Futsal vs. Fútbol Sala. Parecidos, pero distintos. Uno lo maneja la Asociación Mundial de Futsal, el otro la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), que con todo su poderío económico y abusando de su poder hegemónico amenaza, intimida, coacciona, chantajea y quiere adueñarse de una actividad que no está dentro de su órbita. Esto es como si el tenis se hubiera querido adueñar del padel, el squash o el ping pong.
Es verdad que la discusión es de vieja data, pero esta semana tuvo un capítulo decisivo, al menos en nuestra provincia, con la comunicación de que todos los clubes que militen en alguna asociación afiliada a la FIFA, tiene que presentar, obligatoriamente, equipos de futsal y las Ligas deben organizar certámenes de la actividad, como también de fútbol femenino y fútbol playa tratando de blindar el negocio.
Porque sólo eso importa a la FIFA, la misma que hace mucho tiempo dejó de ser una organización deportiva para ser una empresa multinacional con un amplio prontuario de corrupción.
"Lanzaremos el torneo en abril y por ahora tendrán que jugar Godoy Cruz, Gimnasia, Independiente, Maipú y Huracán Las Heras. Es una imposición del Consejo Federal", me dijo Carlos Suraci, presidente de la Liga Mendocina, al respecto.
“Este es otro deporte y no podrán obligar a las instituciones a no participar en nuestros torneos”, cuenta Héctor Ortíz, presidente de Fefusa, la federación que tiene cerca de 6.000 mendocinos jugando en una actividad que crece en todos los rincones de la provincia.
El órgano rector en nuestro país es la AFA que hoy está enfrentada a la CAFS (Confederación Argentina de Futsal). Desde la primera sacan a relucir su título mundial y una supuesta organización superior como herramientas de marketing. Desde la otra, trabajan en el crecimiento de la actividad y están a punto de organizar el Mundial en el que habrá 16 selecciones en Misiones en los últimos días de marzo. La división no tiene otra génesis que el dinero y cuando este aparece, obnubila y hace que uno no tenga visión periférica.
Mendoza siempre ha sido un bastión de resistencia ante las pretensiones del monstruo grande. Nuestra provincia es una potencia mundial en el futsal, de hecho no es una casualidad que de los doce convocados para el Mundial de Misiones, ocho sean surgidos de las inferiores de Fefusa y algunos hayan llegado a Europa, donde la actividad es profesional derribando los argumentos de los detractores que aseguran que es una actividad menor. De hecho, es una situación histórica para la provincia y que difícilmente vuelva a repetirse.
En el medio quedan los jugadoras y jugadores, a quienes se les está negando la posibilidad de elegir el deporte que quieren practicar y de seguir con la imposición se atentaría contra espacios sociales que hoy cumplen un rol en el que están ausentes el Estado y las corporaciones.
Para la Liga Mendocina, la situación es haberle tirado una mochila de plomo, más allá de que no se lo dice públicamente, porque hoy no tiene la estructura que necesitaría para duplicar sus afiliados. Y estamos hablando de canchas y árbitros. Mientras esto sucede, hay dos selecciones nacionales que están juntando fondos para poder estar en una competencia mundial: la de discapacitados intelectuales y la de futsal de sordos. Algo parecido pasó con la de amputados el año pasado, la que por cierto estuvo muy cerca de no poder subirse al avión.
Todas juegan con camisetas que tienen el logo de la AFA en el pecho y a quienes la institución que dirigen Chiqui Tapia podría ayudar. Al final, según el razonamiento que las propias autoridades hacen, todo lo que tiene que ver con patear una pelota para meterla en un arco les "pertenece".
Ojalá la situación tenga racionalidad en Mendoza. Lo importante debería ser que nuestros jóvenes tengan posibilidades y oportunidades de hacer deporte y no que se cierren las puertas por caprichos.
Sigamos con la convivencia y que los dos nos sigan dando alegrías como hasta ahora.