“Todo el éxito del sistema republicano en países como los nuestros depende del sistema electoral”. “El sistema electoral es la llave del gobierno representativo” (Juan Bautista Alberdi en “Bases” y “Derecho Público Provincial”)
Con las elecciones del día 11 de junio pasado, se completaron en la Provincia las elecciones PASO para la pre-selección de candidatos a cargos ejecutivos provinciales y municipales y renovación parcial de órganos legislativos en los mismos ámbitos.
La particularidad en esta ocasión estuvo dada por la implementación, por primera vez en la historia provincial, de la denominada Boleta Única Papel.
Cabe recordar que la decisión del Gobernador Rodolfo Suárez de avanzar con la modificación de la herramienta electoral, es uno de los eslabones que componen la denominada reforma institucional que busca adecuar la estructura estatal a las demandas ciudadanas de transparencia, igualdad y austeridad.
En ese marco, la incorporación de la Boleta Única es parte de un proceso que busca revisar diversos aspectos institucionales que se han mantenido inalterables a lo largo del tiempo, no obstante estar probada la existencia de alternativas superadoras.
Con la incorporación de la Boleta Única se buscó puntualmente la modernización de la herramienta en la que se estructura el voto de la ciudadanía cada vez que concurre a las urnas para elegir, con la intención de avanzar hacia un instrumento claro, accesible, fácil de utilizar, inalterable y sencillo de escrutar, en línea con el que se utiliza en la mayor parte de las democracias occidentales.
Debe tenerse presente que la Boleta Electoral no es un elemento marginal, menor o auxiliar a la hora de configurar un sistema electoral, sino que por el contrario, el diseño y formato del instrumento utilizado para expresar la voluntad del elector resulta esencial para que se asegure y garantice la transparencia, la igualdad y la equidad del proceso electoral.
La Boleta de sufragio, además de ordenar o estructurar el voto, constituye el testimonio y la prueba de la decisión de cada elector, por lo que su diseño impacta directamente en la calidad de cualquier proceso electoral.
El modelo que debutó en las recientes elecciones, ha demostrado ser eficaz y adecuado a los fines perseguidos con su incorporación.
En este sentido, con el proceso electoral de primarias finalizado, podemos decir que:
a. Se logró favorecer la equidad en la competencia electoral, dado que la generación y provisión de boletas fue cumplida en forma íntegra -y exitosa- por el Estado;
b. Se garantizó la provisión de boletas y en todas las mesas estuvieron disponibles junto con el material necesario para la apertura a la hora programada;
c. Se disminuyó sensiblemente el gasto electoral, mediante la impresión de una cantidad de boletas equivalente a un padrón más un 10 % (piénsese que en el modelo anterior se financiaba la impresión de, la menos, un padrón por agrupación política que competía);
d. Se eliminó el mecanismo de entrega previa de las boletas y de todas las prácticas distorsivas que existían con la boleta partidaria y;
e. Se colocó en un único instrumento el menú electoral completo, de manera de poner todas las opciones a disposición del elector, lo que se tradujo en una mayor libertad a la hora de elegir;
Al margen de las ventajas enumeradas vinculadas con el instrumento en sí, existieron otros elementos que debemos calificar como positivos:
a. El proceso de emisión del voto fue más ágil, atento la posibilidad de votar de dos personas a la vez;
b. Las autoridades de mesa no estuvieron expuestas a las inclemencias climáticas (especialmente notorias el día 11 de junio) al estar dentro de las aulas. La velocidad en la votación también evitó que los votantes estuvieran expuestos mucho tiempo y;
c. El proceso de escrutinio estuvo dentro de los tiempos previstos, contando con datos precisos y oficiales a las 22 horas.
Estamos convencidos que el cambio instrumentado importa una mejora al sistema institucional mendocino y que se traduce en más y mejor democracia. No desconocemos que existen aspectos por mejorar y ajustes que deberán ser evaluados, como en todo elemento novedoso en cualquier proceso electoral. No obstante ello, la evaluación de la ciudadanía y de quienes hemos seguido desde la elaboración del proyecto en adelante su proceso de implementación ha sido por demás alentador.
Mendoza sigue demostrando que la institucionalidad no es un valor vacío. Que el compromiso de la ciudadanía y el acompañamiento de la clase dirigente para mejorar nuestros procesos de toma de decisiones en el marco de la democracia, siempre valen la pena.
* El autor es Ministro de Gobierno. Abogado constitucionalista.