Corría 1992 y María Laura llevó a su hijo, de ocho años, Juan Pablo, para que practicara hockey césped en el Club Tacurú de General San Martín. El chico había probado varios deportes y la esposa de ‘Beto’ Santini esperaba que su primogénito se decidiera por el stick. “Era gordito. La verdad que había hecho fútbol, básquetbol y rugby, pero cuando empecé a practicar hockey en la Octava de Tacurú, gracias a que mi hermana jugaba, con este deporte hice como un click y me sentía bien jugándolo, sentía que rendía”, contó.
Llega puntual a la cita. Es la media tarde sabatina. Viene de un asado de fin de año con sus amigos de Leonardo Murialdo, el club que lo recibió luego que la rama masculina de Tacurú se disolviera. “Jugué 16 años en la primera de Murialdo”, mientras mira fijo. Luego, agregó:
“Marcelo Lorenzini me lleva a Murialdo, era el club que más cerca me quedaba de mi casa, arranqué en Séptima con Martin Gómez como entrenador y donde me encontré con Gabriel Herrera, Sebastián Sánchez, Alan Coria, entre otros”.
“Lo que más dejó el hockey, una gran formación como persona; se aprenden cosas que después se aplican en lo cotidiano, como el esfuerzo, el trabajo en equipo y la tolerancia a las adversidades. Ser tolerante con los demás. Me dejó muchos amigos no solamente en mi club, sino en otros también”, apuntó el ex lateral izquierdo del Canario.
“Mis mejores momentos en Murialdo, el 2000 en la última Quinta que estuve y que fui campeón. La explosión como jugador la tuve con Jorge Dabanch. En Primera, la mejor etapa desde que tomó Leo Lorenzo en el 2008 hasta el 2012; fui capitán de Murialdo desde 2007 y hasta el 2013”, apuntó.
“Debuté en Primera ante Obras ‘A’, estaba en Murialdo ‘B’, fue en el domingo 5 de setiembre 1999 y en torneos nacionales de clubes jugué mi primer partido ante el Andino”, recordó.
-¿Tratarás de seguir ligado al hockey?
-Seguramente, porque mi esposa Alejandra juega en Obras y mi hijita Julia, de dos años, arrancará este deporte.