Nadie sabe bien cómo funciona pero todos sabemos qué hace: la Inteligencia Artificial ya no es una desconocida y nos ilusionamos con la idea de que puede hacer cualquier cosa por nosotros.
Esta acelerada popularidad radica en el crecimiento del servicio de ChatGPT, la herramienta de la empresa OpenAI que es capaz de generar respuestas elaboradas usando IA. El servicio se lanzó en noviembre pero su explosión llegó a finales de diciembre. Para enero ya había alcanzado 100 millones de usuarios y se convirtió en la aplicación online con el crecimiento más rápido de la historia de internet, según informes de la consultora UBS.
El terremoto de OpenAI
Los desarrollos de IA llevan décadas pero la irrupción de OpenAI sacudió el panorama y aceleró los planes. En una misma semana Google anunció que lanzaría Bard, una opción de respuestas complejas realizadas por su propia inteligencia artificial, mientras que Microsoft se asoció a OpenAI para incorporar ChatGPT a su buscador Bing.
En apariencia, los dos servicios de búsqueda en la web prometen mejorar resultados para el usuario ofreciendo no solo enlaces a sitios sino respuestas elaboradas. Sin embargo, detrás de los anuncios hay una guerra que va a cambiar nuestra vida online y el modelo de negocio de las grandes empresas.
Por primera vez Microsoft se ha vuelto una amenaza real para Google que podría perder su liderazgo de más de dos décadas. ¿Cuál es la ventaja de Microsoft? Haber sumado al modelo de IA más popular del momento.
En un mercado donde Google tiene 92% de cuota mientras que Bing solo el 3,02%, es bastante claro quién tiene mucho para perder y quién para ganar.
En las pruebas ninguno de los sistemas es perfecto y dan respuestas erróneas o parciales pero la bronca se vuelca sobre el que se espera que lo haga mejor y es allí donde Google sale más perjudicado.
El buscador Bing mejorado ya se lanzó pero por ahora es con invitación mientras que Bard de Google está en fase de pruebas. Esto no solo le da una ventaja a la compañía creada por Bill Gates por tenerlo en funcionamiento sino también porque la gente ya lo está probando por fuera a través del ChatGPT actual.
Nada es gratis
Por ahora utilizar algunos servicios de IA es gratuito, pero alguien tiene que pagarlo. Este es el punto de discusión actual porque el modelo de negocio de Google de no cobrar pero vender nuestros datos a los anunciantes podría quedar obsoleto con los modelos de suscripción que ya comenzaron a aparecer. OpenAI pasó en poco tiempo de ser una ONG sin fines de lucro a una organización comercial que cobra 20 dólares mensuales por brindar un servicio premium a la par de su opción gratuita.
Cuando el Bing renovado salga de la fase de invitación podría cobrar también una suscripción con la promesa de que no habrá resultados pagados por un anunciante, algo que ha sido la piedra basal de Google por más de 20 años.
“Lo que Microsoft ha dejado claro es que el modelo de buscador conversacional es superior. Ha obligado a Google a moverse. Pero no va a ser fácil”, señala Andrés Torrubia, ingeniero especialista en IA, en declaraciones al sitio El Confidencial.
¿Qué pasa con los otros grandes jugadores como Meta o Apple? La empresa fundada por Steve Jobs tiene sus propios desarrollos pero se esperan que entren fuerte al juego pero aún no se sabe cuándo. Sin embargo, mientras los especialistas creen que Google podría resultar herido, el Meta de Mark Zuckerberg ya está muerto. El propio Torrubia, en sus declaraciones a El Confidencial, señala que el creador de Facebook es el mayor perdedor de esta guerra porque antepuso sus propios intereses a las necesidades de las personas: “Facebook se lanza al metaverso no porque los usuarios lo pidan, sino porque la compañía lo necesita. No he visto a nadie enganchado al metaverso pero sí que conozco a muchos enganchados a ChatGPT. El metaverso no soluciona ningún problema de la gente, solo intenta solucionar un problema a Facebook”.
Tiempo es dinero
Y si de solucionar problemas hablamos, las herramientas de IA que circulan son de gran ayuda para facilitar tareas que antes tardaban mucho. En TikTok, por ejemplo, abundan ejemplos sobre aplicaciones prácticas y uno de los perfiles más populares es el de Pau García-Millá que en “1 minuto” siempre muestra nuevas herramientas para desarrollar emprendimiento con la ayuda de la IA. Un ejemplo es cuando muestra cómo hacer en menos de una hora un trabajo que llevaría un mes y cuenta cómo armó un modelo de negocio para dar clases de música para niños con la ayuda de tres sitios: Chat GPT, Mixo.io y Canva. Con ellos ha armado la propuesta, el nombre del proyecto, una página web, posteos para redes sociales por un año y el contenido.
El ahorro de tiempo parece ser la clave del impulso de cualquier desarrollo con IA. “Las innovaciones en IA que esperábamos para 2033, llegarán en 2023″, afirmó el presidente de Microsoft, Brad Smith, en un editorial relativo al momento que vive esta tecnología.
Luego sentenció que “la IA puede representar el avance tecnológico más importante de nuestra vida” porque es una “herramienta poderosa para promover el pensamiento crítico y estimular la expresión creativa”. Sin embargo, no deja de lado que también sirve para generar ganancias a corto plazo. “La IA impulsará la productividad y estimulará el crecimiento económico. Reducirá la monotonía en muchos trabajos y, cuando se utilice eficazmente, ayudará a las personas a ser más creativas en su entorno laboral y ejercerá un efecto positivo en sus vidas”.
Efecto viral
Lo más llamativo de la IA es que muchas de sus funciones las conocemos cuando se vuelven virales en redes sociales. Bastó con que un par de influencers subieran sus fotos retocadas por Lensa, Dalle-2 o Midjourney para que todos fueran a probar qué era capaz de hacer la Inteligencia Artificial con nuestra imagen en cualquier ambiente qué le pidiéramos.
La vieja afirmación de que una imagen vale más que mil palabras encaja perfectamente en la viralidad de las funciones de la IA porque apenas cualquier ve un posteo o un video, puede ir a probarlo por sí mismo.
Así, de a poco, la IA va invadiendo todos los espacios. El más reciente fue el cine y se conoció gracias a la anécdota sobre cómo una IA salvó a una película permitiéndole llegar a un público masivo sin un gasto excesivo. Hablamos del thriller de supervivencia “Fall”, que cuenta la historia de dos chicas que quedan atrapadas en una torre de 600 metros de altura. El corte original obtuvo una calificación R que la encasilló en película solo para adultos por su lenguaje. Esto no gustó a la distribuidora Lionsgate y pidió cambios para que se convirtiera en un film PG-13 así llegaba al público adolescente.
Lo que antes habría involucrado filmar nuevas escenas, reeditar e invertir mucho dinero se transformó en una oportunidad para el director Scott Mann que recurrió entonces a su startup FlawlessIA para probar un desarrollo de Inteligencia Artificial que venía entrenando desde hace tiempo. Su software permite manipular el rostro de las actrices para adaptar un nuevo diálogo y que sus gestos luzcan naturales. El video que muestra los cambios se hizo viral y no sólo se ve cómo cambian un “fuck” por un “frick” sino también como la gestualidad se adapta con naturalidad a otros idiomas como el español o el japonés.
Otro caso llamativo fue el del candidato a alcalde de Madrid, Luis Cueto, de la agrupación “Recupera Madrid” que le ha pedido a ChatGPT que le escribiera un discurso sobre las posibilidades y peligros de la Inteligencia Artificial para hacer un congreso en esa ciudad y a continuación se lo ha leído a los legisladores para mostrar cómo la propia IA hace sugerencias sobre cómo puede ayudar a una gran ciudad pero advirtiendo sobre los peligros que puede conllevar.