La cuarentena por la pandemia de coronavirus le pegó a la economía. El parate no solo fue en las calles, también en el sector productivo y el Gobierno debió salir a anunciar un millnario paquete de ayuda.
Para ello obligó a los bancos a desarmar sus tenencias en Leliq y así disponer de más pesos para prestar al sector productivo. Sin embargo, ese acción sumada a una disparada en la emisión para poder atender los planes de ayuda sociales, entre otros puntos, se tranformó en una bomba de tiempo.
El estallido comenzó a sentirse el pasado miércoles en el mercado de cambios cuando el dólar MEP o bolsa y el contado con liquidación o denominado "fuga" mostraron un recalentamiento.
Entonces, algunos sectores atribuyeron la presión al adelantamiento de operaciones por los feriados de Semana Santa. Sin embargo, en el comienzo de la semana las cotizaciones paralelas se dispararon hasta el 10% y se colocaron por encima de la barrera de los $ 100. La brecha con el oficial quedó a un paso del 70%.
En la rueda del martes, el salto del MEP y el liqui fue del 10%. Cuando la presión del mercado por hacerse de dólares a través de la bolsa se intensificó, el Banco Central (BCRA) salió a absorver pesos con la misma herramienta que había usado para liberarlos.
Así, en una rueda en la que vencían $ 120.000 millones de Leliq la autoridad monetaria adjudicó $ 300.000 millones a un plazo de 28 días y una tasa del 38%. De esta forma, la entidad que dirige Miguel Ángel Pesce logró como efecto monetario la absorción de $ 171.000 millones del mercado.
"No estuvo mal la idea original del Banco Central de no renovar Leliq para que los bancos tuvieran pesos para prestar. Pero el desarme derrumbó las tasas de los plazos fijos y el que tenía pesos corrió a dolarizarse", resumió el analista financiero Christian Buteler.
