ese destino, habló con nuestro diario.

Un repaso de su vida sacerdotal indica que en diciembre de 1989 se recibió de diácono, y a partir de ese momento comenzó su vida diocesana. En setiembre de 1990, se ordenó de sacerdote, por lo que en algunas semanas cumplirá 23 años en el sacerdocio. El religioso nació hace 49 años en San Martín.

Luego de haber asistido al fallecido obispo Cándido Rubiolo durante un año, accedió a la parroquia de Rivadavia como ayudante, pasando posteriormente a desempeñarse, y por 15 años, en el Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Rosario, de El Bermejo, institución que lo tuvo como rector durante una década. Finalmente, en 2008 la Santa Sede lo nombró obispo.

Buenanueva dejó de ser obispo auxiliar el 31 de mayo pasado, y asumirá el obispado de la ciudad cordobesa, el 25 de agosto.

-¿En más de dos décadas de vida clerical, tuvo más alegrías que pesares?

-Al revisar este tiempo, uno reconoce cosas inconclusas, o no tan bien hechas, hasta errores. Pero, el sentimiento dominante es de una gratitud muy grande a la Iglesia diocesana de Mendoza, me siento hijo de la Iglesia de Mendoza, que me ha dado a luz, como hombre, creyente y pastor. Siento que he recibido más de lo que merecía; y tengo nostalgia por el hecho de partir, pero el sentimiento dominante es la gratitud.

A través de varias despedidas que me han hecho, he experimentado el cariño de los sociedad y de las comunidades cristianas. Y trato de devolver ese afecto porque como dije, me siento hijo de esta iglesia mendocina, de la que he recibido todo lo que soy. Siento que me están despidiendo, pero también que me están enviando a la Iglesia de San Francisco.

-¿En el trabajo por la renovación de las vocaciones sacerdotales, se siente conforme o es crítico al respecto?

-Nos hemos empeñado mucho y cada vez mejor. Sin embargo, hoy la situación cultural y de la Iglesia también, hace que las vocaciones no sean las que quisiéramos y necesitamos. Mendoza es muy grande, también San Francisco.

En toda la Argentina se sufre la disminución de las vocaciones, pero ha crecido mucho la calidad del trabajo pastoral. Deseo que como fruto de esta jornada mundial en Brasil, haya un despertar vocacional.

-¿Cómo ha sido su relación con la política de turno?

-Nunca me ha gustado confrontar, un poco he seguido la enseñanza de un maestro como ha sido para mi José María Arancibia (ex obispo de Mendoza). He tratado de que no faltara el punto de vista católico en los grandes debates que ha tenido la sociedad, tal la discusión de 2010 sobre el matrimonio igualitario. En una sociedad plural como la nuestra, opino que se construye con todas las voces.  

-Imaginamos que esta ida a Brasil, es muy importante para usted. ¿Va en misión oficial o como un feligrés más?

-Es un viaje que tenía armado antes de que me nombraran en San Francisco, dado que la reunión era tan cerca de Argentina, y básicamente mi propósito era acompañar a los jóvenes de Mendoza. Espero, en medio de la multitud, encontrar también a los jóvenes de San Francisco. La visita del Papa es muy luminosa, y nos hace bien a todos. Mi deseo, obviamente, es poder saludar a su Santidad.

¿La austeridad que practica el Papa, le marca una impronta para su futuro ministerio?

-Sin duda, es una línea muy fuerte de la Iglesia en América latina, y del Pontífice, que la está llevando al corazón de la Iglesia. Una de sus grandes reformas va por ese camino, que es la pobreza como disponibilidad para el Evangelio, para estar más cerca de los más pobres... Los pastores tenemos que practicar esta opción de fondo, imitando a Jesús.

La familia próxima del electo prelado está compuesta por su madre Celia "Chela" Moscetta, de 87 años y sus 2 hermanos menores, Juan, que con la mamá vive en San Martín, y Roberto, radicado en las afueras de Cipolletti (Río Negro). El padre de Sergio, Saturnino, diácono permanente y gran impulsor de la carrera religiosa del hijo, murió en julio de 2009.

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