Sconochini y la curiosa historia de la pelota del oro en Atenas 2004

El ex capitán de la Generación Dorada, quien hoy se dedica al pádel en Italia, fue siempre acusado de habérsela llevado.

Sconochini y la curiosa historia de la pelota del oro en Atenas 2004
Sconochini y la curiosa historia de la pelota del oro en Atenas 2004

"La noche en la que ganamos, a Delfino y a mí nos tocó el control antidóping. Como yo había tenido un antecedente, me tenían que hacer un examen cruzado de sangre y de orina. Me llevaron al hospital, me sacaron sangre y cuando volví a la Villa Olímpica, no había nadie. No me respondían las llamadas. Ese fue mi festejo de campeón. ¡Estaba recaliente!. Yo dormía con Manu, porque siempre fuimos compañeros de habitación. Sobre su cama estaba su valija preparada y la pelota, que él había intercambiado por su camiseta. Me fui a dormir y a las ocho de la mañana la puerta de la habitación se cayó. Nocioni y Delfino la tiraron abajo. Se me tiraron encima. Uno me tenía y el otro me besaba. Estaban borrachísimos los dos. “Y esta pelota, ¿de quién es?”, preguntaron. Y la revolearon de una patada. Fue a parar a un bosque que estaba al lado de la Villa Olímpica. Yo me tomé mi vuelo y me fui. Durante años me acusaron: “Vos tenés la pelota de los Juegos”. Hasta que una vez yo estaba en Cañada de Gómez y ellos entrenándose en Rosario. Me llamaron para que cenáramos juntos y ahí los obligué a Nocioni y a Delfino a contar la verdad", Hugo Sconochini cuenta la historia oficial de lo que pasó con la pelota con la que ganaron la medalla de oro olímpica en el 2004.

El ex basquetbolista es hoy profesor de Paddle en Italia y dio una nota al diario Clarín en la que hace un repaso de los momentos más importantes de su carrera. ¿Por qué el paddle? “En Argentina era religión cuando yo jugaba al básquetbol y lo ignoraba por completo, pero hace unos años conocí a Gustavo Spector, el argentino que entrena a la Selección de Italia, me hizo conocer el deporte, me hizo jugarlo y me transmitió cómo enseñarles a los principiantes. Fue la única vez en mi vida que estudié”.

"A mí me hubiera encantado vivir y desarrollar mi deporte. El problema es que yo no soportaba a los dirigentes dentro de los vestuarios. Nunca lo soporté. El vestuario es del jugador. Es del entrenador y hasta un cierto punto. A mucha gente que todavía ocupa lugares importantes en el básquetbol le dije en la cara lo que pensaba. Por eso no sigo. Cambiar de deporte fue además como ponerme a prueba nuevamente. En el deporte que yo practicaba, el instrumento, la pelota, va y viene. En el que hago ahora, el pádel, lo tenés siempre en la mano. Es un simple detalle, pero cambia. Me divierto muchísimo. Descubrí esta veta que es dar clase, me gusta enseñar y lo juego tanto como me permite mi pierna", asegura.

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