Desde el inicio de la pandemia, los barbijos se han vuelto un elemento indispensable de la vestimenta de todos los días. A más de uno le ha pasado salir corriendo de su casa para los quehaceres diarios y tener que regresar para buscar ese cubrebocas olvidado sobre la mesada. Hoy, básicamente no se permite hacer nada ni ingresar en ningún lugar sin tener el barbijo puesto encima, para respetar las medidas de prevención y salubridad por el coronavirus.
Pero a pesar de que muchos ya han optado por la mejor opción, y más estilosa si vale decirlo, de barbijos de tela con diseños únicos y reutilizables, muchos todavía optan por los descartables de farmacia. En realidad, aunque se pueden usar mas de una vez, lo cierto es que tienen tiempo de caducidad y finalmente terminan en la basura.
SI no se trata de ciudadanos comunes, desde los hospitales se sacan gran cantidad de bolsas con estos artefactos de prevención, que obligan a los médicos a ser descartados casi después de cada consulta. Kilos y kilos de basura acumulada, que no suele ser biodegradable y termina en los océanos, bosques y espacios naturales.
Una diseñadora notó este problema y podría llamarse atentado contra la naturaleza, por lo que decidió buscar una solución con la que se pudiera ayudar al planeta. La holandesa Marianne de Groot-Pons, creadora de la agencia Pons Ontwerp, decidió diseñar una nueva opción para los barbijos y contribuir a su amor por le medio ambiente. Su idea superadora: mascarillas que se pueden plantar para obtener flores.
Como funcionarían estas nuevas mascarillas de flores
Según explica en su propia cuenta de Instagram, su objetivo fue siempre el reducir la contaminación creando un modelo 100% biodegradable. Sus cubrebocas artesanales se pueden plantar en un jardín o en un maceta y convertirse en flores, una vez usados.
¿Pero cómo sucede? La diseñadora pensó en poner semillas de flores incrustadas en el cubrebocas que está hecho de papel de arroz. Sus correas están hechas de lana de oveja y el pegamento que se usa para unir ciertas partes se fabrica con almidón de papa y agua.
Debido a su difícil proceso, las novedosas mascarillas tienen un precio de $2.600 cada una y el pack de cinco $13.000.
¿Vos la usarías?