Tras una vendimia de importante volumen, el negocio del mosto está transitando un nuevo camino. La Cámara de Mosto y empresarios del sector prevén que este año las exportaciones de jugo de uva crezcan más de 40% y se concreten envíos por un total de 90 mil toneladas. Esta situación, igualmente, tiene un lado negativo y es que ante el incremento del dólar, los precios de los nuevos contratos se están negociando 25% por debajo de enero de este año.
Los últimos números disponibles en el Instituto Nacional de Vitivinicultura muestran un incremento en las exportaciones en volumen de mosto que supera el 76%, cuando se compara mayo de 2018 versus igual mes del año pasado. Mientras que al analizar los datos del período enero-mayo los envíos al exterior aumentaron 49,7% pasando de enviar 21.672 toneladas en 2017 a exportar 32.441 toneladas en 2018.
De acuerdo a este incremento y a las perspectivas que tienen los empresarios de la industria del jugo concentrado, "a fin de año prevemos llegar a exportar 90.000 toneladas de mosto, lo que dejaría un incremento del 38% con respecto al año pasado cuando logramos colocar 65.000 toneladas en el exterior", detalló sobre el destino de la actividad Rodolfo Paolucci, gerente de la Cámara de Mosto.
La perspectiva de mejora, según el directivo de la entidad, está dada por dos motivos: mejora del dólar y mayor volumen de cosecha.
“Estos dos motivos propiciaron que los pedidos y operaciones durante los primeros meses del año fueran mejores a los del año pasado”, aclaró Paolucci.
Sin embargo, tanto el empresario como Marcelo Boccardo, de Jugos Australes, se mostraron preocupados en cuanto a los precios.
“Luego de la devaluación los compradores internacionales empezaron a pedir que bajáramos el precio promedio de este commodity. En enero estábamos vendiendo a 1.500 dólares por tonelada, hoy la mayoría de las empresas están vendiendo a 1.200 dólares la tonelada”, especificó el directivo, lo que deja una caída en valor del 25%.
También, Boccardo hizo referencia a que los costos de procesar la materia prima y exportar se han elevado, por lo que están trabajando al límite de la rentabilidad.
Cabe recordar que según datos del Observatorio Vitivinícola, el precio del mosto sulfitado en abril de este año se ubicó en $ 6,44 el litro de financiado, 62% por encima del precio pagado en 2017 cuando se ubicaba en $ 5,43 el litro, con un cosecha claramente mayor a la registrada en 2017.
Situación actual
Según estiman desde la Cámara Argentina de Fabricantes y Exportadores de Mosto, durante años Argentina logró estabilizar la producción de mosto en las 140 mil toneladas, que es más o menos lo que requiere el mercado interno y externo -este último llevándose cerca de 128 mil toneladas-. No obstante, este año, con una vendimia mejor a las dos anteriores aunque aún por debajo del equilibrio, la producción de jugo de uva del país estará cerca de las 120 mil toneladas, y de esos 90 mil irán al mercado externo y el resto al interno.
Para Fernando Morales, presidente de la entidad y directivo del Grupo Cepas, la perspectiva para este año es interesante, aunque no descarta que el panorama pueda cambiar luego del cierre de la cosecha del hemisferio norte, gran competidor de Argentina en lo que es jugo de uva.
“Finalizada esta vendimia es cuando se termina de definir los precios a nivel internacional de este commodity”, remarcó el empresario, y agregó igualmente que el panorama del sector no es tan diferente al de hace unos años. “Argentina sigue siendo cara comparada con los otros jugos concentrados como pueden ser los de España o California, que han reconvertido a jugo de manzana para endulzar que es hasta 20% más económico que el de uva”.
A pesar de que el precio promedio del mosto bajó, Morales remarcó que con los valores actuales "la rentabilidad del negocio deja un margen de entre el 5% y el 7%, un porcentaje acorde para este commodity". Es así que con operaciones promedio ubicadas a 1.200 dólares FOB, "logramos pagar la materia prima y los costos tanto variables como fijos, dejando un porcentaje de rentabilidad".
En cuanto al motivo por el cual el precio internacional bajó, Marcelo Boccardo concordó con sus colegas en indicar que está íntimamente relacionado a la devaluación. "Cuando la cotización del dólar frente al peso comenzó a avanzar los clientes consideraron que se podía bajar el precio y seguir haciendo negocios. Por esto es que decidieron renegociar contratos. Sin embargo, hay un punto en esta discusión. Y es que los costos suben tanto y más que la devaluación, lo que termina perjudicando la rentabilidad, como puede ser la energía, mano de obra, materia prima, entre otros. Por ahora no podemos hacer mucho más y la pulseada la están ganando los clientes”, acentuó Morales.
En línea fueron las declaraciones de Rodolfo Paolucci. “Una mejor cosecha provocó mejoras en las operatorias, aunque a costo de relegar precios”.
También, al igual que Morales, mencionó que hay que esperar los resultados de las cosechas en el hemisferio norte para ver la competitividad. "En cosechas normales con estos precios va a ser difícil competir. El tipo de cambio no permite hoy manejar esos precios con insumos dolarizados y logística dolarizada y algunos otros costos que se licuaron con la devaluación", puntualizó.