Astrología para la próxima vez que te encuentres con estos signos del zodíaco, que parecen tener una excusa lista para todo.
Dentro del universo de los signos del zodíaco, hay quienes se destacan por su intensidad emocional, otros por su racionalidad… y algunos por su capacidad para versear como pocos. Según la astrología, los rasgos de cada signo impactan incluso en la forma en que se vinculan con la verdad.
Por eso, dentro del horóscopo, hay quienes tienen fama de ser más chamuyeros que otros.
Porque no todo es destino, alineaciones planetarias o energía de los astros. A veces, el asunto es más terrenal: saber leer las señales, darse cuenta quién te está vendiendo buzones y entender por qué ciertas personas parecen tener respuesta para todo, aunque sea media inventada.
En el mundo astrológico, mentir no siempre significa maldad. Hay signos que mienten por inseguridad, otros para evitar conflictos y algunos, simplemente, porque les divierte contar historias adornadas. Ojo, muchas veces ni se dan cuenta.
También está el arte del verso con estilo, ese que no siempre es dañino, pero sí manipula. Son esas personas que tienen un talento casi natural para dar vuelta las cosas, salir airosas de situaciones incómodas o dejarte con más dudas que certezas. Y sí, eso también está escrito en el cielo.
Los astrólogos coinciden en que hay un signo que sobresale en esta materia, no por ser malintencionado, sino por su capacidad para adaptarse al entorno con discursos que se ajustan a cada momento. Es creativo, escurridizo, encantador... y cuando quiere, un auténtico campeón del chamuyo.
El signo más mentiroso y versero del zodíaco es Géminis. Regido por Mercurio, el planeta de la comunicación, los geminianos tienen un don natural para las palabras... y para esconder la verdad detrás de una sonrisa y una buena historia.
Pero si pensabas que Géminis era el único, Piscis se lleva el segundo puesto. En su caso, no es tanto por cálculo sino por evasión: muchas veces prefiere mentir antes que enfrentar una situación difícil. Su mundo interno es tan rico y fantasioso, que a veces ni distingue la verdad de lo que inventa.