Los niños consumen el triple de azúcar diaria de lo que deberían. La Organización Mundial de la Salud recomienda 50g por día para este grupo, sin embargo se estima que consumen entre 120 y 170g.
Galletas rellenas, golosinas, gaseosas y jugos con azúcar, alfajores, son parte de su menú habitual. Las meriendas escolares los tienen como protagonistas estelares.
"Los niños con los niveles más altos de consumo de bebidas azucaradas tienen más probabilidades de padecer sobrepeso u obesidad que aquellos con un bajo nivel de consumo de este tipo de bebidas", advierte la entidad internacional.
Menciona además: “el consumo de azúcares libres superior al 10% de la ingesta calórica total produce tasas más elevadas de caries dental que un consumo inferior al 10% de la ingesta calórica total”.
Hay que tener en cuenta que 4 de cada 10 niños en la provincia tienen sobrepeso u obesidad.
A mediados del año pasado se conoció un estudio realizado en varias provincias del país, incluida Mendoza que concluyó que la calidad de la alimentación de los niños disminuye a medida que crecen. Esto se aprecia en particular a partir del año de vida, cuando se los incorpora a la dieta familiar.
Allí comienzan a incluir grasas, azúcares y productos industrializados que no son un aporte nutricional adecuado. También incide que ellos mismos tengan acceso a alimentos menos saludables.
Para tener noción de la magnitud de la problemática basta saber que de acuerdo al abordaje, 4 de cada 10 niños menores de 3 años tienen un estilo de alimentación poco saludable. Además, entre los 6 meses y los 3 años de edad, 1 de cada 3 actos de ingesta corresponde a alimentos y bebidas poco saludables por su alto contenido de azúcar, grasas y sodio, como bebidas azucaradas, galletitas dulces y facturas, así como también pizza, empanadas y sánguches.
El trabajo denominado “Estudio de Alimentación en la Infancia Temprana” fue realizado por Cesni, una asociación civil que trabaja especialmente temas de nutrición. “Ya entre los 6 meses y el año de vida el 24 % de los niños presenta un patrón alimentario en el que regularmente incorporan opciones poco saludables, valor que aumenta al 42% entre los niños de 1 a 2 años y a un 45% entre los de 2 y 3 años de edad”, señala.
Además, “en promedio, entre estos actos de ingesta poco saludables un tercio correspondió a panificados y galletitas ricos en azúcares y grasas (35%), una quinta parte a jugos y gaseosas (18%) y a pizza, empanadas y sánguches (10%), mientras que el restante 37% estuvo compuesto por otros diversos tipos de alimentos de pobre calidad nutricional”.
El “snakeo” (picar entre comidas) es otra conducta habital que suele aportar alimentos de poca calidad nutricional. Entre los 6 y los 18 años de edad se producen los mayores aportes de grasas saturadas y azúcares agregados a través del snackeo, según advierte otro trabajo de la misma entidad.