El ministro de Relaciones Exteriores británico, Boris Johnson, dimitió ayer y se unió a David Davis, ministro del Brexit, por sus discrepancias con Theresa May sobre la salida de la Unión Europea (UE), dejando a la primera ministra en una posición frágil.
“No estábamos de acuerdo en la manera de materializar el resultado del referéndum” sobre la UE, dijo May en el Parlamento, tres días después de que la primera ministra ordenara a sus ministros cerrar filas en torno a su plan de mantener estrechas relaciones comerciales con la UE tras la salida del bloque.
En su carta de renuncia, Boris Johnson estimó que Reino Unido se dirige “verdaderamente hacia el estatuto de colonia” de la UE y estimó que el sueño del Brexit “está muriendo”.
El líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, dijo que la unidad del gobierno fue una "ilusión" que "duró 48 horas", y estimó que May no está capacitada para alcanzar un acuerdo con Bruselas "cuando ni siquiera puede alcanzar un acuerdo con su propio gobierno".
Los euroescépticos más duros como Johnson y Davis pretendían en cambio cortar por lo sano con los socios europeos -y sobre todo en sus regulaciones y con la justicia europea-, y dedicarse a tejer acuerdos de libre comercio con países como Estados Unidos o Australia.
Davis negó que quisiera encabezar una rebelión interna contra May, pero la dimisión de Johnson acerca esa posibilidad por la debilidad parlamentaria de la primera ministra, que tiene que apoyarse en los unionistas norirlandeses para gobernar, y por la popularidad del ahora excanciller entre sus colegas conservadores.
El nombramiento de Johnson en 2016 causó enorme sorpresa porque existía el sentimiento de que el exalcalde de Londres aspiraba al puesto de May e iba a esperar al mejor momento para conseguirlo, y fue percibido en Bruselas como una bofetada, porque fue el principal líder de la campaña de salida de la UE.
Todavía no se conoce al sucesor de Johnson, pero sí al de Davis, Dominic Raab, hasta ahora secretario de Estado para el Brexit y ascendido a titular del ministerio.
Raab, de 44 años, diputado desde 2010, hizo campaña a favor de la salida de la UE en el referéndum de 2016.
A nueve meses de que se materialice la salida de la UE, en marzo de 2019, Raab afronta el desafío de ultimar todavía grandes cuestiones en las negociaciones, como el futuro de las relaciones comerciales o de la frontera norirlandesa, la única terrestre entre el Reino Unido y la UE.
Davis dimitió porque considera que el plan de May dejará al Reino Unido "en el mejor de los casos, en una posición débil de negociación".
May defiende su plan
En su primera entrevista tras la dimisión, Davis dijo a la radio BBC que no pretendía hacer caer a May ni encabezar un levantamiento, pero la posibilidad es real, en función de la debilidad parlamentaria de la primera ministra.
"Es una buena primera ministra", argumentó Davis, aunque expresó su esperanza de que su renuncia sirva para "presionar para que no se hagan más concesiones" a Bruselas.
Según la prensa británica, el secretario de Estado para el Brexit, Steve Baker, también dimitió. Estas renuncias se producen dos días después de que el ejecutivo aprobara un plan para desbloquear las negociaciones con Bruselas.
Para Davis, el plan "hará que el presunto control del Parlamento sea más una ilusión que una realidad".
Y fue especialmente crítico con la propuesta de un “reglamento común” para permitir el libre comercio de bienes, al considerar que “se entrega a la UE el control de amplios sectores de nuestra economía, y claramente no nos devuelve el control de nuestras leyes en ningún sentido real”.
Para Davis, su puesto requería ser “un entusiasta creyente en el enfoque” de May, “y no un recluta reticente”.
May respondió a Davis con una carta que afirmaba que su plan para el Brexit “significará sin duda el regreso de poderes de Bruselas al Reino Unido”, y que está en línea con su compromiso de abandonar el mercado único europeo y la unión aduanera.
Esperanza de la Unión Europea
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, dijo ayer esperar que la dimisión de dos ministros euroescépticos británicos, David Davis y Boris Johnson, por los planes de Londres para el Brexit pueda dar marcha atrás a la salida de Reino Unido del bloque.
“Los políticos van y vienen, pero los problemas que crearon para la gente permanecen. Sólo puedo lamentar la idea de que el Brexit no se haya ido con Davis y Johnson. Pero... ¿quién sabe?”, tuiteó Tusk, una idea que ya dejó entrever en el pasado.
Johnson, un influyente líder proBrexit, y Davis, quien negociaba el divorcio en nombre de Reino Unido, dimitieron en protesta por los planes de la primera ministra Theresa May de mantener vínculos económicos fuertes con la Unión Europea (UE) tras las retirada.
A preguntas de la prensa sobre si la repentina marcha del negociador británico en las conversaciones de divorcio suponía un problema, el portavoz de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, dijo: “No para nosotros”.