Cuando se planificó la gira por este continente y hasta hoy mismo, China se llevaba la gran atención del Gobierno provincial. Pero Singapur, este pequeño territorio que se sostiene a fuerza de pelearle espacio al mar, con un gran potencial financiero y sobre todo como zona de paso de productos de todo el mundo, maravilló a las autoridades provinciales que hicieron pie por unas horas aquí.
El Gobierno, a través de ProMendoza, ya había puesto su mira en este país. De hecho, vino hasta aquí para reunirse con dos empresas que pueden convertirse en la operadora del hub logístico que se pretende instalar para que los productos mendocinos, en especial el vino, tengan su propio depósito y una red comercial que les facilite su distribución y expansión, así como ya se hizo en la poderosa Shanghái.
Pero también a futuro sueñan con ampliar las ventas al sudeste asiático triangulando con Singapur. ¿Cómo? Este país tiene acuerdos de libre comercio con todos sus vecinos, que suman 4.000 millones de habitantes y conforman la región que más crece, por lo tanto la producción mendocina que en este territorio tenga algún valor agregado, como por ejemplo el vino a granel que se fraccionaría y el mosto, va a ingresar a la región sin pagar ni un peso de impuesto.
Así, podrían mejorarse las condiciones de competitividad, sobre todo con nuestros vecinos de Chile, que llevan décadas trabajando en esta zona y ya tienen acuerdos de libre comercio. Así, nuestros vinos se ahorrarían el 17 % de impuesto que hoy pagan por ingresar a China, el 60 % que tributan en Tailandia y el 90 % de Indonesia.
El ministro de Infraestructura, Martín Kerchner, y el director de ProMendoza, Mario Lázzaro, se reunieron a poco de aterrizar con el embajador argentino en este país, Federico Barttfeld, a quien le tocó reabrir hace un año y medio la sede diplomática cerrada en 2002 por la corta gestión presidencial de Eduardo Duhalde, en tiempos de ajustes y poca visión de futuro. Claro que luego el kirchnerismo tampoco vio aquí una oportunidad.
Hace 25 años, otra misión mendocina hizo pie acá. La encabezó el entonces gobernador Rodolfo Gabrielli y también visitó Japón, Corea del Sur y Hong Kong, con una escapada a Malasia, un país donde se asentó en aquellos años Impsa y se veía como la gran estrella del sudeste asiático. Pero luego nada se avanzó y del dicho al hecho hubo un abismo. Hoy, la estrella regional es sin dudas Singapur.
Políticamente, es una república parlamentaria que delega la administración en un primer ministro. El Partido de Acción Popular, que tuvo como gran líder durante cinco décadas a Lee Yuan Yew, ha ganado todas las elecciones desde que el país obtuvo la independencia: en 1963 se desligó de Gran Bretaña para transformarse en una provincia de Malasia y dos años después finalmente se convirtió en un país.
Es decir que apenas medio siglo le bastó a Singapur para volverse uno de los países más ricos del mundo, con 57 mil dólares per cápita de PBI y una de las economías más abiertas. Según los datos aportados por Barttfeld, hoy la desocupación es del 2,8 % solamente, por lo que técnicamente se habla de ocupación plena, con una flexibilidad laboral total y con empresas que tienen problemas para retener empleados.
Llegar a Singapur (compuesto por 63 islas) implica una sorpresa tras otra. El principal archipiélago es donde está su capital, del mismo nombre que el país, separado apenas por un canal de agua de Malasia. Aquí los edificios ganan altura por encima de los 20 pisos porque es, además de avanzar con obras sobre el mar, otra de las formas que encontraron de ganarle a la falta de espacio. Aquí las construcciones en marcha se multiplican por doquier, con operarios que trabajan incluso hasta entrada la noche como este cronista pudo comprobar hoy.
Las sorpresas tienen que ver con la economía y no sólo por los datos ya contados. Singapur tiene la segunda refinería más grande del mundo y no tiene petróleo, sino que importa el crudo y aquí lo procesa. También es un gran productor tecnológico. Pero entre sus cuantiosas exportaciones aparecen rubros que acá no se producen, como pasaría con el vino mendocino a granel que podría fraccionarse aquí. Eso muestra que todo el país es en realidad un gran "hub logístico".
Claves
Archipiélago. Singapur está conformado por 63 islas que suman 700 km2 (algo así como los territorios de Maipú y Godoy Cruz unidos) y tiene 5,6 millones de habitantes.
Potencia. Con ese pequeño territorio y sin materias primas, su economía generó el año pasado 323.900 millones de dólares, la mitad que la Argentina. Entre un fondo que maneja el Estado y sus empresas, Singapur tiene inversiones en el exterior por 600 mil millones de dólares. En la Argentina particularmente han apuntado a la agroindustria y la energía. El Gobierno nacional busca avanzar en un tratado de libre comercio y también un acuerdo de promoción y protección de las inversiones.
Impuestos. El vino envasado, sin importar su procedencia (incluso el de países con tratados de libre comercio con Singapur) ni su precio, debe pagar para ingresar 8 dólares de impuesto por botella. Pero eso obedece a una fuerte política antialcohol y antitabaco del país por considerarlos perjudiciales para la salud.