Sólo se denunciaron 4 secuestros virtuales este año en Mendoza

Se trata de estafas en las que delincuentes engañan a sus víctimas por teléfono. El último fue el del ex ministro Baldasso.

Sólo se denunciaron 4 secuestros virtuales este año en Mendoza
Sólo se denunciaron 4 secuestros virtuales este año en Mendoza

"Tenemos a tu hijo secuestrado. Si no entregás la guita lo vamos a matar", se escucha del otro lado de la línea telefónica. Quien atiende el llamado vive una mezcla de espanto, sorpresa y pavor.

Aturdido, y sin quererlo, comienza a dar datos al supuesto secuestrador, quien le dará instrucciones para concretar el pago del rescate y sólo entonces liberará al familiar cautivo.

Pero en la mayoría de los casos, se trata de un secuestro virtual y, en realidad, es una estafa. Cuatro de estos hechos son investigados este año en Mendoza. Pero en el mismo período se concretaron dos secuestros extorsivos reales.

El secuestro virtual por el que Rolando Baldasso -ex ministro de Francisco Pérez y actual funcionario de la municipalidad de Luján- pagó 35.000 pesos volvió a poner en escena esta modalidad delictiva que, si bien no constituye una estadística que incida en los índices de inseguridad, se ha cobrado algunas víctimas.

En lo que va del año, incluyendo el caso de Baldasso, sólo se han investigado 4 estafas por secuestro virtual. Investigadores intuyen que una cantidad similar de casos se han desencadenado pero, por diferentes motivos, esos expedientes aún no son investigados por la Unidad Fiscal de Delitos Económicos, que concentra este tipo de causas.

"Esta modalidad surgió en los establecimientos penitenciarios. Se habían cortado pero reaparecieron en el último tiempo", cuenta un investigador. En ocasiones, quienes están en las celdas de alguna cárcel provincial actúan en complicidad con delincuentes que operan en las calles.

"La selección de las víctimas se hace al voleo. Los falsos secuestradores usan diferentes líneas, generalmente de celulares que después descartan, y llaman a cientos de números fijos. Van probando. A veces alguno cae en el engaño y le captan la voluntad", soltó un sabueso. En algunas causas se ha llegado a decomisar teléfonos móviles de donde se habían realizado 1.600 llamadas a diferentes números.

"Entre la desesperación del momento y el miedo, son las propias víctimas las que van aportando datos a los supuestos secuestradores", confió otro pesquisa. Los estafadores aprovechan cada uno de esos datos para alimentar sus engañosos argumentos. Un nombre, un vínculo familiar, un número de teléfono celular les sirven para engatusar a sus víctimas y convencerlas de que, efectivamente, tiene cautivo a un ser querido.

Habitualmente, como ocurrió con el caso de Baldasso, los estafadores le exigen a quien pagará el rescate que les proporcione un número de celular para aportarle más indicaciones. El objetivo de esta maniobra también es tener ocupada la línea y que la víctima no pueda corroborar si quien supuestamente está secuestrado se encuentra bien o si cayó en las garras de un grupo de delincuentes.

Otra de las exigencias de los falsos captores es la de no alertar a la Policía por nada en el mundo. Pero es aconsejable denunciar el hecho inmediatamente, de todos modos.

Con la víctima ya en el anzuelo, los delincuentes le exigen que reúna determinada cantidad de dinero y lo lleve a un punto de la provincia donde luego será recogido. En ocasiones, el rescate se conforma por otros objetos de valor, como joyas. A cambio, el supuesto rehén será liberado.

Las víctimas suelen percatarse del engaño una vez que han depositado el dinero. Pero ya es tarde porque la estafa ha sido consumada. El consuelo que queda es saber que el familiar que supuestamente era prisionero de una banda está en perfectas condiciones.

En lo que va de 2018 hubo dos casos que fueron reales

Las investigaciones que se inician por secuestros extorsivos reales son escasas. Sin embargo, en Mendoza este año han ocurrido dos casos.

Una vez constatado que se trata de un caso de privación ilegítima de la libertad, la causa pasa al ámbito de la Justicia Federal, que dirige la pesquisa.

Para realizarla se vale de herramientas, como escuchas telefónicas, que son efectuadas por la Dirección de Investigaciones de la Policía mendocina.

"Ante la posibilidad de un secuestro extorsivo hay un protocolo establecido que se activa. En este delito es la vida de la víctima activa la que está en riesgo, por lo que depende de la acción o inacción de los familiares y de la Policía que pueda seguir con vida", explicó un investigador.

Y cerró: "En el secuestro virtual siempre hay una exaltación de los secuestradores para que la víctima no tenga tiempo de discernir. En el extorsivo, los captores dan muchas vueltas para indicar los pasos a seguir. Pero siempre hay que avisar a la Policía".

Cuando las supuestas víctimas mienten

En ocasiones, son las supuestas víctimas de un secuestro quienes denuncian. En la mayoría de los casos, son menores de edad que, por temor o picardía, aseguran haber estado cautivos.

Por las características de los hechos denunciados, los investigadores suelen concluir que se trató de una farsa orquestada por las supuestas víctimas.

Resulta llamativo que, en la mayoría de los casos, los supuestos delincuentes no lograron realizar la captura de la víctima, aunque ésta sea menor de edad y los captores la superen en número. Acorralados, quienes mintieron llegan a reconocer su falta.

Denunciado un hecho, se movilizan recursos para dar con los presuntos captores y los operativos demandan un costo monetario. El nuevo Código de Faltas provincial prevé sanciones para padres de chicos que cometieran estas contravenciones.

Claves

Dos secuestros extorsivos

El 12 de julio pasado, un joven de 24 años fue secuestrado en el barrio Jardín Village de Dorrego. Fue liberado luego de que su padre pagara $ 200 mil.

El 30 de mayo, una mujer y su hija de 3 años estuvieron secuestradas por 5 horas en Guaymallén. Fueron liberadas tras el pago de $ 20 mil. La mujer fue detenida por orquestar la maniobra.

Falsos secuestros

El último 22 de agosto un niño dijo haber estado secuestrado en Santa Rosa. Su padre denunció el hecho. Finalmente, el chico admitió que era mentira.

El 21 de agosto una adolescente dijo ver el secuestro de una joven  cerca del Club de Campo en Guaymallén. Luego se descubrió que el caso no era real.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA