La comuna de San Martín sostiene haber reducido en hasta un 40%, la presencia de palomas en la ciudad, como resultado de un programa de cetrería que el municipio financia desde hace seis años.
Al mismo tiempo y dentro del proyecto, un par de halcones peregrinos que anida en las alturas de un edificio público tuvo pichones hace algunos días y esa cría ya ha sido anillada e identificada, para un mejor seguimiento de las aves en el futuro.
Las palomas urbanas suelen ser un verdadero dolor de cabeza para los vecinos de las ciudades: una plaga que anida en edificios y en las plazas y que ensucia desde fachadas y monumentos, a veredas, autos y también la ropa de la gente. Pero, además del problema estético, el excremento de las palomas suele ser portador de diversas enfermedades.
"Lo que hacemos es un control natural de la población de palomas urbanas, a través de dos grandes depredadores como son el halcón peregrino y el gavilán mixto", explica David Escudero, titular de la empresa Rapaces, que desde hace seis años lleva adelante un proyecto en San Martín, financiado por la comuna, y que apunta a menguar la presencia de palomas en el radio urbano a través de la caza o intimidación que provocan las aves rapaces como el gavilán.
La experiencia nació hace casi seis años y con un par de nidos artificiales. Pero con el tiempo la presencia de halcones peregrinos y gavilanes creció en San Martín: "Comenzamos con dos halcones y hoy tenemos una docena. Una de esas parejas acaba de tener cuatro pichones que ya han sido anillados para hacerles un seguimiento", agrega Escudero, y dice que la experiencia con los gavilanes es muy similar: "Comenzamos con unos pocos ejemplares y hoy tenemos nidos en cuatro plazas y en el museo Las Bóvedas".
La pareja de halcones peregrinos que vive en los Tribunales de San Martín tiene su nido artificial en las alturas del edificio y es controlada por una pequeña cámara que sigue los movimientos de las aves: "Sus cuatro pichones van a crecer y a continuar el ciclo, en un radio de acción relativamente cercano al lugar en el que nacieron", explica el especialista, y completa: "Cuando esas crías sobrevuelan algún edificio, avisamos a los vecinos y ponemos un nido artificial con la idea de que se establezcan".
Así, el proyecto ha ido creciendo y tiene hoy nidos en distintos puntos de la ciudad, en plazas y edificios.
En San Martín, los edificios públicos y privados, los históricos o emblemáticos como la comuna, la parroquia y la terminal de colectivos, la cooperativa eléctrica, el museo Las Bóvedas, el polidepotivo o el centro de congresos favorecen con su arquitectura el anidamiento de centenares de palomas, verdaderas plagas en muchas zonas.
"En términos generales, la población de palomas urbanas ha disminuido considerablemente y en algunas zonas, como la del microcentro en hasta un 40%", sostienen desde la comuna, conformes con los resultados.
"Es un proyecto con resultados a largo plazo. En San Martín se han usado distintas técnicas, desde bombas de estruendo para ahuyentarlas a bajar las copas de los árboles para disminuir los anidamientos pero a la larga no han funcionado", explica Bartolomé Robles, presidente del Concejo Deliberante.
"Con este proyecto de aves rapaces estamos obteniendo resultados positivos, en algunos casos de hasta el 40% pero en definitiva, cualquiera puede advertir que hoy hay menos palomas en la ciudad que hace cinco años, se ve en el centro, en muchas plazas, en el kilómetro cero y en el predio del museo Las Bóvedas, que son lugares donde hay mucha gente todo el tiempo", concluye el concejal, representante del oficialismo departamental.