Una investigación nacional puso en evidencia los beneficios de las salas de cuatro años en el desarrollo de los niños, sobre todo académico pero con impacto en toda su vida. Asimismo, expresó que, pese a que se trata de un año que pertenece a la educación obligatoria, hay una deuda en el país en cuanto a la cuestión edilicia y la oferta de salas.
Según el informe “Importancia del nivel inicial: evidencia, costos y desafíos pendientes”, del Observatorio de Argentinos por la Educación, en el país se necesitan al menos 24.202 nuevas secciones para garantizar la cobertura en las salas de 3, 4 y 5. El trabajo, con autoría de Martín De Simone (Banco Mundial), Martín Nistal y Leyre Sáenz Guillén (Observatorio de Argentinos por la Educación) reconoce igualmente que los últimos años hubo avances. Destaca que el mayor déficit se encuentra en sala de 3, que no es educación obligatoria, donde hacen falta 17.399 aulas; mientras que en las salas obligatorias la deuda es menor: faltan 5.144 aulas en sala de 4 y 1.659 en sala de 5.
Es decir que en Argentina hacen falta 6.803 nuevas salas para garantizar el acceso adecuado de todos los niños en edad de asistir a los años obligatorios del Nivel Inicial.
“Esta cuenta pendiente impide que todos los niños y niñas argentinos aprovechen los múltiples beneficios de la asistencia al nivel inicial”, subrayan los autores.
La sala de 5 ya está incorporada hace muchos años a la educación obligatoria y la de 3 no está incluida sino que es optativa y hay mucha menos oferta.
Respecto de la de 4 años, tras muchos años de señalarse que se trataba de una gran apuesta en términos educativos, en diciembre de 2014 se promulgó la Ley de Educación 27.045 que modificó artículos de la 26.206. Desde ese entonces, la sala de 4 años es obligatoria en el país.
Sin embargo, Mendoza se había adelantado y la había incorporado a la educación obligatoria en 2012 y en 3 años había logrado una cobertura de 96% de los chicos en edad de asistir.
Antes de esto, existía una propuesta pero era optativa -como es la de 3- y por ende, con menos oferta. De todas formas hay que señalar que según lo analizado por los investigadores, en 10 años -entre 2011 y 2021- se crearon prácticamente 10.000 salas ya que antes la deuda total era de 34.216.
En tanto, desde la Dirección General de Escuelas (DGE) afirmaron que la cobertura es de 100% de las cohortes que deben cursar las salas obligatorias.
Este ciclo lectivo asisten 62.572 niños al nivel, 14.673 a establecimientos de gestión privada y 47.899, pública.
Asimismo reconocen que hace falta crear nuevos espacios para ofrecer entornos adecuados y resaltaron que es algo en lo que están trabajando.
Desde el gobierno escolar explicaron que no es que haga falta crear específicamente salas de 4 sino que junto con las de 5 años “van de la mano” y lo que hace falta crear son nuevos jardines, edificios en algunas zonas. En ese sentido destacaron que se están construyendo jardines que serán inaugurados durante este año y el 2024.
Cobertura asegurada
Desde la DGE aseguran que hay capacidad operativa para cubrir la demanda. “No hace falta más cobertura, hay cargos suficientes para cubrir toda la demanda respecto a las matrículas (48.000 en jardines de gestión pública, más otros 14.000 de gestión privada). Hay capacidad operativa para cerca de 30.000 alumnos por cohorte y la tasa de nacimiento está en descenso”, afirmaron desde la Dirección de Educación Inicial y la Dirección de Educación de Gestión Social y Cooperativa.
En ese sentido detallaron que según el Registro Civil, en 2019 nacieron aproximadamente 26.000 niños, en 2020 fueron cerca de 23.000, es decir 3.000 alumnos menos; que son los niños que hoy están en estas salas. Y siguiendo este dato con perspectivas futuras, el año pasado hubo alrededor de 22.000 nacimientos en la provincia, es decir que la capacidad de cobertura supera la natalidad de la provincia, con casi 8.000 alumnos menos que la capacidad para dentro de tres años.
Respecto a sala de 3, que forma parte de la educación formal no obligatoria, desde el gobierno escolar destacaron que la provincia avanza en alcanzar la universalización de este servicio educativo en sectores vulnerables, tal como lo establece la ley 26.206. La DGE subsidia los cargos docentes para la atención de población vulnerable, pero la administración de estos Jardines corre por parte de los Municipios o de OSC. Actualmente en las instituciones que dependen de la DEGSYC (Dirección de Educación de Gestión Social y Cooperativa) existen 504 salas de 3, atendiendo a 6.724 niños y niñas. “La cobertura de salas de 3 se extiende a todo el territorio de Mendoza, atendiendo especialmente a niños y niñas en situación de vulnerabilidad, existiendo un plan sostenido de ampliación de esta cobertura, con la perspectiva de alcanzar la universalización del servicio en estos sectores. En diciembre de 2019 teníamos 5.163 alumnos matriculados en sala de 3. Existen salas de 3 en escuelas de Gestión Privada que no están incluidas en este reporte”, agregaron.
Por otra parte, desde el gobierno destacaron que se trabaja en sumar infraestructura a través de la creación de jardines.
Subrayaron que durante la gestión del gobernador Rodolfo Suarez se construyeron y entregaron 11 edificios escolares destinados al nivel Inicial. Luego detallaron que en el año 2023 se construyeron dos edificios en Junín y Alvear, en 2020 se inauguraron 8 edificios de nivel Inicial en total, en San Martín, dos en Rivadavia, y edificios en Guaymallén, Junín, Lavalle y Las Heras.
Además, durante el 2019 se construyó un edificio que funciona en La Pega, Lavalle.
Por otra parte, hay 8 obras en proceso. Hay dos jardines que esperan sean entregados este año: Senderos del Plata, de Tunuyán y otro en el Barrio Nueva Argentina, de San Martín. Se suman seis edificios destinados a nivel Inicial que están en construcción en Luján de Cuyo, San Martín, Godoy Cruz, Las Heras, Lavalle y Guaymallén.
Beneficios
El acceso a educación desde temprana edad tiene impacto en la calidad de los aprendizajes y la trayectoria con efectos a lo largo de toda la vida, según destacan estudios al respecto. Más aún si se trata de educación pública que facilite el acceso a sectores de menores ingresos.
El abordaje realiza una revisión de la literatura académica sobre la evidencia del impacto de las políticas de primera infancia, particularmente en el nivel inicial (de 3 a 5 años), en Argentina, América Latina y el resto del mundo.
Los autores encontraron evidencia de que la asistencia al jardín de infantes mejora los rendimientos en Lengua y Matemática en la primaria, un dato no menor si se tiene en cuenta que se trata de áreas críticas y fundamentales. En el país 4 de cada 10 chicos no alcanzan el nivel esperado en Matemática según la última Evaluación Aprender, realizada en 2022. En lengua, no llega supera el nivel básico 1 de cada 4.
Además, la asistencia aumenta las tasas de permanencia en la escuela, incrementa el número de años escolares completados, mejora la disciplina escolar, reduce las tasas de abandono, mejora la probabilidad de graduarse de la secundaria y acrecienta la probabilidad de matricularse en la universidad. Además, a largo plazo se asocia con una menor probabilidad de ser encarcelado y mayores ingresos en la adultez.
“La evidencia es contundente: la posibilidad de ir al jardín de infantes marca una diferencia sustantiva en el futuro de cada niño y niña. Los datos muestran que garantizar el acceso al nivel inicial de todos los niños y niñas redunda en mejores trayectorias educativas, aprendizajes más robustos y habilidades sociales más desarrolladas. Empezar temprano una educación de calidad genera un círculo virtuoso que da frutos a mediano y largo plazo. Por eso es tan importante invertir en el nivel inicial”, afirma Melina Furman, investigadora del CONICET y profesora de la Universidad de San Andrés.
El trabajo enumera entre sus conclusiones los beneficios de la políticas en términos de ampliar el acceso:
1) la construcción de jardines de infantes aumenta la asistencia a los mismos;
2) la asistencia al jardín de infantes mejora los rendimientos en lengua y matemática en la primaria, aumenta las tasas de permanencia en la escuela, aumenta el número de años escolares completados, reduce las tasas de abandono escolar, aumenta la probabilidad de
graduarse de la secundaria, aumenta la probabilidad de matricularse en la universidad, reduce la probabilidad de ser encarcelado, mejora la disciplina escolar, aumenta los ingresos en la adultez;
3) la capacitación docente en este nivel mejora la cognición y el lenguaje
4) cambios en las estrategias pedagógicas pueden mejorar los resultados de matemática.
Desafío
El estudio analiza el costo que implicaría la cobertura total de las salas de 3, 4 y 5 a nivel nacional.
Las investigaciones disponibles muestran que la construcción de jardines de infantes aumenta la asistencia a los mismos. Para estimar el costo de construir las aulas necesarias para que todos los niños y niñas de 3 a 5 años puedan asistir al jardín, los autores tomaron dos escenarios. El primero prevé que solo es necesario construir aulas y no escuelas completas (direcciones, baños, secretarias, etc); el segundo supone que se necesita construir las escuelas completas. El primer escenario costaría 2,13% del gasto anual en educación consolidado entre la Nación y las provincias del año 2021, mientras que el segundo costaría el triple: 6,66% (2.118 millones de dólares). Esto equivaldría a incorporar alrededor de 521 mil alumnos por año al sistema educativo.
“La educación inicial es un derecho, pero sabemos que eso, lamentablemente, no suele ser suficiente para promover inversiones en el sector. En el documento mostramos que, además, la educación inicial es una inversión inteligente. Tiene retornos altísimos, tanto individuales como sociales, y tiende a beneficiar más a los más vulnerables. En otras palabras, si bien el costo de expandir la oferta de educación inicial no es menospreciable, se trata de una inversión que, con el tiempo, se paga sola”, explica Martín De Simone, coautor del informe.
Asimismo, destacan que la expansión requiere cuidar ciertos equilibrios para garantizar calidad educativa.
Es que el trabajo refiere que algunas investigaciones señalan que una expansión demasiado ambiciosa del sistema podría afectarla. Por ello, recomiendan un “balance” entre la ampliación de la disponibilidad de aulas y la atención a la calidad educativa, teniendo en cuenta especialmente factores como el clima de enseñanza en la sala, así como la relación docente-niño. Por otro lado, los estudios recomiendan focalizar la expansión del acceso en los niños de familias desfavorecidas, que son quienes más se benefician de una educación temprana de calidad.
“Actualmente, los países de la región enfrentan el desafío de asegurar la calidad de los servicios de cuidado y educación inicial que ofrecen, dado que los niños que acuden a ellos lo hacen durante sus primeros años de vida, un período crítico para el desarrollo de las capacidades. La inversión en servicios de cuidado y educación inicial de calidad es una política social que contribuye a favorecer la equidad”, expresó Florencia Lopez Boo, economista líder de la División de Protección Social y Salud del BID.
En tanto, Gabriela Fairstein, docente de UBA y FLACSO consideró que su impacto positivo radica no solo en el acceso sino en la calidad del servicio, dependiente especialmente de su institucionalidad y profesionalismo. “Tres cuestiones pueden puntualizarse más allá de la construcción de aulas: la escasez y fragmentación de la oferta de 0 a 3 años, la consideración del rol de las familias en esta etapa y la imperiosa atención a la cualificación del personal en cuanto a formación y condiciones laborales”, señaló.