Obras dio la vuelta olímpica y levantó la copa correspondiente al torneo de Apertura, después de ganarle a ‘Uni’ de San Juan. Para el Tornado Rojo es su novena corona en la rama masculina y lo festejó a full.
La última vez que el Mundo Obrero festejó fue en 2009, con Eduardo Yanzón en el banco. El actual coach Gustavo Gudiño logró así su segundo campeonato con la Primera; el anterior fue en 2003.
Obras fue un campeón que, como la mayoría de los equipos de la divisional, tuvo que luchar cada domingo como si fuera la final del torneo, porque es una competencia pareja de ocho equipos, en donde un punto mal perdido puede llevar a una formación del cielo al infierno, sin escalas y en segundos.
En el club del distrito de Benegas todos tiraron del mismo carro para lograr esta nueva estrella. “Este torneo es fruto de un trabajo que lleva varios años y que empezó con Gustavo Gudiño. Se apostó al largo plazo y hoy tenemos la cosecha gracias a un proceso excelente, que se ve coronado con un título”, dijo la presidenta de la rama de hockey, Claudia Segura.
“Estamos contentos con este campeonato, el primero con el césped sintético. Es el resultado de un buen trabajo y esperamos seguir haciéndolo”, dijo el jefe de equipo, Guillermo Stoessel.
“Estamos muy contentos porque nos costó mucho sacrificio obtener este campeonato. Ahora solamente resta saborearlo y esperar que en el segundo certamen nos vaya igual o mejor”, apuntó el entrenador Gustavo Gudiño.
“Éste lo disfruté más que el de 2009 porque había tomado la decision de no jugar más en Primera y por varias circunstancias. Pero al haber muchos lesionados y suspendidos, tuve que volver al equipo, porque el plantel no es numeroso. Este es el último torneo que juego. Seguiré acompañándolos, pero es el momento que suban más jugadores como Tomas Domínguez”, dijo Rodrigo Yanzón.
Uno de los jugadores históricos de la formación de camiseta Roja es Andrés Privitelo. Este año retornó para jugar la Liga, pero también reforzó el equipo campeón y lo extraño es que sigue jugando como hace 10 años con pinceladas de un jugador diferente. “Entré contra Alemán y conseguí el gol del empate, eso me hizo muy feliz. En 2003 que fue mi último torneo que había ganado, lo sentí como protagonista en un ciento por ciento. En 2009 lo vi como hincha”.
Luego, Privitelo, dijo: “Este Apertura lo vivo diferente porque armamos un grupo de intermedia para apoyar a la Primera y cuando el momento lo ameritó entramos a jugar. Este es un título de todos, de los chicos y de los dirigentes. Salir campeón con amigos es mucho mejor que hacerlo en un deporte profesional”.
Por su parte, el preparador físico, Adrián Niscola, contó: “Este grupo merecía ser campeón porque puso mucha garra y por el sacrificio puesto de manifiesto, tanto con sus tiempos, como económico. Además es un grupo de amigos que pueden discutir en la cancha, pero afuera siguen siendo amigos. Están trabajando en lo físico desde enero y por momentos hemos tenido que entrenar los domingos”.
Nicolas Aostri se levanta a los 8, se toma un café con leche y después se va a trabajar. “Me compro seis tortitas en la panadería”, dice el hombre que es el goleador del torneo, que tiene un lanza misiles para tirar corners cortos. “Esta es mi tercera estrella, estoy feliz (...) El mejor partido que jugué fue frente Andino porque metí los cortos que tenía que meter y el arquero Marcelo Regadío hizo muy bien su trabajo. Fuimos campeones por la concentración y porque somos un grupo sólido y unido”.
