Rebelión policial jaquea al gobierno de la Provincia de Buenos Aires

Sueldos magros, malas condiciones laborales y la sobrecarga de trabajo por la cuarentena desataron el duro conflicto.

Hoy el salario de un agente bonaerense es de $34.761,40, un 28% por debajo de la canasta básica que en julio tuvo un precio de $44.521, según el Indec. / Gentileza
Hoy el salario de un agente bonaerense es de $34.761,40, un 28% por debajo de la canasta básica que en julio tuvo un precio de $44.521, según el Indec. / Gentileza

Salarios de pobreza, pésimas condiciones laborales y 6.000 agentes infectados por Covid-19 empujaron a miles de policías bonaerenses a rebelarse una vez más, como en diciembre de 2013, y salir a reclamar medidas urgentes, con un gobierno provincial al que le estalló el conflicto sin que mostrara una reacción para evitar la escalada.

Los reclamos son: aumento de salario de entre el 56% y el 76%; mejores condiciones de trabajo; equipamiento; protección sanitaria; mejoras en la obra social; y otros pedidos que fueron expresados en un petitorio de 14 puntos que entregaron a autoridades de la provincia de Buenos Aires.

Las manifestaciones, muy minoritarias, comenzaron en la tarde del lunes en Almirante Brown. Los agentes recibieron un reto de Daniel García, el jefe de la fuerza. A los pocos minutos se sumaron focos de reclamo en Lomas de Zamora y La Plata. Y en la noche el descontento creció.

Ayer a la mañana, el jefe de Gabinete, Carlos Bianco, y el ministro de Seguridad, Sergio Berni, brindaron una conferencia de prensa. Reconocieron la situación laboral, anticiparon un “aumento importante” sin decir el porcentaje y señalaron que volverían a hablar el viernes.

En las tres horas posteriores a la conferencia, se formaron manifestaciones en 27 puntos de la provincia, la mayoría en el Conurbano, con miles de efectivos que estaban de franco y otros en servicio, que se sumaron en patrulleros con sirenas prendidas.

Tarde agitada

Unos 35.000 de los 92.000 agentes que tiene la fuerza estaban en servicio ayer. Pero el patrullaje desapareció de muchas ciudades del conurbano. Y el Gobierno nacional convocó de urgencia a la Gendarmería para enviarla al territorio caliente a mostrar sirenas, en una medida más simbólica que efectiva.

En Puente 12, jefatura departamental de La Matanza y base de operaciones de Berni, hubo una larga negociación. Mientras, las alertas del 911 no eran respondidas, a pesar del infructuoso pedido de García.

Un momento insólito se vivió allí cerca de las 17. García salió y preguntó: “¿Qué problema tienen?”. Hubo una carcajada masiva. “¿Usted vino para decirnos, eso, jefe? ¡Se nos caga de la risa!”, le respondió un agente. Un paso de comedia, sino fuera por el final incierto de una situación institucional grave, con una ruptura en la cadena de mando.

Larga historia

El reclamo apunta al gobernador Áxel Kicillof. Pero en las protestas los agentes no se olvidaron de lo antecesores: María Eugenia Vidal (2015-2019) y Daniel Scioli (2007-2015). Es que la situación laboral calamitosa viene desde hace muchos años.

Hoy el salario de un agente bonaerense es de $34.761,40, un 28% por debajo de la canasta básica que en julio tuvo un precio de $44.521, según el Indec. La hora extra en calle vale $40 y en escritorio, $20.

La policía bonaerense quiere salarios como los de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, que arranca en los 59.000 pesos, con la hora extra de calle en 200 pesos, según precisó Nicolás Masi, líder de una agrupación que nuclea a los agentes.

“Nosotros perdimos 43 puntos de salario respecto de la inflación en la gestión de Vidal”, se quejó Juan Carlos Ghillino, presidente del Centro de Oficiales Retirados de la provincia. Según Bianco, la pérdida real fue de 29 puntos porcentuales.

A Vidal los agentes no le perdonan la pérdida salarial y los 13.000 sumarios por corrupción en la fuerza. Hubo 9.236 agentes desafectados entre 2016 y 2018, por investigaciones de la Auditoría General de Asuntos Internos en la era Cambiemos.

Luis Tonil, presidente de la Defensoría Policial, añadió que la situación sanitaria fue también un disparador: “Los agentes se tienen que comprar hasta los barbijos”. Y señaló que 10 agentes muertos por Covid-19 y 6.000 infectados. “Ahora, si nos quieren sancionar, el problema se va a agudizar mucho”, advirtió.

Luego Masi añadió que si no hay una respuesta, “esto puede terminar mal” porque hay “un cansancio muy grande”.

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