Los trastornos de ansiedad son la principal causa por la que los mendocinos consultan al psicólogo. Aunque será el profesional quien los diagnostique, son sus manifestaciones las que los impulsan a pedir ayuda.
Pero además hay manifestaciones orgánicas. "Se presentan síntomas físicos muy fuertes como palpitaciones, sudoración, miedos intensos, temor a un infarto, sensación de pérdida de control de la persona, como que se producirá un desmayo o morirá", detalló el licenciado en Psicología Mauricio Girolamo.
“Esto produce un gran miedo o shock, suelen ir rápidamente a la guardia, es una eclosión (un cuadro agudo) y cuando llegan a la guardia suele no haber nada”, agregó.
Ataques de pánico
Los trastornos de ansiedad generalizada, muchas veces están asociados a ataques de pánico o trastornos obsesivo-compulsivos.
La jefa de Salud Metal del hospital Lagomaggiore, Celia del Canto, señaló que la mitad de las personas que consultan tienen un diagnóstico de ansiedad y que también ha aumentado mucho el consumo abusivo de sustancias, entre ellas se destaca el alcohol. En las estadísticas del nosocomio, 20% de quienes consultan por ansiedad tienen como costumbre el abuso de sustancias.
La ansiedad suele estar asociada al estrés, que a veces es agudo, por asaltos, accidentes, despidos del trabajo o separaciones.
En cuanto a la expresión de los trastornos de ansiedad, la licenciada en psicología y psicopedagoga, Susana Ferreyra, expresó que se manifiesta de distintas maneras: "con irritabilidad excesiva, baja tolerancia a la frustración, dificultades para gestionar y controlar emociones y ataques de ira", entre otros. "Además, en la franja de entre 30 a 50 años de edad, hay mucha consulta de terapia de pareja", apuntó Mauricio Girolamo.
Mecanismo de defensa
Las reacciones orgánicas y las sensaciones que tienen quienes presentan este trastorno están asociadas a un mecanismo de defensa. Según el profesional “es un sistema de lucha o huida, que viene de la época de las cavernas en que había que huir de una fiera”.
"Sucede lo mismo pero sin la amenaza visible, es una sensación física muy desagradable que no mata a nadie", explicó Girolamo.
Pero dijo que es habitual que las personas comiencen por consultar al médico para descartar un problema orgánico. Suele ser éste quien los deriva al psicólogo; a veces también a un psiquiatra para producir una mejora más estable y pronta a través de la medicación.
Es tal el impacto de este malestar que, para muchos, es difícil continuar trabajando o realizando sus actividades cotidianas, incluso salir a la calle y por eso se busca que se normalice lo antes posible.
Causas
Las consultas van en aumento, no sólo en Mendoza sino que se trata de una realidad mundial. Los especialistas lo asocian a las condiciones de vida: cómo transcurre la cotidianidad, cómo nos vinculamos con el entorno y con nosotros mismos.
Coinciden en que las exigencias son muchas y falta aprender a poner límites. También cuesta lidiar con la frustración en una sociedad que mide el "éxito".
Pero además, el contexto socioeconómico ha generado más inquietud por la pérdida del trabajo o incluso el fantasma de que esto pueda suceder.
Ferreyra señaló que los medios y la realidad internacional también generan sentimientos de inseguridad.
“Hay más situaciones de presión y se está sometido a mayor estrés, hay que cumplir permanentemente con el trabajo y ciertos estándares como, por ejemplo, estar delgado”, graficó la licenciada.
Ferreyra destacó las “terribles dificultades para comunicarse” y la desconexión con uno mismo que permitan conocerse, identificar lo que se siente y expresarlo además de poder manejar las reacciones. “Nos han enseñado a aprender un montón de contenidos que tienen que ver con cuestiones distintas a uno mismo. No ha habido oportunidades de aprendizaje emocional”, consideró.
Por otra parte, ciertas situaciones conllevan pensamientos fijos de autodefensa y agresión hacia el otro, que terminan en descarga verbal y física masiva a través del golpe, del empujón, romper cosas o lanzar objetos.
Generación que ama a los psicólogos
La mayoría de quienes llegan hasta el consultorio tienen entre 25 y 40 años, extensivo levemente hasta antes de los 50.
Esto también tiene que ver con una cuestión generacional: aunque no es masiva hay una aceptación de las terapias como algo naturalizado, lo que no sucedía con generaciones anteriores que veían en esto un grado de "locura".
“Las enfermedades del cuello para arriba son iguales que las del cuello para abajo pero fueron estigmatizadas durante mucho tiempo”, subraya el psicólogo Mauricio Girolamo.
De hecho, los argentinos son bastante apegados a la psicología y Argentina es uno de los países con más profesionales.
Además de las situaciones que empujan a una consulta inicial hay quienes incorporan al terapeuta como alguien que los acompaña en situaciones críticas o de aprendizaje.
Para Mariana (36) es parte de su vida. "Hace 8 años que conozco a mi psico, cada vez que hay un tema fuerte que me sacude y necesito un consejo objetivo recurro a ella. Ya hay una relación de afecto importante", comentó.
Lo mismo le pasa a Miguel (46), quien va una vez por semana o cada 15 días al consultorio de su psicólogo y asegura que lo ha ayudado en sus relaciones laborales y personales. "Lo tengo incorporado, me ayudó a entender mi estructura de personalidad y por ende algunas actitudes que debía modificar para mejorar mi vida", cuenta convencido.
Algunos factores que condicionan la salud mental
Hay ciertos determinantes que influyen en la aparición o no de trastornos mentales; son condicionantes de la salud mental.
Influyen ciertas características individuales, tales como la capacidad para gestionar nuestros pensamientos, emociones, comportamientos e interacciones con los demás, tal cual señala la Organización Mundial de la Salud.
En la aparición de estos trastornos también inciden factores sociales, culturales, económicos, políticos y ambientales, como las políticas nacionales, la protección social, el nivel de vida, las condiciones laborales o los apoyos sociales de la comunidad.
“Otros factores que pueden causar trastornos mentales son el estrés, la herencia genética, la alimentación, las infecciones perinatales y la exposición a riesgos ambientales”, detalla la entidad.